Ley del teatro + municipios

Teatro

Ciudades como Monterrey, Guadalajara, Xalapa, León, Morelia y algunas más son ejemplo de buena gobernanza en materia cultural.

Las ciudades siguen ignorando a ese México bárbaro que sigue ahí. (Especial)
Jaime Chabaud Magnus
Ciudad de México /

En los últimos meses se cocina una Ley del Teatro que nació en las oficinas del diputado Sergio Mayer y que afortunadamente se abrió para que se discuta más ampliamente. Me precio de haber leído las leyes del teatro de Argentina, Colombia y España, y en esta misma columna, hace varios meses, daba cuenta de ello. Y quizá en aquellas reflexiones obvié que, salvo la Argentina que es la única que funciona por haberle creado reglas de operación y haberse ligado a presupuesto (las otras dos son letra muerta, inoperante), algo que se escapaba era la necesidad de dictar ciertas líneas generales que normen, restrinjan o acoten a las provincias, municipios o corregimientos en la ejecución del presupuesto destinado a cultura. En el caso mexicano los municipios siempre han tenido el presupuesto para cultura como monedero personal del presidente municipal en turno (salvo honrosísimas excepciones).

Los grandes municipios de las ciudades capital, por tradición y formación de sus cuadros, suelen tener una concepción clara de la cultura y con suerte hasta le destinan un presupuesto coherente y emprenden políticas en la materia más o menos acertadas. Ciudades como Monterrey, Guadalajara, Xalapa, León, Morelia y algunas más son ejemplo de buena gobernanza en materia cultural y encabeza la institución de marras gente adecuada, interesada y capacitada para ello. Pero si salimos, a lo que despectivamente se conoce como “el rancho”, a los municipios con menos de cien mil habitantes, la tarea en cultura se complica o francamente es lamentable. Ahí el dinero año con año se tira a la basura…, o al bolsillo.

Un plan nacional de cultura no puede ignorar a los municipios. Las ciudades siguen ignorando a ese México bárbaro que sigue ahí. Los millones de conciudadanos de ese México rural invisible requieren y merecen de servicios culturales. Y aquí valdría la pena abolir los prejuicios que existen respecto a su capacidad de recepción de la obra artística. El disfrute de ópera o música de concierto por comunidades indígenas es conocido, por poner un ejemplo.

TRASPUNTE

INCENTIVAR

Una Ley Nacional de Teatro debiera buscar la protección de esta disciplina en el ámbito rural. El nulo apoyo por la inexistencia o corrupción de las muy delgadas políticas culturales municipales hace necesario que la ley norme e incentive su práctica.


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