“El amor nunca se acaba”: Elena Poniatowska

A 25 años de su publicación, se reedita “Paseo de la Reforma”, obra que, de acuerdo con su autora, no es una biografía, sino “simplemente un atisbo” a la personalidad de Elena Garro, “una mujer que suscitó muchas pasiones”.

“Es una historia que tiene bastante actualidad”, dice la escritora en entrevista. (Octavio Hoyos)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Elena Poniatowska Amor cuenta que no le interesa mucho acercarse a las redes sociales, sobre todo porque le cuesta trabajo leer en estos días, pero sigue convencida de su admiración por el presidente Andrés Manuel López Obrador: “Tengo un problema con la vista y ya no veo las redes sociales, mejor porque ahí ya entran muchos insultos.

“Amo a Andrés Manuel López Obrador, lo admiro y creo que cuando él dice primero los pobres es que de veras está intentando hacer un país en el que los pobres tengan las oportunidades que nunca han tenido. Nada más sí leí que él dijo que me quería, eso sí lo hice y claro que lo agradecí mucho”, comparte la escritora mexicana en entrevista con M2, a propósito de la aparición de la edición conmemorativa de Paseo de la Reforma, a 25 años de su publicación.

Se trata de una novela resucitada por la editorial que ahora la saca a la luz, Alfaguara, cuya vigencia está en la mirada de los lectores y de la crítica, aunque “es una historia que tiene bastante actualidad, porque finalmente es una historia de amor y el amor nunca se acaba”, asegura Elena Poniatowska Amor.

La novela está pensada en las figuras de Elena Garro y Archibaldo Burns, un joven que era muy rico, jugaba polo, pertenecía a una sociedad muy destacada, y que se enamoró perdidamente de Garro, sufrió mucho por ella, la siguió a París, “la siguió a donde ella fuera con su hija, La Chata, Helena, a quien no debemos olvidar.

“A mí me impresionó esa capacidad amorosa, esa pasión de Archibaldo por Elena Garro. No se trata de una biografía, simplemente es un atisbo. No sé sí ya se hizo una biografía de Elena Garro, pero sí sé que es una mujer que suscitó mucho interés y muchas pasiones. En México, cuando regresó de París con Octavio (Paz), todo el mundo la buscó. Recuerdo que el filósofo Jorge Portilla se enamoró perdidamente de ella. Ella tenía la capacidad de hacer que muchos se enamoraran de ella”.

FIGURA INABARCABLE

Paseo de la Reforma, que en esta edición conmemorativa cuenta con un prólogo de Gabriela Jáuregui, tiene como protagonistas a personajes de la vida real, pero no deja de ser ficción, de ahí que lleven los nombres de Ashby y Amaya; incluso hay algunos rasgos de Pita Amor y de otras personas dentro de la novela.

Sin embargo, el impacto de Elena Garro terminó por ser la guía de esta historia, que comenzó a escribirse a través del periodismo, de una crónica que empezó a tomar la forma de la novela, en gran parte porque la escritora sentía que unas cuantas páginas no alcanzaban a reflejar su significado en el ámbito literario y social de nuestro país, “un personaje fascinante que dio mucho de qué hablar.

“No solo fue la esposa de Octavio Paz, el gran poeta mexicano, por lo menos uno de los más grandes poetas de México, ella en sí era de una gran personalidad, de gran carácter. Elena decía que era una partícula revoltosa y dentro de la literatura mexicana sobresalió mucho, igual que Rosario Castellanos, aunque Rosario murió mucho antes del tiempo en que debió fallecer, se adelantó mucho a su muerte”.

El impacto que causaba Elena Garro iba más allá del mundo de los intelectuales, recordó Elena Poniatowska: contaba con la admiración de Javier Rojo Gómez y Norberto Aguirre Palancares, porque solía acompañar a campesinos de Morelos a la Secretaría de la Reforma Agraria, “donde ella era adalid de los campesinos y todos la miraban como una salvadora. Decían que las iba a ayudar a recuperar sus tierras o a obtener las que ellos necesitaban.

“Ella tenía magia y lo que escribía también reflejaba esa asombrosa capacidad de atraer a todo mundo: además de su talento, como que su misión era atraer a la gente. Lo que más le gustaba era provocar a Paz: cuando le decía que tendrían una cena en alguna embajada, ella agarraba una escoba y se ponía un paliacate en la cabeza. Creo que Elena nunca le ofreció a Paz un momento tranquilo”.

Por cierto, Archibaldo Burns alcanzó a leer la novela y le pidió que fuera más amplia, pero “a mí no me daba esa historia para más páginas”, reconoció Elena Poniatowska Amor.

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MÉXICO EN LA FICCIÓN Y EL PERIODISMO

Elena Poniatowska Amor llegó a México a los 10 años de edad y, así lo reconoce, empezó a gestarse un interés y una pasión que se mantiene hasta nuestros días, reflejada no solo en sus preocupaciones periodísticas, sino en su literatura. “Es mi pasión por México la que habla a través de las novelas. Es una piedra enorme, una roca, algo que es muy difícil quitarle un pedazo, desde que llegué a los 10 años. Mi mamá se apellida Amor, es mexicana, y a mi mamá siempre me la mochan”.

Ese sentimiento, asegura, también conforma su mirada periodística: “Me he dedicado a hacer entrevistas, a rescatar testimonios, a hablar de Demetrio Vallejo, de Jesusa Palancares… eso es lo que he intentado recuperar todo el tiempo”.


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