El escritor (Juan sin sueño, 2002), publicista y director de cine (Casi una gran estafa, 2017, y Amar no es querer, 2011) Guillermo Barba (Ciudad de México, 1951) se considera hogareño y pocas cosas disfruta tanto como pasar el tiempo con su esposa, sus hijos y sus nietos.
Sin embargo, destaca que no hay nada peor —pero tampoco nada mejor— que estar frente a una máquina de escribir: “Cuando las letras fluyen es como estar en tu lugar favorito, pero cuando no puedes avanzar de la primera línea se convierte en un lugar maldito”.
A pesar de su experiencia en diferentes disciplinas creativas, reconoce que para él es más fácil hablar mal que bien de sí mismo.
Es hijo de una venezolana y de un tapatío, y creció leyendo las historia y cuentos de Mark Twain y Julio Verne, lecturas que lo ayudaron desde muy joven a “comprender mejor el mundo y a los seres humanos”.
Apoya fervientemente la migración, pues “el hombre migrará mientras haya pobreza en un lado y riqueza en otro”.
Desde la FIL de Guadalajara, donde presenta La conspiradora, (Planeta, 2019), bromea sobre personalidad difícil y la forma en que selecciona a sus amigos: “Tienen que ser buenas personas”; no obstante, ese requerimiento lo deja de lado si saben cocinar, pues él es buen comensal y sabe aplaudir un buen platillo.
¿Qué es “La Conspiradora”?
Una novela histórica llena de conspiraciones y espionaje donde habló de una mujer que ha sido olvidada y maltratada por la historia oficial: María Ignacia Rodríguez de Velasco, mejor conocida como La Güera Rodríguez.
Trato de reivindicar la imagen que se creó. Se decía que tuvo muchos amantes, pero fue más que eso. La Güera Rodríguez en realidad es una mujer que estuvo presente en la Independencia como intrigante, como espía; era una mujer verdaderamente echada pa’lante. Quiero que en vez de ser señalada como una mujerzuela sea considerada como una gran mujer.
¿Busca inspirar a alguien con esta novela?
Definitivamente, que las mujeres, a través de este personaje, luchen contra esta ciudad patriarcal y totalmente machista.
¿De dónde nace el gusto por reivindicar el papel de las mujeres en sus textos?
Fui educado por mi madre, por eso mi gusto por los personajes femeninos fuertes y valientes; mi madre fue un ejemplo, tuvo la entereza de sacar adelante a cinco hijos cuando apenas tenía 26 años.
¿Cuál fue la primer novela que devoró?
Tom Sawyer (1878) fue la primera novela que me despertó la pasión por la lectura, tenía solo siete años cuando la descubrí y recuerdo que no podía dejar de leerla.
¿Cómo se convierte en escritor?
Fue un proceso muy extraño y muy largo; primero quise estudiar filosofía, pero me arrepentí porque pensé que me iba a morir de hambre, entonces estudié equivocadamente diseño industrial, pero también me arrepentí y a los dos años me salí y comencé a estudiar publicidad.
La escuela de publicidad me gustaba mucho, pero también la abandoné porque no me enseñaban gran cosa. A pesar de eso me contrataron como redactor publicitario y ahí pasé gran tiempo de mi vida; sin embargo, lo mío siempre fue escribir y por ello trataba de hacerlo en mis tiempos libres.
Hoy, después de abandonar también la publicidad y dedicarme a dirigir cine y a escribir novelas, le diría a mi yo del pasado: deja la publicidad, ponte a escribir y regresa a la filosofía.
¿Qué mensaje tiene para las nuevas generaciones?
Que hagan lo que quieran, que vean el estudio como un divertimento, que busquen otras formas de aprender más allá de memorizar, como nos enseñaron en la escuela; que busquen quién los enseñe a investigar y quién los enseñe a aprender.
¿Qué mundo quiere para sus hijos?
Uno con valores femeninos, es decir, que se deje de lado la confrontación, la contienda, la competencia y que se abra paso al diálogo, la mesura, la paciencia y el trabajo en equipo; un mundo donde la mujer sea ahora la encargada de dar equilibrio.
¿Qué libro trae Guillermo en su portafolio?
Es una biografía que se llama Voltaire enamorado, habla precisamente de un romance que tuvo el filósofo francés y la marquesa de Châtelet. Lo estoy leyendo por la gran historia que representa, pero también porque quiero convertir ese romance en novela. Lo estoy leyendo más como investigación que como lectura lúdica.