'El instinto': maternidad, expectativas y tabúes: Ashley Audrain

La novela explora “la idea de no querer ser madre, de sentirte atrapada y no querer a la persona que has decidido traer al mundo”, dice la autora.

Antes de que la obra se publicara, los derechos se vendieron a 23 países. (Alex Moskaly)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

El nombre de la escritora canadiense Ashley Audrain empezó a sonar antes de que apareciera su primera novela, The Push (El instinto, en español), porque sus derechos se vendieron a 23 países y en menos de dos semanas, lo que se ha visto como un récord para una autora debutante. Si se habla de los montos económicos con los que fue contratada, muchos se irían de espaldas.

Penguin Random House es el grupo que se ha encargado de convertir en libro una historia que los mismos editores definen como una “novela muy valiente, que atrapa, que se atreve a poner sobre la mesa un tema tabú en nuestra sociedad, que es la crianza y lo complicado que puede ser la crianza de los hijos, sobre todo porque en el momento en que una mujer siente que no cumple con esto aparece el tema de la culpa”.

Durante el lanzamiento virtual de la novela, la escritora canadiense reconoció que una de las preguntas que explora en el libro es la idea de lo innato frente a lo aprendido, “la idea de que nacemos como algo ineludible y aparte está lo que aprendemos, la forma en que nos tratan y las conductas.

“Quería explorar esas expectativas que se nos imponen como madres, la realidad frente a las expectativas que se tienen, eso sí que es un tabú. Parte del tabú es, precisamente, hasta qué punto podemos lamentar tener hijos o desear nunca haberlos tenido, y es muy difícil hablar de eso, esto es un tabú. Yo quería explorar esa idea, ese tema: encontrarse atrapada en la maternidad y lamentar haber decidido ser madre y tener hijos”, aseguró Audrain con el apoyo de una traductora.

El instinto (Alfaguara, 2021) es la historia de una madre y una hija: dos caras sobre la maternidad, la obsesión y las horribles consecuencias del amor incondicional, de ahí los cuestionamientos de la escritora en la novela en torno no solo a la maternidad, sino al legado que se deja en los hijos.

“Siempre creemos, esperamos y confiamos que el hijo que nosotros traemos al mundo sea una buena persona, pero no sabemos quiénes van a ser, ni sabemos lo que llevan en su interior. Hay una tendencia natural a pensar que los niños son incapaces de hacer algo malo, que no pueden tener maldad en su interior, que es algo que han aprendido de su entorno, pero en el fondo desconocemos todo eso. No lo sabemos”, a decir de la escritora canadiense.

Cuando escucha las noticias y se entera de algún asesinato, suele pensar en los padres de ese asesino, pero no para juzgarlos, sino por curiosidad, porque “a veces me pregunto si sabían esos padres quién era ese hijo en realidad”.

En la videoconferencia, Ashley Audrain recordó una pregunta que le han planteado en distintas ocasiones: si había hablado con madres que no querían tener hijos. Y ese es un tema del que difícilmente se habla en voz alta, resultaría complicado hallar a una madre que quiera admitir algo así, por ello se mantiene como un tabú para nuestras sociedades.

“Decidí explorar en términos generales la idea de no querer ser madre, de sentirte atrapada en la maternidad y no querer a la persona que has decidido traer al mundo; ese es un espacio que yo quería explorar, pero a medida que fui escribiendo tuve que adentrarme en esos lugares inefables, a entrar en pensamientos muy honestos y reales sobre los que es más difícil que alguien hable desde un punto de vista personal. Hay muchas cosas que se consideran tabú en la maternidad”.

Desde esa perspectiva, la escritora se dijo convencida de que, como mujeres, se ha llegado muy lejos en muchos aspectos, pero la maternidad es un asunto que no se abandona, sobre todo cuando se toma la decisión de tener hijos: “No podemos deshacernos de las expectativas ligadas a la maternidad, una tiene que ser una buena madre, sí o sí, esa es una carga y yo quería explorar todo eso”.

Y ADEMÁS

ENTREGA A LA ESCRITURA

El instinto empezó a escribirse desde que Ashley Audrain se enteró que iba a ser madre: decidió abandonar el trabajo y entregarse a la escritura, como algo que podía hacerse desde casa. A las dos semanas de nacido, su hijo tuvo problemas de salud y tuvo que pasar muchas noches en un hospital. Frente a la realidad se preguntó sobre las expectativas de una madre.


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