Peter Handke es un autor que no ha dejado de ser rebelde en cualquier género en el que escriba, sobre todo porque su obra se refiere a temas universales “que no son fechables propiamente dicho, no tienen caducidad”, en palabras del escritor y ensayista Héctor Orestes Aguilar.
“Temas como la desolación por el duelo hacia la pérdida de una madre, en el caso de Handke; el sentimiento de la orfandad, desolación en quienes como él están viviendo la realidad de un país en reconstrucción, el desconcierto frente a los rudos y muy veloces cambios de época; el sentido épico de la juventud, experiencias humanas que son universales y no son fechables, no tienen digamos una caducidad para las lectoras y los lectores de, por ejemplo, Carta breve para un largo adiós”, explica el autor del libro El asesino de la palabra vacía: recorridos y lecturas desde la otra Europa.
Su vigencia se da también por el hecho de que es una forma de hacer autoficción que se desprende mucho de otros modelos contemporáneos, del espíritu de una época en contra de la hipocresía moral y “de la hipocresía histórica de la República de Austria que se declara primera víctima del nazismo”.
“Hay en la literatura de Handke una especie de resistencia ética por una parte, pero también estética frente a la enorme mentira que significó lavarse las manos, deshacerse de la carga del pasado Nacional Socialista y declararse por el contrario un país invadido por el tercer Reich”.
Una mirada contemporánea
La vigencia de la obra de Peter Handke tiene un sentido más amplio que simplemente literario, asegura Valeria Compi, directora editorial de Alianza, porque de distintas maneras se lee como la presencia de la literatura en nuestra vida y de la vida en la literatura: la literatura entendida en sentido amplio porque
Handke ha practicado con la misma atención y con el mismo rigor la narrativa, la poesía, el teatro, las notas, el ensayo
, “es una literatura que lo engloba todo en un sentido amplio y engloba el mundo que lo rodea”.
“En ese sentido pese a la normal evolución que ha tenido como escritor puesto que Handke empezó siendo un enfant terrible de la literatura alemana, esa rebeldía no ha envejecido, esa rebeldía es su forma de mirar el mundo que lo rodea y su forma de reflejarlo en su literatura.
"Más de 20 títulos del Premio Nobel de Literatura 2019 se encuentran publicados en Alianza Editorial, la gran mayoría de ellos definidos por el hecho de no tener fronteras estilísticas entre lo que es narración, ensayo u otros géneros literarios: es su voz literaria que, en muchas obras, puede ser una voz que parece volcada sobre sí misma, sobre el individuo ensimismado, que se observa y observa lo que siente.
"Creo que sus libros, todas sus obras, no tienen necesariamente una entrada fácil para el lector, pero siempre tienen una recompensa muy grande para el que se adentra en ellos. Sus palabras a veces son palabras cotidianas, la cadencia de sus frases es casi la cadencia del que habla consigo mismo y, de pronto, nos damos cuenta que ahí está el reflejo del mundo, el reflejo de las guerras, de las heridas, de la historia.
“También del mundo actual con las relaciones personales despersonalizadas, con el sufrimiento de las que se sienten desahuciadas, de los que sufren , de los que están aislados, y es curioso como de una escritura en apariencia fría o aparentemente distante como puede ser la de Handke, está contenida toda esa emoción y toda esa dimensión del mundo en que vivimos”, enfatiza la editora Valeria Compi.
Desde su perspectiva es especialmente importante, en el momento en que vivimos, con la recompensa de lo fácil, lo inmediato, lo directo, el reconocimiento a una obra como la de Handke y la permanencia de su voz en el tiempo, porque en el fondo es también un reconocimiento a editoriales que siguen con un autor, aunque los lectores no sean multitudes, “porque realmente han sido un vehículo de transmisión de un pensamiento y de una presencia que nos hace más humanos al leer”.
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