Plasman visión de Pacheco acerca de la condición humana

El libro es un mapa para un primer lector y para alguien que quiera releerlo o descubrir aristas de una obra vasta.

Laura Emilia, su hija, decidió desarrollar un trabajo que habría servido como un regalo al autor. (Octavio Hoyos)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

El próximo 26 de enero se va a conmemorar el sexto aniversario de la partida de José Emilio Pacheco, y en junio del año pasado, habría cumplido 80 años de vida, que “no llegó a cumplir, pero él tenía muchas ganas de festejarlo”, recuerda su hija, Laura Emilia, quien decidió desarrollar un trabajo que habría servido como un regalo al poeta: preparar El infinito naufragio. Antología general José Emilio Pacheco (Océano, 2019).

“En un principio, como sucede siempre que me ofrecen algo relacionado con él, mi reacción fue negativa, no quería hacer nada. Pero después pensé: este volumen salió como una especie de celebración por sus 80 años, que no llegó a cumplir, y pensé que debía enfrentar la situación. Me propuse hacer el esbozo de un mapa que pudiera servir lo mismo para un primer lector, que para alguien que quisiera releerlo o descubrir aristas de una obra que es muy vasta”.

Una de las características de la obra de José Emilio en todos los rubros, ya sea poesía, narrativa o periodismo, es que escribe en una prosa muy nítida, muy clara, que parece dar la impresión de que se trata de una obra muy sencilla, asegura Laura Emilia, en el sentido de que la puedes leer y es directa, pero tiene la enorme cualidad de que puedes ahondar hasta donde tú quieras.

“Lo que más me importaba es que se quedaran las cosas que a él más le interesaban: el paso del tiempo, la importancia de las palabras, un sentido de honor del que ya no encuentro mucho eco y, sobre todo, su visión de la condición humana, que hace que su obra siga vigente, porque la condición humana no ha cambiado y no creo que vaya a cambiar”.

Laura Emilia Pacheco se encargó de hacer la selección y las notas que acompañan al volumen, bajo la certeza de que siempre hay alguien que llega por primera vez a un texto, a un autor o a un libro, y con eso en mente se dio a la tarea de armar la antología, en la que se reúnen los tres principales géneros que cultivó: la poesía, la narrativa y el “inventario”, esa combinación de crónica, crítica, ensayo y periodismo.

VIGENCIA DE UNA MIRADA

Al fallecimiento de José Emilio Pacheco, tanto Laura Emilia como Cristina Pacheco, quien detenta los derechos sobre la obra del escritor, se dieron a la tarea de acomodar el archivo del autor de El principio del placer, una labor que no se acaba, y en la que descubrieron algunos textos, pero no se van a publicar por una razón muy sencilla:

“Sí nos hemos encontrado escritos inéditos, mentiría si dijera que no, pero él dejó expresamente dicho que prohibía publicar cualquier cosa que él no hubiera autorizado y nosotros no vamos a faltar a su petición, precisamente porque era un poeta, un escritor, preocupado por la calidad de su prosa, por la nitidez de su escritura… No se va a publicar nada que él no haya autorizado y no lo autorizó”.

Eso mismo dificultó cierta parte de la selección de los textos, sobre todo en la poesía, donde se nota más que José Emilio rescribía y rescribía; a la hora de hacer una selección de poemas tomó una decisión: en lugar de elegir entre diferentes versiones, lo que habría sido laberíntico, para facilidad del lector reunió las primeras versiones de los poemas “y si alguien tiene curiosidad o quiere leer otra versión está en su derecho, pero aquí está en su versión original”.

En El infinito naufragio. Antología general José Emilio Pacheco, Laura Emilia enfrentó la vigencia, en algunos momentos dolorosa, de la mirada de José Emilio Pacheco, aun cuando los textos se hubieran escrito para otro momento.

“Uno de los inventarios es sobre la matanza de Columbine. La semana pasada se dio una cosa espantosa en Torreón y es lo mismo, el asesinato como espectáculo. Estamos inmersos en tal salvajismo, en tal grado de violencia y de crueldad, que nos hemos vuelto completamente indiferentes y eso ya preocupaba a mi papá desde hace muchos años”.

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EL TEATRO Y EL POETA: HISTORIA DE UN FRACASO

José Emilio Pacheco sentía una gran avidez por todo el conocimiento: le interesaba no solo la escritura, sino también la música, la fotografía y el teatro, pero en la dramaturgia no tuvo mucha suerte, recuerda su hija: “aunque era muy pequeña, recuerdo que solía reírse de la historia: hizo la adaptación de El cerco de Numancia, de Cervantes, y creo que fueron dos personas al teatro, nunca le fue bien en el teatro y a él le gustaba mucho por los diálogos: quizás su fracaso más grande fue la dramaturgia”.