Este año, por razones presupuestales, no se llevará a cabo la Feria del Libro Teatral que el Inbal organizaba desde hace más de una década. Dicha fiesta del libro y la escena nació inspirada en otra del mismo nombre que realizaba el Teatro Nacional Cervantes, en Buenos Aires, y el Salón del Libro Teatral de Madrid desde hace algunos años cobijada en el Teatro Valle-Inclán por el Centro Dramático Nacional en el emblemático barrio de Lavapiés. Confiamos en que en nuestro país se retome pronto.
El sentido de un encuentro de editoriales y librerías no solo es crear los puentes para que los libros especializados en artes escénicas encuentren a sus lectores. También toma el pulso al teatro mismo de un país, a la salud de la cultura, a la biodiversidad (valga el término) de iniciativas civiles y estatales en la materia, a la reunión misma que celebra que el teatro alcance la forma de libro que es una de las más altas evidencias de los progresos del pensamiento y creatividad humana.
Y el Salón del Libro Teatral de Madrid, organizada por la Asociación de Autoras y Autores Teatrales (AAT), dirigida por el espléndido dramaturgo Ignacio del Moral, ha llegado a su edición XX. El Salón es una caja de sorpresas con entrega de premios, homenajes, presentaciones de libros, mesas redondas, concursos de dramaturgia exprés, conferencias, lecturas dramatizadas y un encuentro de traductores-autores que potencia la proyección internacional del teatro español.
Este año bajó la presencia de libros de América Latina al mínimo, pero en compensación se presentaron ocho libros que ha llevado tres lustros construir al inmenso investigador-teatrólogo José Luis García Barrientos (y un gran equipo), dando cuenta de la actualidad de las dramaturgias colombiana, chilena, argentina, venezolana, cubana, costarricense, española y mexicana. El interés del doctor Barrientos por nuestros países comenzó justamente en México en el año 2003 y se ha convertido en una devoción que no podremos pagarle.
TRASPUNTE
ÍNFIMA PRESENCIA
España ignora a Latinoamérica teatralmente. Las ediciones de teatro “sudaca” son ínfimas respecto a las que en América se hacen de españoles. Esfuerzos hay, personalísimos, como los de Guillermo Heras, José y Ángela Monleón, Carlos Gil o Pepe Bable, por ejemplo.