Xavier Velasco se asume perpetuo aprendiz

Literatura

“Nunca he sabido llevar los modos de ese mundillo literario, la conversación de cortesía no se me da”, dice el autor en entrevista.

El colaborador de MILENIO presentó su novela más reciente, "El último en morir". (Jorge González)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Hace poco más de dos años, Xavier Velasco estaba un tanto atorado en su proceso de escritura, hasta que tomó la decisión de escribir cuando menos un par de páginas al día. Así le vino la idea de relatar los sinsabores de la escritura y, al mismo tiempo, sus placeres, aunque poco a poco se introdujo la historia de su vida, una mirada sobre “cómo un hijo de vecino se mete en este lío de hacerse novelista”.

“La escritura es una actividad llena de misterios, que tiene que ver con las zonas más profundas de la persona: de dónde sacaste eso que escribiste, pues yo qué voy a saber de dónde lo saqué. No me siento maestro, me siento aprendiz. Escribo este libro como la memoria, la huella, de un perpetuo aprendiz, de alguien al que le interesa ir avanzando en lo oscuro”.

Así, escribió una historia autobiográfica en la que cuenta lo que es pertinente al sueño enloquecido de hacerse escritor, de enfrentarse a los demonios de la escritura, como se refleja en El último en morir  (Alfaguara, 2020).

“Cuando uno decide dedicarse a la escritura, pero no tiene ni una sola herramienta, ni una sola conexión, una palanca, alguien que te pueda apoyar… no tienes nada. A nadie le importa lo que puedas llegar a hacer y eres ese mocoso perdido a la mitad del desierto que no sabe por dónde empezar, que solo tiene la intensidad de la testosterona que le queda de la pubertad, que todavía es una buena cantidad”.

Con esa perspectiva se sitúa en el mundo de la literatura mexicana: un casi adolescente, completamente perdido, fascinado por un mundo al que no puede entender y que no le importa, que quiere escribir, “pero lo que escribe es pura basura y tampoco le interesa.

“Nunca he sabido llevar los modos de ese mundillo literario. A lo mejor soy muy punk, pero la conversación de cortesía no se me da. De pronto hubo gente que me fue saludando, a todo mundo saludo… sin embargo, no me considero parte de ningún mundillo. El mundillo literario me importa un pepino: el que para mí existe es el de mi mujer, mis perros, la gente que quiero. Ese es el único universo que tomo en cuenta”, comparte Xavier Velasco a MILENIO.

EL DOLOR DE LA ESCRITURA

El último en morir es como una historia de amor, pero no entre dos seres humanos, sino con la escritura, siendo una parte fundamental de sus historias las cicatrices que ha logrado a lo largo de los años: Xavier Velasco dice que necesita vivir la vida al límite, saltar al vacío sin la ayuda de un doble.

“De alguna manera, entre más te duele una historia, más termina fluyendo: los sentimientos, si logras experimentarlos hasta el final, lo que sucede cuando recreas esa situación, termina por producirte un dolor muy fuerte, aunque es como cuando tu mamá te ponía alcohol y gritabas ‘¡me duele!’, pues te duele porque te estás curando.

“Hay ciertos tipos de dolor que te llevan al placer: cuando murió mi madre aprendí que ciertas lágrimas son consuelo y placer, aun cuando no lo parezca. Es parecido a lo que sucede con la escritura: te está doliendo, pero al momento se cauteriza y te hace sentir mejor”.

Este proceso, exploración, experiencia… nutre la más reciente novela del colaborador de MILENIO. Le permitió valorar su presencia en el ámbito literario, “el tamaño que uno tiene y es microscópico”, por lo cual sigue convencido de que, profesionalmente, la escritura ha sido muy difícil, “como el demonio: mientras esto era un juego, resultaba maravilloso.

“Dice Fernando Savater un poco en broma, pero yo lo he tomado muy en serio: Luzbel es el santo patrono de los creadores, porque es el ángel que cayó del cielo por no querer servirle a Dios, por soberbio y por querer contar su propia historia y no querer cantar la gloria de Dios; entonces, yo sí siento que los demonios son viejos amigos de los narradores. No es que no sean amigos inconvenientes, uno debe aprender a tratarlos, no puede hacer todo lo que dice, pero de esa pelea nace lo que uno escribe”.

CLAVES

PREMIO ALFAGUARA

Velasco obtuvo en 2003 el Premio Internacional Alfaguara de Novela, por Diablo Guardián.

PRESENTACIÓN

El último en morir se presentó en la FIL Guadalajara, durante una conversación con Enrique Serna.

AUTOBIOGRÁFICO

Hay elementos autobiográficos en algunas de sus novelas, como Este que vesPuedo explicarlo todo o en La edad de la punzada.

Y ADEMÁS

REGRESO A LAS RAÍCES

Luego de andar en otros sellos editoriales, el autor volvió a la que le dio la fama internacional, Alfaguara, lo que representa un logro especial: “Conocí otras opciones y me costó trabajo regresar”.