Los muros, para hacer murales

Presentan la exposición "Pinta la Revolución: arte moderno mexicano, 1910-1950" en el Palacio de Bellas Artes.

La magna exposición, precisó, reúne más de 200 obras de 40 colecciones nacionales y 31 colecciones internacionales.
México /

Una muestra de las relaciones biculturales entre México y Estados Unidos es la exposición Pinta la Revolución: arte moderno mexicano, 1910-1950, inaugurada ayer jueves en el Palacio de Bellas Artes, luego de su exitosa exhibición en el Philadelphia Museum of Art.

Este esfuerzo bicultural se debe replicar a decir de Renato González, director del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, quien como uno de los cuatro curadores de esta muestra, alzó la voz : “Como ahora se habla mucho de muros, quisiera decir aquí qué pensamos en los museos y los historiadores del arte acerca de los muros: los muros sirvieron para pintar murales, los muros sirven para colgar los cuadros, para eso sirven los muros”.

Reiteró que esta colaboración artística y de amistad debe ser un método de trabajo para proyectos futuros entre ambas naciones, siempre y cuando se trabaje como ocurrió en este caso, con respecto, consideración y curiosidad por el otro.

En la presentación de la exhibición Pinta la Revolución: arte moderno mexicano, 1910-1950, la cual es un nuevo intento por mostrar una parte de la historia del arte mexicano, Timothy Rub, director del Philadelphia Museum of Art, destacó que dicha muestra, que reúne más de 200 obras, registró un gran éxito en 2016 en Estados Unidos.

“Tuvo muchos visitantes, y en diciembre de 1916 fue considerada por The New York Times como una de las mejores exposiciones del año. Espero que en la Ciudad de México sea recibida con tanto entusiasmo como en Filadelfia, ya que abre una perspectiva de una nueva época en la historia del arte moderno”. Por su parte, la doctora Lidia Camacho, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), enfatizó que esta magna exposición es un ejemplo de la relación artística que se ha tenido con el Museo de Filadelfia desde los años 30, cuando ese recinto se dio a la tarea de coleccionar el arte mexicano e hizo una itinerancia con las obras más representativas de ese momento por varias ciudades de Estados Unidos y Canadá.

“Hoy, puesta la mirada a varias décadas de distancia, se realizó una reinterpretación de ese suceso, por parte de los museos de Filadelfia y del Palacio de Bellas Artes y esa propuesta se presenta en cinco núcleos temáticos: Modernismo y mexicanidad; Pinta la Revolución; En la Ciudad, Pinta los Estados Unidos, y Alegorías oscuras”.

La directora del INBA subrayó que la exposición, en un esfuerzo de colaboración institucional, está acompañada por 23 películas mexicanas de la Cineteca Nacional, así como también por 40 audios procedentes de la Fonoteca Nacional, algunos de ellos inéditos que tienen que ver con el contexto artístico, como la versión completa de la obra Los caballos de vapor, dirigida por el maestro Silvestre Revueltas.

Miguel Fernández, director del Museo del Palacio de Bellas Artes, indicó que el objetivo propuesto fue realizar un trabajo conjunto entre los equipos curatoriales de ambos países.

La magna exposición, precisó, reúne más de 200 obras de 40 colecciones nacionales y 31 colecciones internacionales, algunas de las cuales nunca habían viajado a México.

OBRAS ICÓNICAS DE LOS GRANDES MAESTROS MEXICANOS

La muestra Pinta la Revolución: arte moderno mexicano, 1910-1950, es un regalo para la mirada, debido a que presenta obras que primera vez se exhiben en México, como el cuadro que David Alfaro Siqueiros hizo en Nueva York en un taller experimental, Volúmenes y texturas en 1936, óleo y piroxilina sobre madera, donde alude al tono apocalíptico y de destrucción.

Dentro de los cuadros destaca el Autorretrato en la frontera entre México y Estados Unidos, de Frida Kahlo, que de acuerdo con el también curador de la exhibición, Mark Castro, es una de las obras icónicas, que pintó la artista durante su estancia en lo que llamaba “Gringolandia”. En la obra se observa a Frida con un vestido color rosa, y de un lado la idea que tenía de Estados Unidos como una sociedad moderna con tecnología y, del otro lado, una vista de la vida mexicana con una pirámide y elementos precolombinos. Un país con tradición, historia y cultura.

En opinión del historiador del arte, Renato González Mello, esta obra “reflexiona sobre la realidad estadunidense y participa oportunamente en el debate con nuestro país vecino”.

  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.

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