En la soledad del confinamiento, el escritor español Manuel Vilas intenta aprovechar el tiempo para escribir y leer, pero las circunstancias no son las mismas: “Todos estamos muy preocupados, nadie sabe qué es lo que está pasando ni cómo va a ser el día siguiente.
“Hay mucha preocupación, mucha angustia y resulta difícil tener una idea positiva de la vida en medio de esta catástrofe. Esto va a cambiar mucho, es una guerra diferente a como las habíamos conocido. Ahora estamos en otro momento, va a requerir que los gobiernos colaboren. Esto solo se puede solucionar con la cooperación internacional”.
Vilas es uno de los escritores que participan en la campaña de Grupo Planeta #KeepReadingEnCasa, con la lectura de su más reciente novela, Alegría, que pudiera ser visto como una secuela de Ordesa, considerado el mejor libro publicado en 2018.
“Este es un momento histórico, universal: no es un país en concreto, es una catástrofe global. Todos los escritores, los artistas en general y en todos los ámbitos profesionales, están transformando nuestra manera de ver al mundo.
“Ojalá sirva para que la gente, cuando esto termine, aprecie las cosas sencillas de la vida, como salir a dar un paseo, sentarse en una mesa a comer con un amigo, disfrutar de una librería, de ir al teatro o al cine. Cosas que antes nos parecían pequeñas, ahora van a ser grandes”, afirma el escritor en entrevista con M2.
Miedo al fracaso
Con Alegría, Manuel Vilas fue finalista del Premio Planeta 2019: una especie de autoficción en donde un hombre trata de alumbrar su futuro con una palabra que, si bien hay quienes la consideran un sinónimo de felicidad, en la realidad tienen diferencias marcadas.
“La novela dice que la alegría es superior a la felicidad y eso tiene que ver con un descubrimiento. Un buen día tuve una especie de revelación: me di cuenta que la alegría es un sentimiento más humilde, más primitivo, más ancestral, y que la felicidad es un sentimiento más convencional, un sentimiento cultural y tiene que ver con esta época: cada época construye su idea de la felicidad; en cambio, la alegría es algo más teológico, tiene que ver con el mero hecho de estar vivo”.
Poeta y narrador, Vilas es considerado uno de los autores españoles más importantes en la actualidad, con títulos como El hundimiento, Los inmortales o el volumen de relatos Setecientos millones de rinocerontes.
Cuando se planteó escribir Alegría, aunque lo pensó como una segunda parte, al mismo tiempo se esforzó porque fuera un libro autónomo de Ordesa, completamente independiente, más allá de que estén presentes temas que ya habían aparecido, como lo es la exploración de la familia y la búsqueda de la alegría dentro de las relaciones familiares.
“La alegría tiene que ver con algo tan sencillo como el amor con el que alguien te quiere y la felicidad es el éxito económico o el social, lo que se conoce como triunfar en la vida. Esa idea de que en la vida hay que triunfar hace muy desdichada a la gente, porque si no consigues mucha plata, mucho éxito social, corres el riesgo de sentirte un fracasado”.
Manuel Vilas es un convencido de que la alegría es despertarse por las mañanas y ver la luz del sol y sentir ganas de vivir, aunque se sea pobre y uno tenga necesidad.
“Por eso, yo quería recordar que la alegría es más importante que la felicidad y que la alegría es un sentimiento muy íntimo, no depende de que los demás te consideren una persona de éxito”, resalta el escritor.
Entre la tristeza y la depresión
En Alegría hay un acercamiento a la vida de un escritor —puede ser él o cualquiera—, si bien la tristeza que acompaña al protagonista podría ser la misma nostalgia con la que algunos definen la obra de Manuel Vilas. Ello, quizá, porque en la novela hay un personaje que simboliza la tristeza y, por extensión, la depresión. “El diagnóstico clínico de la tristeza es una enfermedad contemporánea en donde las personas caen en un abismo de tristeza”, dice el autor.
“Intento decirle al lector que hay que luchar contra la depresión y para eso hay que esforzarse: ‘Tienes que buscar la alegría, no es un regalo que te cae del cielo’. Hay que poner de nuestra parte”.