Marcel Duchamp fue uno de los artistas más radicales e influyentes que hubo en el siglo XX. Fue quien condenó a la pintura a la muerte y quien rompió la distancia entre las obras de arte y cualquier otro objeto.
Conoce un poco más sobre su vida y la importancia de sus propuestas para la Historia del Arte. Además, podrás conocer algunas de sus obras que estarán expuestas en el Museo Jumex hasta el 29 de septiembre.
Su juventud rebelde
Nació un 28 de julio de 1887 en Franca llamado Blainville-Crevon. Desde muy joven se empezó a experimentar con las técnicas y estilos, pues en su familia había una larga tradición artística.
A los 14 años, hacía dibujos en acuarela de Suzanne, su hermana menor, con una influencia del impresionismo. Intentó estudiar en una academia pero prefirió vagar en los cafés de barrio y dibujar. Durante la primera década de 1900 tenía un estilo flauvista.
Con la llegada del arte moderno, que se alejaba cada vez más de lo figurativo, Duchamp se adentró en el cubismo, una corriente que buscaba "descomponer" formas desde diferentes ángulos. Este salto tan cómodo de un estilo muestra el interés del artista por siempre estar en constante evolución.
Su evolución inclasificable
Con el paso del tiempo, sus trabajos se alejaban cada vez más de cualquier corriente. Hacía pinturas que no eran ni cubistas, ni abstractas, ni futuristas, lo que generaba rechazo en las galerías donde exponía.
En aquellos años, se consideraba que la obra de arte era percibida por la retina y por se producía pensando en la luz y los colores. Duchamp rechazaba cada vez más esta idea y quería hacer un abre que fuera percibida y pensada por la mente.
En 1913 hizo las primeras piezas de lo que sería denominado el ready-made: objetos cotidianos que eran extraídos de su entorno para ser exhibidas como obras de arte.
Antes de poder explorar más su filosofía del arte, empezó la Primera Guerra Mundial y viajó a Nueva York.
Su madurez artística
Ahí creó, en 1917, una de sus piezas más famosas: Urinario. Si se valoraba tanto el prestigio que tenía un artista y el trabajo que hacía con sus manos, entonces bastaría con poner su nombre en cualquier objeto para volverlo un acto de su creación. La pieza se trataba de una crítica irónica al absurdo de canonizar la práctica artística.
En 1919 volvió a París y creó, influenciado por el movimiento dadaísta, otro de sus ready-made más populares: pintó un bigote sobre una fotografía de la Mona Lisa como un rechazo al arte del pesado y a la historia que generó el horror que fue la guerra. La obra se tituló L.H.O.O.Q, un homófono de una una frase en francés que significa "Ella tiene el culo caliente".
También trabajó, entre 1915 y 1923, lo que sería su obra maestra: La novia puesta al desnudo por sus solteros, incluso o El vidrio largo.
Su desinterés
Con el paso de los años le empezó a desinteresar la actividad artística, si a caso le llamó la atención la invención del cine para realizar algunas obras.
También mantuvo una cercanía con el movimiento surrealista, sin llegar a pertenecer nunca a él. Durante la Segunda Guerra Mundial, regresó a Nueva York con sus compañeros exiliados. Ahí exhibió The Large Glass en el MoMa de Nueva York, lo que lo ayudó a revivir su carrera.
Posteriormente, decidió vivir de manera más tranquila y se dedicaba sólo a jugar ajedrez. Durante la década de 1960, las nuevas generaciones de artistas redescubrieron su trabajo y le rindieron tributos y retrospectivas tanto en América como en Europa. Falleció el 2 de octubre de 1968 en Neuilly-sur-Seine, a los 81 años.
Su legado
Marcel Duchamp fue un artista más admirado dentro de los pequeños grupos de artistas. Se le empezó reconocer con el paso de las décadas como un parteaguas para la Historia del Arte del siglo XX.
Por su ideas de que el arte debería ser más una expresiónd e la mente, se le considera un precursor del arte conceptual.
También se le reconoce por sus críticas, mediante el humor, a la idea de institución del arte y a fetichizar las obras de arte. Durante su vida, trabajó en temas sobre erotismo, el deseo y la belleza.
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