Maribel Salazar: “Mi Madama Butterfly es como Puccini quería escucharla”

La soprano se presentará en el Palacio de Bellas Artes a partir del 25 de junio en cuatro funciones de este clásico de la ópera, que interpreta luego de 12 años de hacerlo por primera vez.

Maribel Salazar | Lourdes Peralta
Ciudad de México /

Pasaron 12 años, casi la edad que tenía Cio-Cio san cuando la vendieron al marino Benjamin Franklin Pinkerton, para que la soprano Maribel Salazar volviera a protagonizar Madama Butterfly en el Palacio de Bellas Artes, que la década pasada proyectó su carrera.

Otra vez bajo la dirección escénica de Juliana Faesler, la soprano encabeza un elenco mexicano para el montaje de esta ópera de Giacomo Puccini de la geisha de 15 años que casan con un extranjero y renuncia por ese amor a su familia, religión y costumbres.

¿Cómo aborda hoy este rol?

He crecido y madurado como cantante y persona desde mi debut en Madama Butterfly hace 12 años. Finalmente eso te da la vida, como le ocurrió a Cio-Cio san, que cada día enfrentaba situaciones complicadas. También la vida de Maribel todos estos días se ha ido fortaleciendo, madurando, enfrentándose con la realidad, pero también disfrutando.

¿Qué percibe de la Madama Butterfly que hizo en 2011?

Siento toda esa esperanza de Cio-Cio san en el primer acto. Definitivamente, hay algo que me encantó de aquella interpretación. Veo a una cantante con una capacidad de poder reflejar aspectos de Cio-Cio san como es la inocencia, puedo sentir esa inocencia. Me veo fascinada. En el dúo de amor con Pinkerton sí la veo enamorada. En la primera parte, entra con muchas ilusiones cuando está con sus amigas y familia, y me veo ahí con un sueño de ser amada, aceptada, con el sueño americano porque para una chica de su edad es algo increíble, en aquel Nagasaki, y porque después está pensando en el futuro de su hijo. El video de esa interpretación me llena de alegría, de agradecimiento con Dios. Mi interpretación fue muy apegada a la partitura de Puccini, es lo que él quería escuchar en una cantante: la inocencia del primer acto; una niña llena de ilusiones en el segundo acto, y una mujer completa en el tercero. Verme reflejada hace 12 años ahí me emociona, incluso debo confesar que me saca las lágrimas.

Empezó su carrera muy niña.

Empecé en la XEW , tendría ocho años. Me vi reflejada en Madama Butterfly porque estaba llena de ilusiones, no me importaba levantarme a las 5 de la mañana para ir a un programa de radio o televisión, viajar a pueblitos. Tuve que picar piedra. Cantaba con mariachis y me enfrentaba a la realidad, con circunstancias a veces buenas y otras malas. Recorrí un camino con María de Lourdes, con la India María, hasta llegar al Palacio de Bellas Artes a protagonizar Butterfly y comprender a un personaje de esa magnitud.

Cio-Cio san también es una niña al inicio de la historia.

Sí, estaba consciente de que Cio-Cio san era una niña, porque también fui una niña llena de ilusiones, pero la vida de una niña no es del todo fácil. Y Faesler, que otra vez está con nosotros, me hacía tener esa conciencia: “Maribel, Cio-Cio san es una niña, no hay que perder eso de vista”, decía. Imagínese que hay un momento en que Cio-Cio san insta al cónsul Sharpless, de forma muy femenina e inocente, a que adivine cuántos años tiene y él responde: “¿Diez años?” Imagínese cómo sería su aspecto. Imagínese la conciencia que debo tener de que es una niña.

¿Qué nos dice esta obra en un país con abuso infantil, matrimonios entre adultos y niñas que se definen como usos y costumbres?

Que seamos conscientes, revisemos nuestro interior, nuestros valores y familias. Cuidemos y respetemos a nuestros seres más frágiles, no solo los niños, también los adultos mayores, los animales. Ojalá que ver en México una ópera como Madama Butterfly despierte conciencias, espíritus, corazones, de que el abuso infanil nos destruye, es tremendo. Ojalá toque fibras profundas en quienes vean la ópera para estar más conscientes de la relevancia de atender este problema del abuso a menores.

Puccini es clave en su carrera. ¿Por qué interpreta solo a sus personajes trágicos?

Sí, definitivamente (risas). Una vez me dijo mi mami: “Oye, ¿pero te vas a volver a matar?” Porque todos los personajes que he interpretado de Puccini mueren, como Mimì o Liú. Pero, sí, definitivamente Butterfly es el más trágico, el más complejo, el más completo, el más difícil en todo porque es una mezcla de todo. Es un título tan especial en el repertorio mundial. Era tan amado por Puccini, que dicen que era su favorito, su joya, por eso cinco veces revisó la partitura cinco veces.

No cualquier soprano canta las emociones Cio-Cio san.

Definitivamente. “Un bel di vedremo” es el amor de una mujer hacia un hombre, la pasión. También todos hemos pasado por la emoción de tener una ilusión, una esperanza quizás por un novio o novia. En el caso de la mujer, pienso en esas mujeres cuyos esposos se van del país a trabajar y la mujer está esperando esa llamada, esa noticia. Y el día que va a llegar el amado, hay dudas. En esta aria Cio-Cio san tiene dudas, pero nunca pierde la fe, como todos los demás que la perdieron, aun Susuki la pierde. Pero, Cio-cio san no la pierde, solo hasta el último acto cuando ella dice que basta.

Al ser una geisha a los 15 años, ella parece ver a Pinkerton como una esperanza de dejar su vida anterior, que aborrece.

Creo que fue la primera vez para Cio-Cio san, porque era virgen. Aun dentro de la cultura japonesa, debió de ser su primera vez porque se enamora de tal forma como cuando nos enamoramos todos por primera vez. Y su tragedia fue haberse enamorado de Pinkerton y para él era un juego, al cónsul le dice que parece una muñeca, algo exótico en la vida de un personaje superficial. Era su todo Pinkerton.

En el acto II Cio-Cio san responde al cónsul qué haría si Pinkerton no regresa.

No era una geisha de gran experiencia. Era entre maiko, que es la aprendiz de geisha, y geisha. Era muy niña, aspiraba a ser una gran geisha; por su forma de sentir, pensar y expresarse no era geisha de gran experiencia que ya conoce a los hombres y domina las artes. Era una niña inocente todavía. No solo porque lo crea yo, sino porque está en la música, en la partitura. Cómo se expresa ante Pinkerton o ante su familia, o al haber ido a la misión donde se pregunta quién es ese dios de Occidente. Ese tipo de sensibilidades son todavía de un ser muy joven, nada tonta, más bien era una muchacha de un espíritu bueno, inocente, puro. Hay mucha inocencia en Butterfly que Puccini pone en la música.

¿Qué siente cuando canta “Che tua madre dovrà prenderti...”?

No soy madre, no tengo hijos, pero cualquier mujer tiene ese instinto intelectual, físico y emocional, ese espíritu maternal cuando alguien amado la está pasando muy mal, porque es un amor muy grande. Voy a contarle una experiencia muy personal que nadie sabe. Hace 12 años, cuando estaba en los ensayos de Madama Butterfly, mi perrita Cuca murió de cáncer. Cuando la tuve que llevar al doctor y él me dijo que no había nada qué hacer, que estaba sufriendo, Cuca me miró a los ojos y tuve una emoción tan fuerte, tan grande, que ese dolor de decirle adiós a un ser que amé por años se quedó en mis entrañas. Es algo muy personal, ya se lo compartí, y estoy feliz de haberlo hecho. Gracias.

Sin embargo, no cualquier mujer puede cantar esas emociones. ¿Qué siente cuando canta “Un bel di vedremo”?

Definitivamente, “Un bel di vedremo” es el amor de una mujer hacia un hombre, la pasión. También todos hemos pasado por la emoción de tener una ilusión, una esperanza quizás por un novio o novia. En el caso de la mujer, pienso en esas mujeres cuyos esposos se van del país a trabajar y la mujer está esperando esa llamada, esa noticia. Y el día que va a llegar el amado, hay dudas. En esta aria Cio-Cio san tiene dudas, pero nunca pierde la fe, como todos los demás que la perdieron, aun Susuki la pierde. Pero, Cio-cio san no la pierde, sólo hasta el último acto cuando ella dice que basta.

Esa es la fe cristiana que adoptó porque a ella ese amor le quitó incluso algo tan profundo como su religión.

Imagínese cómo se sintió; todos la abandonaron. Ella, una mujer inocente, frágil, pero fuerte, no le importó. Dice a Pinkerton: “Estoy sola, renegada, pero feliz”. ¡Qué valiente! Eso habla de una mujer súper valiente. Y algo que Cio-Cio san nunca perdió fue su honor, ella defendió su honor hasta la muerte, por eso dice que con honor muere quien no puede vivir con honor. Ella muere como un samurai, como un ser casi divino ya.

Y cuando Pinkerton canta “Addio fiorito asil”, ¿usted no tiene ganas de insultarlo por su traición?

La mera verdad, no. Como personaje, Cio-Cio san era tan grande, de una grandeza espiritual. No dudo que se haya sentido traicionada, herida, por el engaño. Pero ella tiene una profundidad espiritual que en la partitura se refleja desde el primer acto, por lo que en ella no cabía eso. Es tan grande que le responde a Kate Pinkerton: “Bajo este puente del cielo no hay mujer más feliz que usted, sea siempre feliz y no se preocupe por mí”. ¿Se imagina oír decir eso a una madre a otra mujer que se va a llevar a su hijo? Imagínese la grandeza de Cio-Cio san. Ella no piensa en ella, sino en su hijo, quiere lo mejor para él y lo mejor es que se vaya a Estados Unidos porque si se quedaba en Japón el niño iba a sufrir, renegado, discriminado, sin un padre, con rasgos estadounidenses y japoneses. Ella es muy grande como ser humano. Y como Maribel, lo digo con honestidad, tampoco lo haría, porque en estos 12 años que han pasado desde mi debut he trabajado en un crecimiento espiritual, aspiro a ser una persona donde no quepa el odio, el rencor, el sentimiento de revancha, de venganza.

Recuadro

Madama Butterfly se presentará en cuatro funciones (con boletos agotados) los domingos 25 de junio y 2 de julio, a las 17:00 horas; y martes 27 y jueves 29 de junio a las 20:00 horas.La dirección escénica está a cargo de Juliana Faesler y la orquestal es de Iván López Reynoso. Maribel Salazar estará acompañada por el tenor Andrés Carrillo (Pinkerton) y la mezzosoprano Itzeli Jáuregui (Suzuki), el barítono Jesús Suaste (Sharpless) y el tenor Gerardo Reynoso (Goro). 

DAG

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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