Marina Abramovic gana el premio Princesa de Asturias de las Artes 2021

Aunque ha explorado la pintura, han sido sus performances, tanto individuales como en colaboración, los que han hecho de ella uno de los nombres más conocidos del arte a nivel mundial.

Marina Abramovic. (EFE)
Editorial Milenio
Oviedo /

Por su arte transgresor que "ha dotado a la experimentación y a la búsqueda de lenguajes originales de una esencia profundamente humana", el jurado del Premio Princesa de Asturias de las Artes decidió otorgarle el galardón de la edición 2021 a Marina Abramovic, ícono del arte contemporáneo y máxima exponente del performance. 

La creadora serbia lleva más de cinco décadas explorando la relación con la audiencia y los límites del cuerpo y la mente, por lo que se autodenomina "soldado del arte".  Y según recoge el acta del jurado, ella es "parte de la genealogía del performance, con un componente sensorial y espiritual anteriormente no conocido".

Nacida en Belgrado, es hija de guerrilleros yugoslavos comunistas considerados héroes nacionales. Su infancia no fue fácil y ella misma ha dicho en alguna ocasión que heredó de su padre "el coraje", de su madre "la disciplina y la voluntad" y de su abuela "la espiritualidad", como rasgos importantes de su carácter.

Dama del performance

Aunque ha explorado la pintura, han sido sus performances, tanto individuales como en colaboración con artistas como el alemán Ulay, los que han hecho de ella uno de los nombres más conocidos del arte a nivel mundial.

Con Ulay, que fue su pareja sentimental y con el que comenzó a explorar los conceptos de ego e identidad artísticas, desarrolló el proyecto espiritual The Great Wall Walk, en el que ambos caminaron al encuentro del otro desde dos puntos de la Gran Muralla China separados por 2 mil 500 kilómetros, anduvieron durante meses y se encontraron en el medio para decirse adiós.

En su etapa en solitario ganó más notoriedad, especialmente en 2010 con La artista está presente, obra con la que se hizo mundialmente conocida tras permanecer sentada inmóvil en una silla en el MoMA de Nueva York más de 700 horas durante tres meses simplemente para mirar a los ojos de los visitantes.

Otro de sus performances más destacados es el que realizó en 2018 en Estocolmo, en el marco de la entrega de los Premios Nobel, donde hizo que varios cientos de personas le dedicasen casi diez minutos a beber un vaso de agua para concienciar sobre el aumento del nivel del mar. "La única manera de cambiar el mundo es cambiarte a ti mismo", aseguró ese día al acabar su actuación.

Esta artista polifacética y controvertida comenzó a ser reconocida a partir de una serie de trabajos performances, numerados del 0 al 10, bajo el título Rythm (1973-1975).

A partir de ese momento, emprendió una carrera internacional de gran repercusión, durante la que no ha dudado en desnudarse en numerosas ocasiones para sus trabajo, mutilarse o, incluso, quedarse quieta mientras una persona le apuntaba con una pistola cargada.

En la década de los noventa, la artista, considerada por muchos provocadora, inició una serie de trabajos que se inspiraron en sus conflictivas relaciones familiares como Balkan Baroque, con el que obtuvo el Premio León de Oro en la Bienal de Venecia en 1997, o Hero.

Vida y muerte de Marina Abramovic

En 2010 dio a conocer su creación Life and death of Marina Abramovic (Vida y muerte de Marina Abramovic) en Múnich (Alemania), que estrenaría dos años después en el Teatro Real de Madrid. Su director, Bob Wilson, y el actor Willem Dafoe le ayudaron a reconstruir su vida y simular su funeral ante los espectadores.

Tras publicar su autobiografía en 2016, tres años después exhibió en Belgrado, por primera vez, sus obras de más de 50 años de su carrera, que comenzó justo en esta capital. Se incluyeron más de 120 pinturas, dibujos, objetos, fotografías, documentos de audio y vídeo y filmes.

"Atravesar la experiencia de la 'performance' tiene un increíble poder de transformación", aseguraba en una conferencia en Buenos Aires.

Condecorada con la Cruz de Comendador de Austria y doctora honoris causa por la Universidad de Plymouth (2009), Abramovic ha recibido, entre otros premios, el Niedersächsischer Kunstpreis (2003), el New York Dance and Performance Award (2003) y el Cultural Leadership Award de la American Federation of Arts (2011).

El Princesa de Asturias de las Artes, que en 2020 recayó de forma conjunta en el italiano Ennio Morricone -fallecido poco después a los 91 años- y el estadunidense John Williams por sus emblemáticas composiciones que han servido como bandas sonoras a cientos de películas, es el primero en fallarse de los ocho convocados anualmente por la Fundación que lleva por nombre del título de la heredera de la Corona de España y que este año alcanzan su cuadragésima primera edición.

yhc

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