Sensei Yamada, embajador mundial de Aikido vuelve a México

Sensei Yamada, quien tiene más de 80 años, es un maestro de aikido japonés mundialmente conocido y considerado embajador de esta arte marcial la cual, contrario a lo que se pensaría, no busca el combate.

Esa técnica no busca combatir, sino la paz (Angela Chávez).
Ángela Chávez Almonte
Ciudad de México /

"El Aikido es el principio y el camino que une a la humanidad con la conciencia universal", es una de las frases con las cuales Morihei Ueshiba —conocido en el mundo como O-sensei— definía este arte marcial creado por él; tras 50 años de su muerte, Yoshimitsu Yamada, casi el último de sus alumnos que aún vive, sigue difundiendo esta disciplina y su filosofía en los cinco continentes y México no es la acepción, por lo cual regresó tras 10 años de ausencia.


Sensei Yamada, quien tiene más de 80 años, es un maestro de aikido japonés mundialmente conocido y considerado embajador de esta arte marcial la cual, contrario a lo que se pensaría, no busca el combate si no la paz al usar la fuerza del oponente a nuestro favor.

En entrevista exclusiva para M2, el octavo Dan, sensei Yamada, compartió su paso el arte marcial—incluso hablo de cuando lo dejó por un tiempo— con el cual ha desarrollado prácticamente toda su vida y cómo sus motivaciones pasaron de la vanidad física a al crecimiento espiritual: "Conocí al fundador cuando yo era un niño, el conocimiento del aikido tenía que ver con mi familia. En mi mente tenía la idea de que cuando llegará el tiempo me gustaría practicarlo y, como yo era un joven, mi motivación no era filosófica, era como la de cualquier otro niño, simplemente quería convertirme en alguien más fuerte.

"No podía seguir practicando mientras tenía esa motivación estúpida en mi mente, dejé de practicar por un tiempo. Entonces cuando crecí, la forma en que vi el Aikido fue diferente a cuando era joven; no importa cuánto tiempo uno practique un arte marcial, siempre va a haber alguien más fuerte, no tenía mucho sentido.

"Entonces en mi mente tenía que haber otra forma de ver al Aikido. Viendo la parte filosófica y la parte técnica en la que uno se armoniza con los otros, armonizarnos significa estar de acuerdo en todo: dos cuerpos tienen que unirse y volverse uno. Así que cuando yo me muevo mi oponente se mueve conmigo, no solo físicamente sino mentalmente. Para hacer eso no se puede ser egoísta.

Destacó que aprendió que en vez de estar peleando, si se combinan en uno, se entiende el punto de vista de la otra persona y por eso se puedo armonizar, técnicamente ese es parte del principio del Aikido: "Se convierten en uno en vez de pelear. No solo es el aspecto físico, también es ser una mejor persona. Tienes que entender el punto de vista del otro". Destacó que así es en la vida e incluso que si se hace esto se logra "ver un mundo diferente".

Experiencias

Sensei Yamada también relató la dicha que le causó conocer a O-sensei: "Tuve mucha suerte, estudié y viví con el fundador, el solo estar con una persona especial aprendes tantas cosas. Fui muy afortunado, porque no es algo que se aprende en un libro, es como cuando dos personas están enamoradas, tú sientes a la otra persona y recibes algo de la otra persona.

Al ser cuestionado sobre alguna anécdota del fundador respondió: "No voy a hablar de sus habilidades técnicas, una de las cosas que a él le gusta más es que él se dio cuenta que también era una personas como todos. Que hay gente que lo pone como un Dios, pero algunas veces él estaba contento de ver que se molestaba, eso le contentaba, darse cuenta que es un ser humano también".

De familia samurai O- sensei, creo el Aikido pese a ser un hombre de baja estatura y delgado, lucho en la guerra, motivo por el que desarrolló un arte marcial en la que solo se somete al enemigo y que se centra en el desarrollo de la paz y la armonía y una de la frases con las cuales definió su enseñanza fue la siguiente: "El Aikido es el camino de la fuerza y la compasión que lleva a la perfección infinita para una mayor gloria de Dios".

​LACP


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