Mayorga a la RAE / silencio /I

Teatro

El silencio, como la música, no se puede entender sino como signo, como parte de la notación.

La ausencia de palabra, ruido, música, es lo que entendemos por silencio. (Especial)
Jaime Chabaud Magnus
Ciudad de México /

Luis de Tavira afirma que “no guardamos silencio: somos silencio. Irrumpimos desde el silencio hacia la palabra tal y como irrumpimos desde la inmovilidad al movimiento. El silencio es el fulgor que precede a la palabra. Lejos de ser un vacío del habla, es una tormenta espiritual irresistible”. El pasado domingo 19 de mayo, el doctor en filosofía, apasionado por las ciencias, director de escena, docente y dramaturgo (con letras mayúsculas) Juan Mayorga ha ingresado como miembro de número, ocupando el sillón M, a la Real Academia Española. El teatro en nuestra lengua no puede estar sino de plácemes porque uno de sus escritores contemporáneos más arriesgados y geniales, se ha alzado con esta distinción, dedicando su discurso de recepción al “Silencio”.

José Sanchis Sinisterra, maestro de Juan y de un servidor, entiende el silencio como “lenguaje, antes que nada, lenguaje transformador. En el silencio está lo otro, todo lo demás que no está en el diálogo. El silencio, cuando es signo, crea complejidad. El silencio es, entonces, causa y efecto”. Y esa partícula aparentemente inocente que los dramaturgos usamos de maneras tan diversas como cabezas hay, unas veces en el diálogo mandando callar o asumiéndolo, o bien en las didascalias, no es un vacío sino un lleno.

El discurso de Mayorga es conmovedor y deslumbrante. La elección del tema (¡Silencio!) para que se le reciba en la instancia más alta para sancionar y pensar nuestra lengua es ya una provocación, un acto de fe y una apuesta por la teatralidad. El silencio, como la música, no se puede entender sino como signo, como parte de la notación. La ausencia de palabra, ruido, música, es lo que entendemos por silencio. Para la música el silencio equivale a una nota sin ejecución y por lo tanto no es un vacío sino otra cosa, un descanso, el preámbulo para la irrupción del sonido. Para una buena ejecución “el silencio debe tener tanto peso como el sonido”. Y en el teatro es igual.

TRASPUNTE

EL SILENCIO DE MAYORGA

“Sucede que el teatro, arte del conflicto, encuentra en el silencio la más conflictiva de sus palabras: esa que puede enfrentarse a todas las demás. Sucede que en el teatro, arte de la palabra pronunciada, el silencio se pronuncia. Sucede que el teatro puede pensarse y su historia relatarse atendiendo al combate entre la voz y su silencio”.


LAS MÁS VISTAS