El arquitecto, grabador, pintor y escultor Saúl Kaminer (Ciudad de México, 1952) inaugurará su instalación Líneas de vida, el sábado 3 de agosto en el jardín escultórico del Museo de Arte Moderno.
Realizada con estructuras metálicas, su obra se desplegará en una superficie de 40 metros, al lado de las grandes creaciones de artistas de la talla de Manuel Felguérez o Mathias Goeritz.
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El artista, con más de 70 exposiciones individuales, y que ha formado parte de la serie La poesía vista por el arte, de la Colección MILENIO Arte, explica que recurrió a diferentes colores para crear su instalación.
“Me encanta el color. Esta estructura que comparto de alguna manera revela o nos habla del proceso de la vida, con sus etapas, sus cortes y sus cambios. Digamos que es como un recorrido por la vida, un andar por este mundo, eso es lo que revela y refleja esta obra”, detalla a MILENIO, el también arquitecto que realizó estudios de doctorado en el Instituto de Urbanismo de París.
—¿Cómo surgió el diseño de esta obra para el MAM?
Desde hace unos ocho meses me invitaron a hacer una propuesta de una instalación y ese mismo día que caminé por el jardín tuve esta idea y la llevé a cabo; primero hice una maqueta.
La obra tiene una continuidad entre todas las líneas que presento, aunque están unidas por algunos elementos metálicos, de tal manera que se pueden instalar de diferentes formas, eso también podemos decir que es un dibujo en el espacio; yo diría que es una estructura espacial porque revela el mundo de los sentimientos y de las emociones a lo largo de la vida.
Con esa categoría universal de lo que llamamos vida, yo creo que se revelan los procesos del ser en general, obviamente habla de lo que yo soy y de lo que hago con mi creación.
—¿La instalación la concibió particularmente para este espacio del MAM?
Sí, por supuesto, ya que está en el jardín de las esculturas en un gran pasillo que está entrando al museo, casi del lado izquierdo. La diseñé especialmente para ese lugar, incluso la hago con colores porque de lo contrario se perdería, así que lo que logro es un diálogo entre la naturaleza y la creación humana.
En mi obra hay mucho color, hay anaranjado, azul amarillo, verde, ocre y blanco, porque el color para mí es algo que me sale de las entrañas, es algo con lo que convivo.
—¿Por qué su pasión por el color?
A lo largo de mi vida el color siempre ha estado presente. Viví 22 años en Francia y cuando estaba allá, mis colores se volvieron más pastel, más monocromos, sin embargo, cuando regresé a México hace más de 25 años, retomé el misterio del color. No me da miedo meterle color a mi obra, es algo que me parece fundamental, porque los colores revelan aspectos del ser.
El color es como una entidad, cada color es una entidad de algo muy arcaico, pero a la vez es algo muy emocional, no sabemos por qué lo hacemos o por qué lo usamos, pero el color a veces es determinante. A mí, por ejemplo, cuando estoy pintando se me hace agua la boca, porque me hacen sentir algo muy sabroso como si los colores también tuvieron sabores.
—Entonces ¿cuáles son sus colores favoritos?
Los rojos, azules y amarillos, prácticamente los tres colores primarios que generan una gran gama. Hay una relación entre los colores que provocan ciertos equilibrios en la persona que los vive, los ve o los experimenta.
La instalación Líneas de vida será inaugurada este sábado 3 de agosto a las 12:00 horas en el Museo de Arte Moderno, en Avenida Paseo de la Reforma y Gandhi.
PCL