¡Tradición que prevalece! Carnaval de Huejotzingo palpita al estruendo de los mosquetones

EDICIÓN FIN DE SEMANA

Los mosquetones son rifles hechos de madera con diseños prehispánicos, cuya peculiaridad es la pólvora, elemento usado por los danzantes para emular a una batalla.

Carnaval de Huejotzingo palpita al estruendo de los mosquetones | Andrés Lobato
Israel George
Puebla /

El carnaval de Huejotzingo es el reflejo de la historia y alma de un pueblo que ama las hazañas, el arte y la cultura, simbolismos que están plasmados en los mosquetones, piezas talladas a mano que emiten el estruendo que caracteriza la fiesta de carnaval con raíces ancestrales.

Los mosquetones son rifles hechos de madera con diseños prehispánicos, cuya peculiaridad es la pólvora, elemento usado por los danzantes para emular a una batalla.

Su elaboración depende de los gustos y expresiones de cada participante que escenifica la Batalla del 5 de mayo, episodio histórico en el que se basa una parte del carnaval de Huejotzingo.

Carnaval de Huejotzingo palpita al estruendo de los mosquetones | Andrés Lobato

Elaboración del mosquetón

Elaborar un mosquetón es un trabajo de amor, paciencia y mucha creatividad, en el que se emplean de tres a seis días, según el diseño que desee el cliente.

En casa de la familia Rivadeneyra, cada año esperan el carnaval con anhelo; es una tradición arraigada que se preserva con vocación y respeto desde hace 35 años. Las manos de estos artesanos hacen magia con la materia prima y convierten la madera en obras que utilizarán los danzantes de los cinco batallones de Huejotzingo. De esta manera, indios, zuavos, zacapoaxtlas, zapadores y turcos bailarán al ritmo de la música de banda bajo un ambiente con aroma a pólvora quemada.

Los mosquetones hacen palpitar emociones y diseñarlos es un ritual desde que se corta la madera. En entrevista para MULTIMEDIOS, José Rivadeneyra explicó que cada pieza está fabricada con la madera extraída de un árbol de nogal o fresno, pero deben pasar, al menos, ocho meses para que el material esté seco.

Carnaval de Huejotzingo palpita al estruendo de los mosquetones | Andrés Lobato

La vieja usanza dicta que el corte debe realizarse en luna llena. De esta manera, la materia prima no presentará grietas, de lo contrario, el trabajo no tendrá el resultado deseado y en caso de que la madera tenga cuarteaduras, podría ser un riesgo para la elaboración de rifles porque no soportará la vibración de las detonaciones.

De cada árbol se pueden diseñar hasta 50 piezas. Una vez que la madera alcanzó la madurez y dureza suficiente, los artesanos comienzan a plasmar la idea con trazos y líneas delicadas. Después van a la cortadora para delimitar la figura y proceder con el tallado, apoyados de lijas, cincel y martillo en mano.

“Aproximadamente para un mosquetón de esta magnitud (se lleva) de día y medio a dos días, según la dureza de la madera”, explicó don José Rivadeneyra, quien añadió que cada mosquetón llega a pesar hasta seis kilos.
Carnaval de Huejotzingo palpita al estruendo de los mosquetones | Andrés Lobato

Más tarde, a los rifles se les añade el cañón, el cual es sujetado con abrazaderas de bronce, mismas que son selladas a presión con un trozo de madera y martillo. A ninguna se le agrega soldadura.

“Este es un tubo de acero al carbón de 120 a 160 libras de presión, la presión es para que aguante el disparo. Aquí es donde se le echa la pólvora y detona”, explicó.

De forma posterior le colocan la llave, un instrumento elaborado por maestros herreros y la función es ser el mecanismo para detonar el disparo.

“Es muy importante la llave que le hace la chispa al rifle. Se prueba, cuando se está fabricando se prueba, dos o tres veces para que el disparo trabaje perfectamente, es muy importante”.

Ahora sí, el mosquetón está listo para detonar en el carnaval, no sin antes embellecerlo con pintura, otra tarea que se hace con delicadas pinceladas en el mismo taller familiar. En el diseño se impregnan pasajes prehispánicos, dragones, figuras de las culturas mexicanas o los danzantes de los barrios de Huejotzingo. Todas esas creaciones realzan con los colores amarillo, azul, rojo y naranja.

El pintado es a mano alzada, al óleo o con acrílico, y no deja de ser un trabajo complicado, pero que en realidad no cesa en el año, pues quienes habitan Huejotzingo viven y aman la tradición. Actualmente, cada mosquetón tiene un precio de 6 mil a 10 mil pesos.

“Es muy importante para nosotros el carnaval de Huejotzingo porque nos regresamos a nuestras raíces, a nuestras tradiciones, y pues el oír la música, el olor a pólvora es una sensación muy especial para nosotros los huejotzingas, el sentir la vibración del carnaval y en esta ocasión que está trascendiendo a otros países nuestra cultura, nuestras tradiciones. Es una tradición muy especial”.

Carnaval de Huejotzingo palpita al estruendo de los mosquetones | Andrés Lobato

Mosquetones han hecho vibrar a Nueva York

El carnaval de Huejotzingo forma parte del Patrimonio Cultural del Estado de Puebla, pues es una festividad en la que participan más de 20 mil danzantes ataviados con máscaras, túnicas, gaznes, escudos y mosquetones.

En este pueblo situado en las faldas del volcán Popocatépetl y a 22 kilómetros de la capital del estado, el fervor por la fiesta no se desvanece el resto del año, ya que la elaboración de mosquetones se ha prolongado, incluso Huejotzingo también tiene presencia en los festejos de la Batalla de Puebla en Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos como Passaic, Nueva Jersey, por lo que los trabajos comienzan desde noviembre.

En los días de carnaval, el aroma a pólvora inunda el ambiente, las detonaciones se escuchan en la plaza principal y es inevitable formar parte de la fiesta cuando las bandas comienzan a entonar las melodías.

Durante cuatro días, el tradicional festival transformará la vida de los habitantes de Huejotzingo, la algarabía de los batallones y sus lujosos trajes representarán tres episodios que marcaron la historia de México: la Batalla de Puebla, el Rapto de la Hija del Corregidor por parte de Agustín Lorenzo, un personaje del siglo XIX y el Primer Casamiento Indígena bajo el rito católico.

Carnaval de Huejotzingo palpita al estruendo de los mosquetones | Andrés Lobato

En la fiesta, los miles de danzantes queman hasta ocho toneladas de pólvora y el desarrollo de la tradición deja una derrama económica superior a los dos millones de pesos. Para los huejotzingas, el carnaval nunca morirá, solo se suspendió durante la contingencia sanitaria de 2020, pero ni siquiera los días difíciles de la Revolución Mexicana acabó con la festividad, ya que al prohibirles usar mosquetones, los sustituyeron con palo de madera.

Este 2023, la célebre jornada tendrá lugar del 18 al 21 de febrero, al día siguiente será Miércoles de Ceniza, fecha que marca el inicio de la Cuaresma, por lo que la danza se acaba para dar paso a los días de fe, reflexión y conversión.

Este año, la festividad cumple 155 años, y aunque los danzantes se retiren a sus casas cuando cae la tarde en el martes de carnaval, ello solo significa un receso de algunos meses, pues el siguiente año volverán a las calles con el mismo amor a sus raíces.

Carnaval de Huejotzingo palpita al estruendo de los mosquetones | Andrés Lobato



CHM

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