La máscara de Corralero, Oaxaca, en la Costa Chica, con más de 170 años de antigüedad, utilizada en la danza de los pescadores y con la que inició su colección el antropólogo René Bustamante hace medio siglo, se puede conocer en la exposición Rostros Atemporales. Evolución y permanencia de las danzas y máscaras mexicanas.
Son 700 máscaras que expresan fantasías, miedos, momentos históricos, sociales, culturales y religiosos del país, las que se presentan en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), en San Agustín Etla, en Oaxaca.
En el recinto cultural fundado por el maestro Francisco Toledo, su amigo el antropólogo René Bustamente comparte su acervo de máscaras.
Son 88 temas los que el especialista ha documentado en su investigación, encontrando que en todas las entidades preservan el ciclo de danzas relacionadas con la Conquista, con una variedad increíble de personajes.
Explica que el descendiente de Hernán Cortés trajo la danza de la Conquista, donde se muestra el choque entre las dos culturas, representadas por los moros y los cristianos.
Cuando era estudiante de antropología en 1973, Bustamante quedó impactado por la riqueza simbólica de las danzas, muchas de las cuales estaban acompañadas de máscaras, según las tradiciones de las comunidades de la Costa Chica de Oaxaca, fue entonces que reparó en la trascendencia de dichas expresiones artísticas y culturales, que vienen desde la época prehispánica.
La importancia de la danza
En entrevista con MILENIO, Bustamante refiere que se propuso indagar sobre el tema, acudiendo Guerrero y a otros estados del país, pero también visitando países como Guatemala, Nueva Guinea y algunas naciones de África, motivado por el interés de documentar las danzas que utilizaban máscaras.
“Pude comprobar que en realidad el uso de las máscaras es universal, con una enorme riqueza y variedad extraordinaria”, subraya.
Las máscaras son realizadas en diversos materiales para celebrar las fiestas y rituales, tanto religiosos como agrícolas. Como es el caso de la Danza del tigre —en Guerrero existen 16 variaciones—, aunque aclara que en México lo que hay son jaguares, esos animales que representan a una deidad que simboliza el agua, la fertilidad y el maíz.
“Mi interés por las máscaras lo he centrado a partir de la Conquista: la utilización de las máscaras en los últimos 500 años, y lo mejor es que sigue prevaleciendo, pese a que los españoles prohibieron muchas danzas de las comunidades originarias, por temores religiosos”.
Afortunadamente, afirma, no acabaron con ellas, porque las danzas siguen siendo los repositorios más importantes de la memoria histórica de México.
“En nuestra época, las danzas están vigentes, representan una realidad contemporánea, y se manifiestan en los significados, pero también en los materiales que usan pues se tiene acceso a otras herramientas, el tema es muy rico”.
Bustamante detalla que la intención de la muestra es hacer un homenaje a las danzas y a las comunidades; por su vastedad, no se presenta en la exposición ni siquiera la mitad de la variedad de personajes y danzas que existen en México.
“Necesitaría muchas vidas para registrarla, pero no he visto que una institución como el Instituto Nacional de Antropología e Historia haga un recuento comprensivo de la totalidad de las danzas en México”.
Propone el antropólogo que se haga un recuento de las danzas en todo el territorio nacional, por la gran riqueza cultural que representan.
Sin malas intenciones
La máscara, define, es un vehículo, una herramienta para tomar una personalidad que se desea representar, y también se debe considerar que ese objeto significa esconder algo, malas intenciones o algo siniestro.
“En las comunidades originarias, me atrevo a decir, es todo lo contrario: las máscaras muestran más que lo que esconden, de lo que se trata es de transmitir un conocimiento que sirva de enseñanza para las nuevas generaciones”.
Aunque ya no hay esas máscaras preciosas que había hace décadas, reconoce que nada se queda estático, pues absorben cuestiones políticas y económicas.
Lo que ha impactado a las comunidades y que afecta a las danzas, sostiene el antropólogo, es la migración, y también la violencia, la presencia del narcotráfico, y en gran medida la disputa por cuestiones territoriales.
Lamentablemente, dice que ya se han reportado casos de desaparición de danzas y máscaras en el estado de Guerrero, por la situación de violencia tan compleja que se vive en la entidad.
La exposición Rostros Atemporales. Evolución y permanencia de las danzas y máscaras mexicanas, se podrá visitar hasta el 28 de abril de 2024, en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), en avenida Independencia s/n, en Vista Hermosa, 68247, en San Agustín Etla, en Oaxaca.
MGR