Me hubiese gustado hablar de algunos montajes memorables de la pasada 43 Muestra Nacional de Teatro (MNT) en Guadalajara, Jalisco, que se llevó a cabo del 9 al 18 de noviembre; y quizá, además de resultar demasiado tardío, el espacio aquí tampoco propicia una reflexión de gran calado. Sólo para no obviar algunos de los trabajos más memorables quisiera destacar Nativos digitales, de Querétaro, que emprende una investigación brutal y tecnológicamente sorprendente sobre los dolores profundos que enfrentan los jóvenes hoy en México; Revancha, de Sonora, que nos confronta con el mundo de las adicciones y los centros de recuperación; Pantone, de Jalapa, que por fin incluye en esta fiesta el tema de la afrodescendencia; Me importas tú, boleros para abrazar, de Jalisco, que muestra la línea de teatro para primera infancia; Muy cerca del mar, de Tamaulipas, que es memoria de un barrio borrado de Tampico con un ensamble actoral estupendo; Acá en la Tierra, que resulta un entrañable y sutilísimo trabajo en torno a la diversidad sexual en los niños; Las pisadas y La conjura, que son trabajos de teatro comunitario campesino provenientes de Tabasco y Yucatán.
Como sucede en cualquier MNT, no se ausentaron montajes que provocaron polémica o francamente atentaron contra las nalgas del espectador. Desde que tengo memoria (que se remonta a la MNT de Monterrey de 1985), no ha existido nunca una curaduría perfecta. Sin embargo, el sabor de boca que dejó esta edición 43 es magnífico, con un espíritu colaborativo y constructivo poco usual en un gremio artístico más aficionado a la descalificación. El programa “Jóvenes a la Muestra” que incluye a dos personas de cada entidad federativa que se inician en el teatro propicia, sin duda, un encuentro intergeneracional increíble que quizá se puede nutrir aún más en términos académicos. El “Encuentro de Reflexión e Intercambio (ERI)” que se produce en la MNT es fundamental para el flujo de ideas, nuevas y viejas, sobre el quehacer. Enhorabuena para los organizadores.
Traspunte
Los temas faltantes
Una ausencia fue la de las editoriales especializadas, nutriente de todo ecosistema artístico sano. Faltantes hubo: mesas de discusión sobre el estado de precarización del quehacer profesional, presupuestos y políticas públicas, ética, racismo, etc.