“La vida me llamó a la radio”: Don Jesús Dionisio González, locutor por excelencia

Muy chico, a la edad de 8 años, "Chucho Nicho", como fue conocido por su trabajo como locutor, acudía a la estación XEH, propiedad de Constantino de Tárnava, para aprender.

Don Jesús Dionisio González, el locutor (Foto/Archivo)
Ciudad de México /

“La vida fue la que me llamó a la radio”, dice Don Jesús Dionisio González, fundador de Grupo MULTIMEDIOSDesde muy joven mostró su amor a la radio y comenzó a aprender el oficio que lo consolidó como uno de los comunicadores más importantes de México.

Pero alcanzar este éxito no fue cosa de un día para otro. Todo comenzó cuando dejó la escuela y su padre le dijo una frase lapidaria: “si no quieres estudiar, ¡a trabajar!”. Desde entonces puso manos a la obra manejando camiones de carga.

Ya terminado, bien trabajado y bien bañado, asistía al centro, a la estación XEH de Don Constantino de Tárnava y Don Luis, su hermano, quienes desde entonces eran amigos suyos. Don Jesús los llama “los precursores de la radio” y gracias a ellos le picó “la aguja de la locución”.

“Yo iba ahí a ver, porque Don Constantino era muy abierto, era muy amigable en persona. Hacía el pronóstico del tiempo porque era un ‘adinivólogo’ muy simpático. La radio de Don Constantino era de galena, ahora los locutores no trabajan como antes, ahora todo está hecho”, dice el mismo en el libro Comunicador por excelencia: Jesús Dionisio González.

Después de trabajar como jefe de grupo de publicidad de Cigarrera la Moderna, de recorrer todo Coahuila “comiendo galletas con café, muchas gordas de harina”, llegó a Córdoba, Veracruz, con sólo 20 años, como gerente de la estación de radió de Don Diódoro Zúñiga, que estaba en la avenida Uno

Tras esto, fue gerente de la Cervecería Cuauhtémoc, también en Córdoba. “Fui locutor y cervecero”, dice con humor. “Ahí conocí mucho de beisbol, me tocaron tormentas, a los árboles de la alameda los levantó de raíz.”

La historia siguió su curso. A principios de los años 30, regresó a su natal Monterrey. Ya tenía la experiencia de trabajar en la radio, por lo que fue directo con Don Federico Zertuche, uno de los principales dueños de la XEX: llegó a comprarle la estación.

“Me costó 12 mil 500 pesos, pero de los ‘de aquéllos’”, recordaba, y luego vino el Canal de televisión. “Después de muchos años de insistir, logré tener el Canal 12 de televisión. Mi hijo Francisco creció, el negoció también, y ahora él es director de todo esto, de todo Multimedios”.

Sus logros no fueron pocos. Iba diario, hasta los domingos, “porque en los medios no saben de días de fiesta, ni de domingos, ni de Cuaresmas ni de nada”. Fue de los primeros que transmitieron los juegos de beisbol desde el parque del Seguro Social, cubrió la muerte de la cantante Lucha Reyes y fue presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión.

También cumplió su sueño de ser locutor: “Soy el número 99 de los locutores (a nivel nacional, de acuerdo con la credencial), porque en la radio tengo mis añitos”, presumía con orgullo.


Trabajó en Tampico en la XES y tuvo la XEMA en su propiedad. Ahí transmitía diario un programa de Agustín Lara llamado Tres Flores. Le pagaba 15 pesos y el famoso compositor transmitía por teléfono.

Y por supuesto, fue partícipe de la gran cobertura en el histórico encuentro de los mandatarios de México y Estados Unidos, Manuel Ávila Camacho y Franklin D. Roosevelt, en Monterrey durante 1943.

Pero ante todo, mantuvo los pies en la tierra sin olvidarse de quién era. “Yo soy un hombre que no me gusta ostentar, ni decir soy Don Jesús D. González”, y hacía referencia a una célebre frase de Napoleón Bonaparte, cuando le pidieron sentarse en la cabecera de la mesa: “No, señor, yo donde quiera que me siente soy Napoleón”.




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