Murió Cardenal, poeta que combatió las injusticias

Letras

Autor de obras como Oración por Marilyn Monroe y otros poemas o El telescopio en la noche oscura, el escritor y sacerdote falleció ayer a los 95 años luego de cuatro días de permanecer internado por problemas respiratorios.

“Mi poesía es de una grandeza pequeña, relativa”, dijo alguna vez.  Sashenka Gutiérrez/EFE
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Mi poesía es de una grandeza pequeña, relativa, por razones extraliterarias: por los temas que trata, por ser para los pobres y por la justicia social. Para mejorar el mundo”. 

Estas palabras reflejan los rumbos seguidos por Ernesto Cardenal a lo largo de sus más de nueve décadas de existencia: el poeta, el ser humano, el luchador social, el teólogo… el sacerdote que, a pesar de la prohibición de Juan Pablo II, bautizaba a su manera: “Que salga el capitalismo y el consumismo del cuerpo de este niño y entre la doctrina marxista”.

Ernesto Cardenal, el poeta y sacerdote nicaragüense, falleció a los 95 años de edad, luego de cuatro días de permanecer internado por problemas respiratorios, dio a conocer la también poeta Gioconda Belli.

El corazón que le dio la fuerza para luchar a lo largo de su vida terminó por ser el causante de su partida, más allá de que para muchos de sus cercanos solo se hubiese mantenido vivo a la espera del perdón papal, que se dio en febrero de 2018.

“En 2018, Ernesto Cardenal estuvo cinco veces internado en el hospital por distintas causas. Dos días después de nuestro último encuentro, Luz Marina —su ayudante personal— me informó que se internó nuevamente. Ella y yo estábamos en comunicación diaria, y coincidimos en que lo único que ha mantenido con vida al poeta es la espera del perdón de la iglesia católica para irse tranquilo…”, escribió para Laberinto (01-03-202) la también poeta Lina Zerón, quien desde el 2000 mantenía amistad con el poeta nicaragüense.

Los restos de Ernesto Cardenal serán velados en la Catedral de Managua este martes, para cremarlo al día siguiente, sin que aún se sepa dónde quedarían sus cenizas, aunque seguramente en Solentiname lo estarán esperando.

Una vida de lucha

Nacido en Granada, Nicaragua, en 1925, tuvo sus primeros estudios en su país natal, pero después empezó a desarrollar una relación con México, en especial al estar durante cuatro años en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En su regreso a Nicaragua, en 1950, participa en la lucha contra Anastasio Somoza, pero tras el fracaso de aquella revuelta, estudió teología en Cuernavaca y luego fue ordenado sacerdote, en 1965, con lo que se inició la construcción de una manera diferente de entender a la religión.

Las ideas religiosas del autor de títulos como Oración por Marilyn Monroe y otros poemas, Pasajero de tránsito o Somos polvo de estrellas no estaban en contra de las revolucionarias, por lo cual colaboró con el Frente Sandinista de Liberación Nacional, incluso fue nombrado ministro de Cultura.

Durante una visita oficial a Nicaragua, hacia 1983, Juan Pablo II increpó a Cardenal en público y, un año más tarde, lo suspendió del ejercicio del sacerdocio. En febrero de 2019 se dio a conocer una carta del papa Francisco, en la que le informaba del levantamiento de la suspensión a divinis impuesta por Juan Pablo II.

Reacciones ante su partida

La Secretaría de Cultura lamentó la muerte de Cardenal con la evocación de su más reciente visita a México, en diciembre de 2019, mientras Marco Antonio Campos lo reconoció como un poeta importante para su generación. 

Armando González Torres lo recuerda como alguien con mucho humor, la manera como mezclaba los temas de esa época, como el compromiso político, con temas religiosos.

Para José Ángel Leyva, Cardenal fue un referente en Latinoamérica que, con “un lenguaje muy personal, nos puso en contacto con la realidad social”. 

Ernesto Lumbreras está convencido de que con su partida “se cierra el siglo de oro de la poesía nicaragüense”. 

Escritor laureado, espíritu humilde  

En 2009 recibió el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda de manos de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet. Al año siguiente fue elegido miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y dos años más tarde fue distinguido con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. En diciembre del año pasado vino a México a recibir un homenaje del gobierno y en sus palabras de agradecimiento el poeta señaló que se trataba de un acto inmerecido: “Yo no soy autor de una gran poesía. Yo como autor de ella sé por qué lo digo”.


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