El Museo Nacional de Catar, diseñado por el arquitecto francés Jean Nouvel, fue inaugurado ayer con la presencia del primer ministro francés, Edouard Phillipe, y el emir Tamim bin Hamad Al Zani, para convertirse en la joya de la corona del país árabe y un referente internacional.
Con una arquitectura espectacular inspirada en la formación rocosa denominada “rosa del desierto”, el museo busca sumarse al club de los más emblemáticos a escala mundial y hacerle sombra al Louvre de Abu Dabi, que abrió sus puertas en los vecinos Emiratos Árabes Unidos el año pasado.
Sin embargo, Ahmad Al Namla, director ejecutivo de los Museos de Catar, aseguró que el Museo Nacional no pretende competir con otros, sino que es un reflejo de “su propia inspiración: la rosa del desierto”.
“No estamos replicando a ningún otro museo del mundo, somos un museo orgánico con nuestro propio estilo”, agregó.
Con un costo de construcción estimado en 434 millones de dólares y unos 40 mil metros cuadrados de superficie, la gran rosa del desierto está compuesta por 539 discos de color blanco entrelazados entre sí que crean la estructura del museo a imagen y semejanza de las formaciones rocosas en las que se inspira.
Esas rocas se crean por la acción del viento y la cristalización de la arena y la sal, que conforman láminas superpuestas y enroscadas que pueden recordar una flor.
“Este es un momento histórico tras diez años de largo trabajo. No hemos limitado nuestra imaginación y esperamos que el visitante encuentre aquello a lo que aspira”, aseguró en rueda de prensa la jequesa Al Mayassa Al Zani, directora ejecutiva del Museo Nacional.