Un museo espera obra inédita de Aceves Navarro

Familiares, amigos y colegas despidieron en el Palacio de Bellas Artes al artista mexicano, que siempre estuvo con un lápiz en la mano.

Lucina Jiménez, directora del INBAL, y el hijo del pintor realizan guardia de honor. Octavio Hoyos
Ciudad de México /

La generosidad definió la vida de Gilberto Aceves Navarro; todavía antes de partir, a sus 88 años, trabajó en las esculturas de Los árboles de la noche triste, esas obras que fueron colocadas a lo largo de la alfombra roja por la que entró y salió su féretro del Palacio de Bellas Artes, donde familiares, amigos y discípulos lo despidieron con el corazón, con las lágrimas que se le prodigan a un “padre”, tal como lo dijo uno de sus alumnos, Gabriel Macotela.

Fue un homenaje póstumo al artista que hasta el último momento “estuvo con un lápiz en la mano”, que dejó escuela, al hombre crítico e irreverente que siempre abrió las puertas de su estudio a quien se atreviera a tocarlas.

Las muestras de cariño se reflejaron en su ataúd, que terminó cubierto por hojas de papel de diversos tamaños con mensajes escritos por parte de quienes lo conocieron y tuvieron el privilegio de compartir con él sus diversos momentos de trayectoria creativa.

Aceves Navarro fue despedido con música, con un emotivo video realizado por la familia y con significativas palabras que provocaron el llanto en más de uno de los asistentes, apenas escucharon decir a Luis Rius que “cada uno de los ahí presentes tenía en su cabeza el mejor museo imaginario de la producción de este artista o la mejor exposición que lo represente, porque él tuvo el poder de arraigarse profundamente en nuestro modo de entender”.

El escritor Luis Ignacio Sáinz indicó que resultaba “imposible reseñar las aventuras plásticas de un tesoro viviente que emprendió viaje en aras de convertirse en presencia fantasmal, protectora de nosotros, sus devotos espectadores; nuestro fabulador visual es y será un pájaro solitario, ejemplar único, a pesar de que hizo verano en muchos de sus discípulos”.

Casi al concluir el acto oficial, Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, anunció que Los árboles de la noche triste, que Aceves Navarro dejó sembrados de último momento, se exhibirá en la explanada del palacio de mármol. En tanto que planean una gran exposición aunque aún no se acuerda en qué recinto. Sobre el museo con el que soñaba Aceves Navarro, dijo que están en pláticas con su hijo Juan Aceves.

Juan Aceves compartió que su padre trabajó hasta el último momento, por lo que deja “un gran legado de amor por todo México, que debe continuar con el apoyo de toda la gente. Hay muchísimos proyectos que se quedaron en el tintero que buscaremos realizar. El museo fue algo que empezamos a platicar, pero hay una cantidad de obra impresionante que deja mi padre: será una evaluación que haremos”.

Alejandra Frausto, secretaria de Cultura federal, hizo acto de presencia media hora antes de que concluyera el homenaje a Aceves Navarro; hizo la última guardia de honor y se comprometió a promover su legado a través de una jornada de clases de dibujo y de pintura.

El artista fue despedido con una prolongada ovación que sintetizó el agradecimiento de las generaciones de artistas que lo vieron como él quería, como el “tlacuilo actual”, quien será incinerado, aunque aún no se sabe dónde descansarán sus restos. 

Recibimiento

El féretro del artista fue recibido por el Coro de Madrigalistas de Bellas Artes, dirigido por Carlos Aransay.

Momentos

Fue colocado un autorretrato, sus esculturas Los gendarmes y una fotografía que le tomó su hijo.

Sonoridades

Durante las guardias de honor se escucharon obras de Bach, Häendel, Gounod, Schubert y Frank. 


  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.

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