Desde una China Poblana de dos metros hasta la réplica de la Diosa Ixtab, estas figuras forman parte del Museo Interactivo Casa Talavera Celia, una de las 10 productoras del estado que preservan la elaboración artesanal original de las piezas de loza vidriada, de acuerdo con Angélica Gutiérrez, coordinadora del inmueble.
A diferencia de lo que muchos creen, Gutiérrez detalló que la talavera no tuvo sus orígenes en España, sino más bien en los países orientales del Mediterráneo hace más de 1500 años a. C. Sin embargo, la coordinadora explicó que a partir del mercadeo llegó a la provincia de Talavera de la Reina hasta que finalmente, maestros loceros de España arribaron a Puebla.
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“Nuestro proceso artesanal está certificado, tiene denominación de origen y cumple con la inscripción como Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco que se otorgó en el 2019”, así lo aseguró Angélica Gutiérrez al tiempo que mostró un platón con las inscripciones que validan su originalidad en la parte trasera.
De acuerdo con el proceso artesanal de la talavera, expresó que el trabajo inicia con la mezcla de los barros para obtener una arcilla. Esto se realiza con los pies para liberar las burbujas de aire de la masa, y Andrés Hernández, un chico de 24 años encargado de la sección, realiza este trabajo como todo un maestro de la artesanía.
En la siguiente área, Celic Sánchez se encarga de moldear el material hasta obtener una pieza que se hornea a 1050 ° por ocho horas. Ella hace girar el torno de pedal mientras sus manos modelan la arcilla que después se esmaltará para que el artesano en turno la pinte y finalmente se vuelve a cocer por 16 horas, sección que le brinda el brillo y color que todos conocen.
Dentro del museo se encuentra una colección de figuras que, de acuerdo con Germán Gutiérrez, fundador del recinto, tienen la intención de reflejar cómo la talavera no solo se trata de “platos y tazas”, sino de esculturas, colecciones y hasta un ajedrez emblemático de la victoria que enalteció al ejército Trigarante.
“Para que la gente conozca todo lo que se puede hacer con esta talavera; además de su historia, y sobre todo una escuela técnica para que no solamente seamos nueve talleres en el mundo, sino que se multiplique para que defendamos este patrimonio de Puebla, México y la humanidad”.
Como la talavera es un proceso hecho 100 por ciento a mano, las piezas pueden parecerse, más no son iguales, ya que, durante la pintura, moldeo o cualquier otra de las secciones de su fabricación en alguno de los detalles radicará la particular imagen de los objetos artesanales.
Angélica Gutiérrez enfatizó que durante el segundo horneado es cuando la pieza, después de 16 horas, obtiene su particular brillo y color.
“Los siete colores permitidos dentro de la talavera son el azul cobalto, el azul fino, el amarillo, el naranja colorado, el verde, el negro y el café. El octavo color, por así decirlo, sería el blanco afilado que se observa en casi todas las piezas”.
Cuando los colores no son elaborados dentro de las diferentes casas productoras, empleando minerales y productos naturales, es fácil identificar cuando estos se compran y son sintéticos, ya que suelen reflejar un color intenso y fuera de la gama aceptada para la talavera, detalló Gutiérrez.
“Si ustedes encuentran talavera roja, verde, morada, colores intensos, es el primer indicador de que es una imitación”.
Otra característica de la talavera, de acuerdo con la coordinadora y que se aprecia a lo largo y ancho de la colección del museo, es que las piezas se “craquelan”, lo cual no significa que sea de mala calidad, sino todo lo contrario, ya que esta es una característica especial que forma parte de su proceso.
“No es porque esté defectuosa, sino que es parte del proceso natural que surge en todas las piezas originales”
Por último, Germán Gutiérrez enfatizó que la preservación de las técnicas tradicionales en el proceso de elaboración de la talavera es esencial para mantener viva esta valiosa tradición artesanal.
“No solo se garantiza la autenticidad y calidad de las piezas, sino que también se conserva el patrimonio cultural y se promueve el desarrollo económico. Valorar y apoyar la talavera es una forma de enriquecer nuestra identidad y preservar nuestras raíces”.
CHM