La figura blanca de un niño sentado, pensativo, con los codos recargados en sus rodillas y los puños en el mentón, que el escultor Héctor Olivares nombró “Niño al borde del pasado”, hoy representa el cierre de un ciclo de 10 años de trabajo en una exposición en el Museo Metropolitano de Monterrey.
El maestro explicó que la pieza, creada hace una década, marcó el inició de un momento de su vida como escultor, cuando la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) lo invitó a trabajar una colección personal, luego de recibir el premio de la Cuarta Reseña de la Plástica en Nuevo León.
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“Empecé haciendo algo exclusivo. Pedí un año de trabajo para que me permitieran participar. Todo esto coincidió con un cambio de vida, y me concentré, y creo que de alguna manera revitalizó mi producción como escultor”, señaló.
A 10 años de ese momento que marcó su vida, el artista presenta la muestra, que es tan solo una tercera parte de ese trabajo, en el Museo Metropolitano de Monterrey, pero que marca el cierre de un ciclo para ir en busca de nuevos horizontes de la escultura.
Al recorrer los pasillos junto al maestro Olivares, explica las formas en que trabaja sus piezas, que tienen como base el yeso, yute y otro material rígido, además de rellenos para ciertas figuras.
La inspiración, explica, viene de la cotidianidad de su vida: se pueden encontrar a sus perros y gatos, los personajes que ve su rutina diaria, e incluso autorretratos.
Una de las piezas, llamada “Diálogos”, consiste en tres personas en figuras separadas que tienen un celular, una tablet y audífonos, respectivamente, algo que parece una crítica a la situación de la sociedad actual, pero que Olivares insiste en que no lo es necesariamente.
“Con mis alumnos soy a veces bromista, cínico, los veo a todos en una sola banca, sentados en círculo, con celulares y les pregunto que qué están platicando... a veces el exceso o la exageración del uso nos lleva a otros lugares”, expresó.
Las piezas de la obra son todas blancas, con los mismos materiales, pero el gran lapso ha permitido una gran evolución en el resultado de cada una, explica Olivares.
“Ha evolucionado mucho, porque a pesar de que parece toda igual, si la observan toda detalladamente, detenidamente, se van a dar cuenta que no tienen los mismos cuerpos, los mismos rostros, pero aparentemente tienen un hilo conductor que es la técnica, y lo sencillo y simple de la técnica, son tres materiales que no me permiten hacer más, es la misma textura, son mis manos”, explicó.
El secretario de Desarrollo Social en Monterrey, Rafael Ramos de la Garza, dijo que la muestra estará de manera gratuita hasta finales de noviembre en el Museo Metropolitano de Monterrey.