El Museo Universitario del Chopo busca acercarse al arte centroamericano, por lo que inició un proyecto que incluye un conjunto de exposiciones que revisan las prácticas contemporáneas, además de una serie de conversaciones y publicaciones que se realizarán entre 2026 y 2028.
Durante el primer conversatorio del Encuentro sobre arte centroamericano se planteó una de las inquietudes que surgieron al inicio del proyecto, que fue cómo desarrollar dinámicas de colaboración que permitan impactar el paisaje cultural mexicano, así como las escenas centroamericanas. Fue a partir de este punto que se convocó a agentes que operaban desde distintas partes de Centroamérica para imaginar posibilidades de forma conjunta, así como curadores, artistas y gestores que trabajaban en el contexto mexicano, apuntó Miguel A. López, curador en jefe del museo.
El jale, nombre del primer conversatorio que hace referencia al trabajo en México y a una reunión de amigos en El Salvador, busca “subrayar la frescura y la invención de muchos proyectos que han venido surgiendo en el contexto centroamericano que justamente beben de esa necesidad de trabajar, pero al mismo tiempo de inventar maneras distintas que no son los modelos convencionales a los cuales estamos habituados en el arte institucional y contemporáneo”.
El Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica es uno de los espacios que forman parte de la alianza, el cual tiene sus orígenes en 1994 con la intención de promover el arte de las últimas décadas del siglo XX y las primeras del siglo XXI, recordó Carola Fumero, directora del recinto.
“Se ha conformado como un museo regional que ha logrado visibilizar a lo largo de 31 años la historia de Costa Rica desde una mirada muy crítica que ha prestado atención a la diversidad, a los conflictos policiacos y las violencias que ha atravesado Centroamérica en estas décadas”, compartió Fumero.
La directora del museo resaltó que el proyecto nació con fines antropológicos, con lo que se buscaba hacer énfasis en la diversidad cultural y promover el enfoque y reflexión sobre las identidades. El museo, agregó, se ha sostenido gracias a las redes de apoyo, igual que las que se están tejiendo ahora desde el Encuentro sobre arte centroamericano.
Durante su intervención, Carola Fumero lanzó la pregunta “¿cuál es el rol del museo dentro del contexto social?” y apuntó que es una reflexión relevante en un contexto en el que los discursos conservadores han ido en aumento.
“El museo tiene que ser un espacio de fortalecimiento de los valores democráticos donde el arte se concibe para pensarnos y conocernos mejor como sociedad, para reflexionar en colectivo sobre nuestra historia y nuestros desafíos. Creemos que debe ser un espacio que se construya en conjunto y escucha con sus comunidades y que contribuya a la justicia social, a los derechos humanos y al reconocimiento de la diversidad de la sociedad”.
Por su parte, Ilaria Conti, directora ejecutiva y curadora en jefe de La Nueva Fábrica en Guatemala, dijo que esta es una organización sin fines de lucro fundada en 2013 a partir de un gesto familiar de Mitchell Denburg para celebrar el legado de su esposa, Lissie Habie, artista guatemalteca.
“Algo que me parece muy interesante es que en vez de crear un mausoleo enfocado solo al trabajo de Lissie como artista, lo que se decidió en ese momento fue crear una organización que pudiera empujar la conversación alrededor del arte contemporáneo en el contexto de Guatemala”.
Aunque el elemento central es el arte contemporáneo, apuntó, los proyectos de La Nueva Fábrica se desarrollan a través de una visión de justicia epistémica: “Trabajamos en un territorio que es muy diverso, es pluriversal; hay más de 20 comunidades mayas, comunidades garífunas, comunidades que vienen de procesos de migración. Entonces, uno de los ejes fundamentales es intentar celebrar, trabajar y cuestionarnos a través de la diversidad epistémica”.
“Cuando hablo de justicia epistémica pienso mucho en mi formación en museos de Estados Unidos, en donde, en ese momento, se hablaba mucho de justicia social. Para nosotros, la justicia epistémica es el siguiente paso: mirar al sistema de conocimiento a través del cual la sociedad se va construyendo y no solo a las dinámicas sociales o políticas más específicas”.
En el conversatorio también participó Elena Ketelsen González, curadora asociada del MoMA PS1, quien habló sobre la propuesta de trabajar desde una curaduría situada, es decir, que se pensara desde el contexto de Queens, Estados Unidos, lugar en el que se encuentra este espacio “y no desde el contexto que antes ocupaba (Queens) del que se decía siempre ‘estamos a una parada de Manhattan”.
En un trabajo de investigación en el que revisó el archivo del MoMA para buscar una relación de PS1 con Centroamérica, la curadora se encontró con el trabajo de la historiadora Kency Cornejo, quien proponía empezar a hacer curaduría “desde abajo, desde el sur, desde los barrios y nuestras realidades”.
Pensando en esta forma de trabajo “comienzo a trabajar con una curaduría comunitaria, muy a la Maya Juracan, y empiezo a trabajar con activistas, artistas y todos los que trabajan en Queens y que pelearon y lucharon por este fondo de ayuda para los trabajadores excluidos durante en la pandemia. Todas las decisiones las tomamos en conjunto”. Su trabajo también se ha enfocado en atraer público latinoamericano de las diásporas que no han sido contemplados antes por el PS1.
Finalmente, Juan Canela, curador en jefe del Museo de Arte Contemporáneo de Panamá resaltó que alianzas como esta permiten pensar otras formas de construir desde el arte. Sobre la labor del museo, dijo que centrarse en el trabajo de los artistas y la escucha son ejes fundamentales para imaginar dispositivos que permitan entender y captar las preocupaciones de las audiencias, agentes de la sociedad civil y las universidades.
“Para mí fue muy importante que el trabajo de curaduría se entendiera de una forma coral, muy abierta. Que se entendiera cómo trabajamos con otros curadores, cómo firmamos las exposiciones y cómo repartimos esos espacios de poder que tenemos dentro de las exposiciones”.
“Otra noción que para mí es muy importante es la de la curaduría contextual, algo que puede parecer obvio, pero que muchas veces quizá no se tiene tanto en cuenta el lugar específico desde el que estás trabajando. En nuestro caso es muy importante que todos los proyectos tengan algún tipo de vinculación con el contexto panañemo y Centroamérica, eso no quiere decir que trabajamos solo con artistas de la región, pero sí que haya un vínculo con el contexto y que las metodologías con las que trabajamos también tengan que ver con este”.
El Encuentro sobre arte centroamericano busca ser un espacio de diálogo y reflexión continua sobre el arte centroamericano “para explorar la elasticidad del paisaje institucional y empezar a entender qué tipo de herramientas tenemos, qué podemos compartir y a partir de ahí empezar a imaginar estrategias y abrir la conversación”, finalizó Miguel A. López.
PCL