Cómo se experimenta la fe, cuáles son las bases del cristianismo, cómo se estructuraron las Santas Escrituras, quién las interpreta de manera correcta y quién no, son algunos de los cuestionamientos religiosos a los que se enfrentan Heidi (Aurora Cano) y Marcos (Luis De Tavira) en La fundamentalista, puesta en escena que se presenta desde hoy hasta el 11 de julio en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.
Pero, para Aurora Cano, la obra no sólo está enfocada en el ámbito religioso, porque “lo que se pone en juego es la capacidad que tenemos, o no, de entender al que no ve la vida igual que uno, al que tiene una perspectiva distinta. Yo creo que es un tema de una vigencia tremenda, particularmente por lo que estamos viviendo en México, a partir de las elecciones y de esta polarización absoluta en la que quien no ve el mundo como uno está equivocado, y que somos incapaces de comunicarnos con el que piensa lo contrario”.
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¿Pero por qué el choque ideológico? Marcos es un famoso pastor, autor de una serie de libros que intentan renovar la fe de las nuevas generaciones en la iglesia, mientras que Heidi pertenece al grupo de cristianos de la Iglesia de la Palabra Viva. A lo largo de la obra Marcos intentará redimir a Heidi de lo que él considera un fanatismo peligroso, mientras Heidi intentará redimir a Marcos de lo que ella cree incongruente.
“El tema central de esta obra sí tiene que ver con dos personajes que viven la fe de forma muy distinta, pero el tema trasciende y se va más allá a la relación de dos personas que se quieren y no se pueden comunicar, y que quieren imponerse uno sobre el otro y viceversa. Porque esa otra característica que los enfrenta: mientras más quiero a esa persona más quiero imponerle la manera de ver el mundo, porque estoy convencida que es por su bien”, agrega Cano.
Un conflicto absoluto
La obra del autor finlandés Juha Jokelaes dirigida por Ignacio García, quien puntualiza que “el espectador tiene el lujo de ver desde fuera estas dos posiciones radicalizadas, y poder asombrar, admirary reír con ellas. Es una obra muy cómica porque vemos desde fuera las barbaridades que se dicen (apoyadas en una visión religiosa). A veces es admirable y asombroso cómo la vida nos pone en lugares muy fanáticos a decir ciertas cosas, y cuando nos distanciamos y vemos eso desde fuera, tiene un carácter irónico y nos podemos reír de ello”.
La fundamentalista juega con la relación de los personajes y el desencuentro que tienen en medio de una muy compleja y larga historia amorosa. “Lo curioso es que no es una obra en que se debata si hay que creer o no creer en las estructuras religiosas, porque los dos tienen fe, pero su manera de entender la fe entra en un conflicto absoluto. La obra tiene una serie de sorpresas que no se imaginaría uno que pudieran suceder en un contexto religioso. La obra provoca cierto humor sobre la condición humana”, concluye Aurora Cano.
El regreso a la escena teatral
Como parte de su segunda temporada, después de lo suscitado por la pandemia por covid-19, Ignacio García comenta que “ha sido un tiempo traumático para todos: un tiempo de pérdidas y renuncias. Volver al teatro, volver a contar historias y volver a compartir con gente que venga presencialmente es una recuperación, un pedazo de vida importante; no solo para los que hacemos teatro sino para cualquiera que cree que el encuentro es el lugar natural del ser humano. Creo que ahí estamos y creo que ese es el sentido de esta nueva temporada”.
nerc