El dramaturgo y director de escena César Chagolla recurrió a la famosa paradoja del gato de Schrödinger y a la música para “rehumanizar y dignificar” a más de 110 mil desaparecidos en México.
Después de una primera temporada en septiembre de 2021, Chagolla repone el montaje de Variaciones Schrödinger, su pieza teatral en la que la misma cena de una familia se repite hasta en cuatro ocasiones para mostrar el ciclo interminable de luto por uno de sus miembros desaparecido, que siempre está ahí.
Como en la paradoja de 1935 del físico Erwin Schrödinger sobre la mecánica cuántica, en la que se plantea que en una caja hay un gato hipotético que puede estar simultáneamente vivo y muerto, Chagolla compara que el desaparecido está vivo y muerto mientras no haya un cuerpo para la familia.
“Como en una obra musical, cada vez que se repite la escena, varía en algo: el tiempo ha pasado, las respuestas son menos o hay nuevas, crece la incertidumbre, la familia está cada vez más desintegrada, todo se deteriora y pareciera que el tiempo se ha congelado como consecuencia del familiar desaparecido”, dice en entrevista, en alusión a las Variaciones Goldberg, de Johann Sebastian Bach.
“Aunque la protagonista es la madre Soco (Gabriela Núñez), el personaje que detona todo es el de Gerardo (Jorge Rojas), quien desaparece en nuestra historia. Estamos jugando con la contradicción y con la paradoja, como en el gato de Schrödinger: el personaje que desaparece es el que siempre está en escena, es un personaje que no está físicamente con la familia, pero todo el tiempo conversa con sus integrantes. Está ahí, algunos lo ven, algunos lo escuchan desde el recuerdo, desde la imaginación, desde el deseo de su presencia está ahí hablándoles, lo que el espectador ve literalmente”.
Escrita y dirigida por Chagolla, la obra ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo 2019 se presentará en el teatro Benito Juárez (Villalongín 15) a partir del 20 al 30 de julio con ocho funciones de jueves a domingo, con Luis Miguel Lombana y Raúl Andrade en el elenco.
Ver la realidad
El dispositivo escénico de Variaciones Schrödinger es minimalista y apela a producir sensaciones en el público, en vez de remitir al mundo intelectual de las noticias con datos duros sobre desaparecidos.
“Escribí la obra al darme cuenta de que la desaparición forzada es una realidad tan cotidiana en México que solo la conocemos a través de noticias y datos duros, de estadísticas, de fechas. Poco conocemos de estas historias de desaparecidos a partir de nombres específicos, familias concretas. Es una realidad tan cotidiana que dejamos de verla, la normalizamos como muchas otras realidades dolorosas del país, y deshumanizamos esas vivencias: un desaparecido más, una familia más agregados a la lista de cientos de miles. Mi obra pretende rehumanizar la situación, ponerle nombre a cada persona que pasa por este proceso de duelo inconcluso por la desaparición, ponerles rostro a los desaparecidos”, añade Chagolla.
Como en los testimonios que recopiló Camilo Vicente Ovalle en el libro Tiempo suspendido: Una historia de la desaparición forzada en México, 1940-1980 (Bonilla Artigas Editores, 2019), en los que personas señalan que al desaparecer un miembro de su familia el tiempo se detiene, Chavolla subraya que justo el tiempo congelado es uno de los leit motiv de su obra a nivel discursivo, plástico y estético.
Sobre la vinculación con la paradoja del gato del célebre debate entre los físicos Erwin Schrödinger y Albert Einstein sobre mecánica cuántica, el dramaturgo dice que justo la visibilidad que los mexicanos tenemos de los más de 110 mil desaparecidos en el país es sólo a partir de las noticias, fríamente.
“El ver los casos a partir de las cifras nos impide ver la realidad, no observarla. Sabemos que existen los desaparecidos, pero nos deslindamos, miramos hacia otro lado. Y la decisión de mirar o no mirar tiene que ver con la paradoja de Schrödinger: como si mientras no viéramos la realidad esta no existe, mientras no miremos lo que hay dentro de la caja es una realidad de la no nos hacemos responsables.
“Y esta metáfora te lleva a un nivel más personal e íntimo: mientras la familia no tenga un cuerpo dentro de esa caja de la persona desaparecida, es imposible darle por muerto. Es injusto, es inhumano. ¿Cómo voy a dar por muerto a mi hermano, mi hijo, mi esposo si no tengo un cuerpo qué velar, un cuerpo qué enterrar, al cual rezarle, un cuerpo que me permita comenzar mi proceso de duelo”, expone.