Hablar de la exposición el Centro Histórico, corazón de México es referirse al punto neurálgico de las grandes memorias del país, a decir de Paulina Newman, directora del Museo del Objeto del Objeto (MODO).
Para conectar con el público, el MODO implementó una serie de charlas virtuales alrededor de dicha muestra, la cual está integrada a partir de unos 500 objetos de la colección del museo, enriquecida con 250 fotografías.
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La primera invitada para ofrecer estas pláticas fue Cristina Sánchez. La experta en arquitectura y comercio estuvo acompañada de Aldo Sánchez, curador de la exposición, para quien el “Centro fue un lugar de comercio en tiempos prehispánicos y lo sigue siendo hoy, como zona de intercambio mercantil desde la informalidad de los tianquiztli (tianguis), que concentraban la vida social y económica del México antiguo, hasta las tiendas departamentales modernas. Es el epicentro comercial del país donde la nostalgia es el producto más vendido”.
Cristina Sánchez se refirió a los orígenes de las tiendas departamentales en el Centro Histórico de la Ciudad de México en el siglo XIX, lo que le permitió al público que se conectó por Facebook retroceder al pasado para ver en primera fila cómo nacieron estos centros comerciales.
Una tienda departamental, explicó, es una casa comercial que para el caso mexicano aparece en el paisaje urbano hasta finales del siglo XIX, aunque de una manera planificada, con una división por departamentos que permitían presentar la venta de las mercancías.
“Aparecieron como resultado de una transformación desde el siglo XIX, como cajones de topa, luego fueron creciendo hasta convertirse en estos grandes almacenes, por un lado, y por otro en la publicidad de la época. Curiosamente no se habla de tiendas departamentales, sino de grandes almacenes, es muy recurrente verlo así”.
Dijo que precisamente ese aire de gran almacén le dio un elemento de distinción a estos espacios modernos, que se distinguían de los negocios tradicionales.
El primer gran almacén en la Ciudad de México, dijo, “es El Palacio de Hierro, que se inauguró en 1891, y a partir de ahí se van siguiendo una serie de tiendas que van configurando rumbos de compras relacionados con estos negocios modernos”.
Con fotografías de la época apuntó que las tiendas departamentales que ofrecían compras de lujo, competían con los negocios tradicionales.
Los contrastes se ven, por ejemplo, "en una sombrerería tradicional de la época, que tenía un mostrador inicial que hacía que la mercancía estuviera lejos de los compradores y estaban los empleados, que entonces estaban dispuestos para atender al público”.
Por eso las tiendas departamentales van a impactar, no solamente en la arquitectura en donde se instalan, sino en los hábitos de consumo de los habitantes de la Ciudad de México.
“En el Centro Mercantil, actualmente Hotel Ciudad de México, en el Zócalo, lo que vemos es el cambio en los espacios. Pasamos de tener comercios donde las mercancías, siguiendo los preceptos de higiene, ventilación e iluminación, empezaron a estar al alcance de las manos de los consumidores”.
El Museo del Objeto del Objeto, cuyo principio es valorar los objetos como reflejo de historia, la vida, la cultura y la sociedad, extiende la invitación para que lo visiten de manera virtual.
PCL