Cuando Óscar Montoya comenzó con la escritura de la novela De otro lugar, una etapa de la historia española estaba muy presente en su mirada literaria: el tránsito entre la dictadura franquista y la llegada de la democracia, pero su propuesta estaba alejada de lo académico y era más cercana a una perspectiva un tanto irónica sobre ese tiempo.
“Lo que buscaba, sobre todo, era tratar una época de infancia y que tengo como una especie de recuerdo simpático, pero fue una época simpática, sino bastante dura, de tránsito entre una situación de dictadura, de ausencia de derechos, hacia una democracia. Me apetecía hablar sobre ella, con una perspectiva un poco crítica, incluso irónica. Me interesan mucho las épocas de transición y de cambio”, explica el narrador español.
Para ello construye un policía como Antonio Tojeira, un inspector de policía que disfruta del sol, de la modernidad que trae el turismo en la España de 1980, quien tiene una relación con una lectora de cartas, unidos por su pasión hacia lo esotérico.
“Quería presentar a un policía con una visión irónica sobre los acontecimientos que estaban ocurriendo: cómo una persona podía llegar a sobrevivir en esas circunstancias, siendo alguien tan extravagante, más interesado en los ovnis y en la parapsicología, no en la situación política que le tocó vivir”.
En ello se centra De otro lugar (AdN Alianza de Novelas, 2020), una historia ambientada en los años de plomo, de ETA, “cuando mataba a cien policías al año: una época terrible en el país Vasco y en Madrid; entonces, se me ocurrió presentar a un policía con muy pocas dotes policiales, con muy poca ilusión por su trabajo”.
“Un hombre al que le interesaba la parapsicología, la vida después de la muerte, lo que me parecía una contraposición hermosa: una policía que pensaba más en la vida después de la muerte en una época en la que iban por ellos de manera despiadada”, cuenta Óscar Montoya a MILENIO.
El escritor español recuerda que entre 1982 y el año 2000, en su país se han vivido épocas pacíficas en todos los sentidos, salvo la explosión de ETA, pero lo demás fue una época de prosperidad y lo que más le interesaba era regresar a esa época de transición, porque “es la única manera de comprender nuestros días”.
vmb