Pablo Rodríguez, impulsor del tatuaje desde hace 35 años y creador del concepto “canciones para tatuar”

El argentino es el encargado de ‘decorar’ la piel de integrantes de bandas como Los Fabulosos Cadillacs, Los Auténticos Decadentes, Todos Tus Muertos, Tijuana No!, Massacre entre otras agrupaciones.

Pablo Ricardo Rodríguez, tatuador argentino. (Cortesía)
Martha Calvillo
Guadalajara /

Pablo Ricardo Rodríguez es un reconocido tatuador argentino, con 35 años de trayectoria en este arte al que llegó como un acto de rebeldía, pero hasta ahora se volvió no solo en su herramienta para expresarse, sino en un verdadero estilo de vida que lo ha acompañado desde joven y que lo ha llevado a conocer no solo otros países, sino a grandes personas. Es incluso el encargado de ‘decorar’ la piel de integrantes de bandas como Los Fabulosos Cadillacs, Los Auténticos Decadentes, Todos Tus Muertos, Tijuana No!, Massacre y algunas otras agrupaciones internacionales.

La historia de Pablo con los tatuajes comenzó por allá por 1985 en su natal Buenos Aires, donde influenciado por la galería visual que ofrece la ciudad desde lo arquitectónico hasta simples cuadros y negocios fue inspirado por el arte, sin embargo, la escena del punk, la música y el movimiento que este implicaba fue lo que finalmente lo convenció de quererse dedicar a eso, que en ese entonces era completamente nuevo.

“En mis 17 años la rebeldía que eso significaba, estamos hablando de los principios de los años 80 yo tengo 53 años y yo me encontraba en Buenos Aires en medio de la escena punk rock, yo veía la información a través de revistas, veía a los músicos todos tatuados, nosotros en Argentina no tenemos una cultura del tatuaje como tal vez en México si hay, a través de lo que viene de Estados Unidos, no teníamos nada en absoluto, únicamente gente muy marginal y muy pocos tenían tatuajes, a los 14 o 15 años la primera vez que vi un tatuaje, esa persona tenía un tatuaje con la palabra Ámsterdam y un barco y si me llamó mucho la atención. Básicamente fue la energía y la rebeldía que yo veía en los tatuajes y dije eso lo tengo que hacer y de ahí sigo haciéndolo por más de 35 años”, compartió en entrevista para MILENIO el artista.


Los inicios fueron difíciles, sin una cultura de por medio, el tatuaje en ese entonces era visto mal, como un tabú y algo malo, además al no ser tan popular, el aprender las técnicas y sobre todo conseguir el material era aún más complicado, Pablo recuerda que pese a los estigmas siempre tuvo el apoyo de su madre por lo que no desistió y de a poco y experimentando en sí mismo y en los colegas interesados fue que aprendió del todo y comenzó a hacerse de un nombre en este mundo.

“Veníamos de una dictadura militar feroz, hasta el año 83 entonces era muy estigmático todo el tema del tatuaje, fue muy difícil para mí por la distancia no había Internet como se encuentra ahora, donde uno busca y te aparece todo muy rápido, era buscar una publicación de esa publicación sacar algún teléfono, mandar una carta que te la contesten con la diferencia horaria porque, ahora se soluciona muy rápido con Internet. No había copiadoras, teníamos que dibujar todo, pintar todo a base de acuarela, las máquinas se compran y nosotros antes teníamos que hacer todo. Las tintas ahora se compran, nosotros teníamos que tener conocimientos básicos de química para tratarlas y ver cómo reaccionaban entre nosotros, no en el cliente porque era todo muy experimental, pero si, a la vez de que fue mucho más laborioso fue mucho más gratificante”, aseguró.

Pronto este sueño se materializó con al convertirse en un tatuador de la segunda generación de tatuadores de la República y ser un impulsor de este arte acabando con el tabú de que los tatuajes son sólo para delincuentes, y fundar Nosepick, el primer negocio de tatuajes de la región.

“El proceso fue fantástico de mucha amistad, de mucho compañerismo entre los pocos que tatuábamos que en ese entonces éramos muy pocos intercambiando ideas hasta que empezó a llegar uno que otro exponente extranjero que traían equipos muy buenos y ya ahí en los noventas nosotros teníamos un cambio monetario muy bueno, en ese momento teníamos dinero había posibilidades de viajar conocer comprar materiales en el exterior y volver para hacer nuestras actividades de la mejor manera”, señaló.


Ya con mucha más experiencia, Pablo optó por nombre artístico El Chino de Tijuana y se enfocó en todo tipo de tatuaje, siendo el denominado tatuaje tradicional americano su especialidad, ya que siendo este un clásico, nunca pasa de moda.

“El europeo también, pero más al americano que nos remitimos a los tatuajes vintage, los tatuajes antiguos, los diseños que antiguamente eran marineros cosas clásicas porque todas las tendencias obviamente van cambiando, yo siempre recomiendo el tatuaje tradicional, lo comparo como cuando uno se compra un traje o un vestido y es algo clásico pasan los años y como es algo clásico no va a pasar de moda, y en este caso no es que pase de moda, sino que te puedes arrepentir de alguna tendencia. El tatuaje tradicional no pierde fuerza, no pierde destino, los colores se mantienen sólidos, mientras que en algunas tendencias estéticamente y técnicamente si se ven bien, pero muy rígido alguno sólo como dibujitos estampados en la piel y nada más”, aseguró.

Ya con gran la experiencia, reconocimientos, nuevos aprendizajes, Pablo señala que lo que más disfruta de realizar un tatuaje es simplemente el poder conversar con la persona a tatuar y el ayudarlos a que su piel luzca como ellos desean.

“Yo no me niego a ningún tipo de tatuaje salvo que sean ofensivos, pero lo que más me gusta es la interacción, como en la vieja escuela, que el cliente se acerque, compartir ideas, orientarlo y no solamente remitirme al dibujo que trae”, puntualizó.


Su experiencia, su técnica, su constancia y su amor por el tatuaje lo llevó a trabajar en varios países como Brasil, México, Estados Unidos de costa a costa también a Australia y Nueva Zelanda en donde participó en convenciones, talleres, conferencias y obtuvo premios en varios lugares. Estos reconocimientos lo ayudaron además a convertirse en tatuador de diversas agrupaciones, principalmente argentinas como Los Fabulosos Cadilllas y no solo tatuó a los integrantes, sino que trabajó en los diseños de caratulas de discos y merchandise oficial.

En sus últimos tours con la banda, incluida la fecha en Guadalajara realizó lo que denomina “canciones para tatuar”; diseños exclusivos basados en las letras que canta la famosa banda argentina los cuales son tatuados a sus fans. Además, recientemente en Guadalajara participó en el Tatto Music Fest en donde compartió un poco de su experiencia.

Por ahora Pablo permanece en territorio mexicano, ahora en CdMx fue invitado a la premiere de la película Scab Vendor: Confessions of a Tattoo Artist  de su amigo y colega Jonathan Shaw, esta cinta ya fue presentada en varios países y es ganadora de premios. El film de carácter documental relata la intensa vida del tatuador de origen neoyorquino con la participación de Johnny Deep, Iggy Pop, el director de cine Jim Jarmusch entre otros que colaboran con testimonios acerca de lo vivido por este singular personaje.



MC


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