La exposición que conmemora tanto los 90 años tanto del Palacio de Bellas Artes como del mural El hombre controlador del universo ofrece todos los detalles alrededor de la historia de la polémica obra pintada por Diego Rivera, destruido en el Rockefeller Center y que posteriormente el artista reprodujo de manera gratuita en los muros del máximo recinto cultural del país.
La anécdota es que, en 1931, Nelson Rockefeller encargó la elaboración de tres obras a Pablo Picasso, Henry Matisse y Diego Rivera para su nuevo edificio en Nueva York.
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“El muralista mexicano fue el único que aceptó, recibiendo 23 mil dólares por esa obra que diseñó para el edificio Radio City, en el centro de Manhattan, en Wall Street, en el corazón del capitalismo, con el título El hombre en la encrucijada mira con esperanza y gran visión hacia la elección de un futuro nuevo y mejor”, dice a MILENIO Miguel Álvarez, historiador del arte y curador asociado del Museo del Palacio de Bellas Artes.
Comenta que Diego Rivera decidió pintar a Vladimir Lenin, lo que provocó el enojo del empresario que lo censuró y le ordenó borrarlo. Como Rivera se negó, entonces lo bajó de los andamios, le liquidó los 11 mil dólares que quedaban pendientes y destruyó el mural en 1934. Con ese dinero el pintor hizo los retablos para una nueva escuela de trabajadores en Nueva York.
Diego Rivera encontró eco en México y esa obra destruida en Nueva York, pudo replicarla, aunque en menores dimensiones, en el segundo piso del Palacio de Bellas Artes con el título El hombre controlador del universo.
Álvarez, quien se ha desempeñado como investigador para exposiciones y curadurías sobre fotografía y arte moderno en México, explica que en junio de 1934 Rivera cerró el contrato para hacer esta obra mural que donó a Bellas Artes, pues no se le pagó ni un peso por ella.
Exposición completa
Para conmemorar los 90 años del mural y de la apertura del Palacio de Bellas Artes se desarrolló Diego Rivera. Nueva vida a un mural destruido 1933/1934.
La exposición está conformada por más de 30 piezas entre fotografías de Tina Modotti y Lucienne Bloch, documentos fílmicos, sonoros y hemerográficos, destacando los bocetos originales del proceso de creación del mural destruido facilitados por el Museo Anahuacalli. También se incluyen obras de Rivera pintadas a partir de su visita a Moscú en 1927, en el décimo aniversario de la Revolución bolchevique.
El especialista dice que El hombre controlador del universo, que se puede admirar en el Palacio de Bellas Artes, “es la visión de Diego Rivera de un momento histórico, previo a la Segunda Guerra Mundial, y en donde el mundo estaba a bifurcado entre capitalistas y socialistas, y parte de su visión es que propone un momento de esperanza. Presenta al hombre técnico, al hombre que controla las máquinas, la tecnología y el conocimiento, y a partir de ese conocimiento el ser humano puede acceder a una mejor forma de vida y de organización social”.
Parte de la narrativa y de la curaduría de la exposición es relatar cómo se da la imagen de la discordia y la censura en consecuencia.
El experto refiere que el contrato con Rockefeller decía que debía entregar El hombre en la encrucijada, mira con esperanza y gran visión hacia la elección de un futuro nuevo y mejor completo y terminado el 1 de mayo, pero llegó el día 9 aún le faltaba la parte de abajo.
“Teniendo en cuenta ese periodo, entonces podemos decir que en unos dos meses hizo todo el mural en Rockefeller Center y medía el doble de este que está en Bellas Artes, entonces intuimos que para realizar dicha obra en México se tardó unos tres meses porque también empezó a trabajar, de manera paralela, la escalera de Palacio Nacional que había dejado inconclusa”.
La exposición Diego Rivera. Nueva vida a un mural destruido 1933/1934 estará abierta al público en las salas Siqueiros y Camarena del 26 de junio al 8 de septiembre de 2024.
hc