Antes de convertirse en una institución que tiene como objetivo preservar, acrecentar y difundir el patrimonio documental de México, la construcción actualmente ubicada en el número 113 de la avenida Eduardo Molina funcionó como una cárcel: el Palacio de Lecumberri.
La penitenciaría, que fue conocida como el ‘Palacio Negro’ por el sufrimiento y atrocidades que ahí tuvieron lugar, fue inaugurada el 29 de septiembre de 1900. Estuvo en funciones por más de siete décadas hasta que los malos manejos de sus encargados y la pésima situación de los presos hicieron que fuera clausurada el 27 de agosto de 1976.
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Pero su conversión como del Archivo General de la Nación ocurrió casi un año después, el 26 de mayo de 1977, gracias a un decreto presidencial. Entonces, ante la conmemoración de este suceso, vale la pena conocer cómo es que Juan Gabriel, Pancho Villa y Siqueiros, entre otros personajes importantes, estuvieron tras las rejas en uno de los recintos más tétricos en la historia del país.
Juan Gabriel
Cuando Alberto Aguilera Valadez (nombre real de Juan Gabriel) llegó a la Ciudad de México, tenía muchos sueños en su cabeza, pero estos se vieron interrumpidos por un señalamiento de robo. Las suplicas del cantante - asegurando que la acusación, supuestamente emitida por la actriz Claudia Islas, era falsa - no fueron escuchadas y acabó encerrado en el Lecumberri el 14 de abril de 1970.
Aunque su condena era por tres años, la intervención de la cantante Enriqueta Jiménez, ‘La Prieta Linda’, y del general Andrés Puentes Vargas sirvió para que el talentoso cantante saliera de prisión a los pocos meses. Su temporada tras las rejas quedó retratada en la película biográfica Es mi vida (1982) y la serie Hasta que te conocí (2016).
David Alfaro Siqueiros
Activista como pocos – participó en la Revolución Mexicana, fue miembro del Partido Comunista Mexicano, atentó contra León Trotski y combatió en la Guerra Civil Española -, Siqueiros fue un artista al que el gobierno mexicano tuvo mucho tiempo en la mira, hasta que en 1960 el mandato del presidente Adolfo López Mateos logró encerrarlo en el Lecumberri. Ahí pasó 4 años en los que gozó de ciertas libertades, pues se le permitió seguir pintando y recibir visitas, tal es el caso de Julio Scherer, quien acudió varias veces a la prisión para platicar con el artista; las conversaciones resultaron en una obra periodística que no pierde vigencia: Siqueiros: la piel y la entraña.
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Francisco 'Pancho' Villa
Tras un desencuentro con Victoriano Huerta, en ese momento general subordinado a Francisco I. Madero, el llamado ‘Centauro del Norte’ fue procesado en junio de 1912 al ‘Palacio Negro’ por cargos de insubordinación, desobediencia y robo.
Tras unos meses en el recinto, donde lo más valioso que tuvo fue la compañía de Gildardo Magaña, un zapatista que mejoro sus capacidades en la lectura y escritura, Villa fue trasladado a la cárcel de Santiago Tlatelolco, donde logró escapar disfrazado de doctor. Pero esa breve estancia tras las rejas hizo que el revolucionario generara un gran rencor con el que a la postre traicionaría a Madero.
José Revueltas
Además de un gran escritor, Revueltas fue un luchador social comprometido. Por eso sus acciones, concretamente las que llevó a cabo como parte del Movimiento Estudiantil del 68, lo llevaron a ocupar una celda en el Lecumberri. Ahí pasó más de dos años, tiempo que no desperdicio, pues desde la reclusión escribió la novela El Apando (1969).
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William Burroughs
Uno de los referentes de la llamada Generación Beat, grupo de escritores que también incluye a Jack Kerouac y Allen Ginsberg. Burroughs fue encarcelado en 1951 luego de matar con una bala a Joan Vollmer, su esposa, mientras ambos intentaban emular una hazaña de Guillermo Tell. Aunque el escritor pasó menos de 15 días en el Lecumberri, pues la corrupción de las autoridades mexicanas favoreció a que pudiera salir del encierro.
Álvaro Mutis
El poeta colombiano llegó a México en 1956 buscando tranquilidad, pero ésta le duró poco; a los tres años de estancia en el país fue capturado por la Interpol y encerrado en el Lecumberri. Ahí, en el 'Palacio Negro', el creativo vivió una de sus épocas más oscuras, aunque también favoreció a su pluma; prueba de esto es su libro Diario de Lecumberri (1960).
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