Muestran objetos de Pancho Villa en museo itinerante

Su próxima presentación será durante las Jornadas Villistas en Parral del 14 al 20 de julio.

Exposición de Pancho Villa (Araceli López).
México /

Los rastros de sangre del Centauro del Norte dejaron huella, quedaron en un papel cebolla que enumera la relación de objetos que llevaba consigo el general Francisco Villa en el momento en que fue emboscado y asesinado.

Es un escrito a máquina realizado por su viuda Austreberta Rentería. Primero lo hizo a mano y luego lo pasó a máquina en el Hotel Hidalgo, que era de su propiedad. En ese lugar fue velado el jefe de los Dorados, dice Francisco Villa Betancourt, nieto de ambos.

Explica que la sangre que manchó el documento se escurrió de la ropa que Villa llevaba cuando lo acribillaron. Ese testimonio, así como la factura con fecha del 22 de febrero de 1923 del automóvil Ford en el que viajaba en el momento de su muerte (cuando fue impactado por más de 100 balas) son objetos del Museo Itinerante Francisco Villa.

Este museo es único es su tipo, resguarda valiosas piezas que pertenecieron a Doroteo Arango, mejor conocido como Francisco Villa (1878-1923).

Preservan enmarcado el cartel original del “Se busca”, en el que el gobierno de Estados Unidos ofrecía una recompensa de 5 mil dólares por él, fechado el 9 de marzo de 1916. En esa época se puso precio a su cabeza por la incursión de Villa en Columbus, Nuevo México, como protesta porque Estados Unidos reconoció al gobierno de Venustiano Carranza.

Para capturar al revolucionario, el ejército estadunidense llegó al territorio mexicano, esa acción es conocida como “la invasión punitiva”, duró once meses y no logró su objetivo.

En esa colección destaca también otro objeto: el sombrero de palma que le regaló Emiliano Zapata a Villa.

Los baúles de Austreberta

El Museo Itinerante tiene algunos libros de la biblioteca de Villa. Uno de ellos, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, tomo dos, tiene la firma de Austraberta Rentería, la viuda del revolucionario.

“Muchos piensan que Villa no sabía leer ni escribir. Primero empezó a escribir burdamente pero se fue perfeccionando con cada libro, el general prácticamente los devoraba. Cuando estuvo preso en el Palacio de Lecumberri empiezan a prestarle libros, después se va a la prisión militar en Santiago Tlatelolco y ahí uno de los internos le prestó uno que le fascinó: Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas”, cuenta Francisco Villa Betancourt, su nieto.

Orgulloso, muestra la fotografía de Villa con su última esposa, su abuela Austreberta. Ella tenía 22 años y él, 42”.

“Aquí el general Villa portaba sombrero, camisa y chaleco, ese vestuario ahora está en exhibición en el Museo de la Quinta luz, en la Calle Décima en Chihuahua”.

Ese acervo pervive porque su abuela lo tenía en baúles, ella guardó todo lo que tenían en la Hacienda de Canutillo.

“Nosotros de chicos veíamos el contenido de los baúles, cuando rara vez los abrían, entonces nos transportábamos a un mundo imaginario, viendo la ropa, los libros y todas las cosas del general Francisco Villa. A la muerte de mi abuela, esos baúles quedaron bajo resguardo de mi papá y al fallecer mi papá esos quedaron bajo mi resguardo”.

Destaca un retrato en gran formato del general que fue pintado en vida del caudillo y que aún se conserva como parte del acervo del Museo Itinerante Francisco Villa.

Son 370 piezas, entre cuadros, periódicos enmarcados, armas, documentos, ropa, y hasta utensilios.

“Tenemos cartas de Emiliano Zapata a Francisco Villa y viceversa, y una tarjeta de agradecimiento que le da Sara Pérez, la esposa de Francisco I. Madero, quien después del fallecimiento de su marido se le manda para agradecerle todas las atenciones que tuvo en vida con él y firma: señora de Francisco I. Madero”, detalla mientras muestra la pequeña tarjeta con su sobre diminuto.

Villa Betancourt toma en sus manos el periódico El Universal, en donde se publicó una entrevista en diversas entregas. “El general Villa, ya en retiro en su Hacienda Canutillo, dijo que los políticos le temían y que era capaz, si se lo propusiera, de reunir en 40 minutos a más de 40 mil hombres”. Estas declaraciones levantaron ámpula en la clase política, lo que lo levaría a la muerte, pues un año después se planeó y se llevó a cabo su asesinato, de acuerdo con Villa Betancourt.

El Museo Itinerante de Francisco Villa está listo para ser presentado en el recinto del país que así lo solicite, por lo pronto su próximo viaje será a las Jornadas Villistas en Parral Chihuahua, del 14 al 20 de julio.

caov

  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.

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