Una crisis como la de hoy, debido a la pandemia de coronavirus, revela la falta de respaldo por parte del Estado para muchos sectores de la sociedad. Sobre esta incapacidad, particularmente en el caso de los artistas como trabajadores, reflexionó el curador de arte Cuauhtémoc Medina en la charla organizada por el Consejo Consultivo de Ciencias y que se transmitió en vivo, ayer, a través del Facebook del Centro Nacional de las Artes.
“Una situación como esta revela con toda su violencia la incapacidad del pensamiento social, y particularmente de los políticos, de entender qué significaría contribuir a la compleja ecología cultural”.
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La situación precaria de artistas que dependen de transferencias ocasionales y de los que se espera que obsequien su trabajo es similar a la condición de trabajadores eventuales que no tienen una estructura laboral robusta en lo económico.
“El trabajador postsalarial, tanto el del mundo del arte como el del Uber, disimula su relación de explotación y de violencia mediante la transferencia del mercado ocasional: ya sea el mercado de las galerías o el mercado del reparto de pizzas en medio de la pandemia”, dijo.
Durante la charla, en la que también participó Enrique de la Garza Toledo, sociólogo del trabajo, se mencionó la encuesta que realizó la dirección de Difusión Cultural de la UNAM para medir el impacto del covid-19 en el sector cultural.
De la Garza y Medina coincidieron en que ésta revela la fragilidad del sector cultural en donde el problema del futuro económico del arte es el problema del no empleado: “hablamos de gente que vive al día y que no tiene, como trabajador independiente, capital de emergencia”, apuntó Medina.
Por lo anterior, subrayó que la necesidad de la intervención del Estado es fundamental para asegurar la responsabilidad por el sector cultural. Esto quiere decir que “tiene que haber una decisión social para conducir los recursos y los excedentes hacia atender una función, porque estamos en el problema de que todavía tenemos que hacer valer el paradigma del Estado en el sentido de que es el actor el que interviene para hacer posible la atención de las funciones sociales que el mercado no va a atender”.
“La falsedad retórica es que tenemos una redirección del gasto público: en lugar de cumplir funciones está buscando estimular la economía de la precariedad en el nivel más bajo posible. De manera de que en lugar de que tengamos una estructura en donde los impuestos están sirviendo para satisfacer necesidades que el mercado no satisface lo que estamos haciendo es reconvirtiéndolo para sostener el sistema que ha generado la precariedad mediante el mercado”.
El también crítico e historiador del arte, Cuauhtémoc Medina, apuntó que lo que el presupuesto debería garantizar como cultura y educación no se va a cumplir en tanto se siga dando el ascenso de la economía de la precariedad, sobre todo en las condiciones actuales del trabajo cultural, en donde la intervención del capital social, es decir, los impuestos, “tendrían que ocurrir de una manera estratégica en relación a una economía mixta múltiple”.
Medina enfatizó que el Estado no debería ser visto como el terreno de los políticos, sino como "el lugar donde el poder social convertido en impuestos puede localizar su capacidad de corrección, orientación, estímulo y fomento”.
PCL