Si bien escribió durante la pandemia, Paolo Giordano (Turín, 1982) decidió contar en Tasmania (Tusquets) dos sucesos previos que lo impactaron: una cumbre sobre la crisis climática y los atentados yihadistas de 2015 en París.
“Ese par de eventos, en cierto sentido, cambiaron totalmente nuestra manera de estar en el presente y siguen las crisis. Pensamos que el terrorismo se terminó pero realmente los eventos más recientes nos han demostrado que no es así. Estamos totalmente dentro de aquella época”, dijo el escritor en conferencia virtual desde Roma.
La novela combina el periodismo y la ciencia; el narrador es un periodista que enfrenta crisis que ponen en duda lo que piensa, incluyendo su vida amorosa, hasta encontrar Tasmania un refugio en caso de una catástrofe mundial.
Giordano, doctor en física y escritor, agregó: “Es un libro que habla de una época muy específica, que va desde final de 2015 hasta principios de 2020, justo antes de la llegada de la pandemia. Me interesaba investigar cómo habíamos llegado a esa gran crisis que habíamos atravesado, y cómo éramos antes.
Dijo que por sus características, Tasmania puede ser una novela existencial, aunque confesó que algunos editores le dijeron que no usara esa palabra porque nadie la querría leer.
“Pero me gusta mucho, es una manera precisa y muy poética de poner las cosas y sí, Tasmania es un libro existencial. ¿Qué es existir en esta época de guerras, después de pandemia, en una época de terrorismo y de crisis climática?
“Quise contarlo desde el punto de vista de un científico porque la ciencia intenta explicar cómo suceden las cosas no el porqué; describiendo el cómo encontramos muchísima poesía y fascinación”.
Pasado reciente
Giordano comentó que fue como escribir una novela histórica que combina diferentes géneros.
“Aunque estaba hablando de eventos muy cercanos, temporalmente la impresión era que las versiones de nosotros de aquellos años estaban muy lejanas.
“Por primera vez empecé a utilizar el teléfono como una especie de borrador de ese pasado reciente, como huellas de mi pasado personal y también de la realidad externa que entraba en mi vida y de las personas alrededor. Intenté que en el libro entrara el lenguaje de la ciencia, de la modernidad y del debate, las novelas tienen que ser experimentos de palabras”.
Para el protagonista, los conflictos, la crisis climática y las cosas que nos atormentan por la noche “siempre son las mismas, son cercanas y pueden ser bastante comunes, como el amor, los hijos, los padres, la salud, el sexo. Son cosas que de alguna manera forman nuestra vida de seres humanos y son temas universales también en la literatura.
“Actualmente no creemos en nadie y siempre buscamos nuestra versión de la realidad más cercana a nuestros prejuicios. Es una época complicada tanto para periodistas como para científicos”.
Giordano ha escrito varios títulos sobre cambio climático (una de sus preocupaciones) que están conectados con otros temas como la biodiversidad.
“¿Por qué es difícil hacer apasionante el tema del clima? Algunas cosas han cambiado. Por ejemplo, desde que apareció Greta Thunberg el tema se ha ampliado, todo es nuevo y los problemas sobre cómo contar la crisis climática para que nos toque en las emociones siguen siendo inciertos.
“De hecho, la crisis climática da origen a narraciones distópicas de ciencia ficción muy alejadas. Creo que hace falta sentir la verdad de esta crisis en el tiempo presente y también en las relaciones humanas, las maneras en las que llegará a cambiar el tejido de nuestras relaciones más íntimas”.
Un desafío
Giordano dijo que Tasmania ha sido un desafío en su intento de llevarlo a ser un libro que cambiará el tejido humano.
“Y la única herramienta que tenía a disposición era la herramienta de las analogías. A partir de esto es que ha salido todo el tema de la bomba atómica que está en el libro porque quizás imaginar un paisaje totalmente nuevo, un paisaje de escombros (como fue el de Hiroshima y Nagasaki para los que estaban allí), nadie se lo podía imaginar. Y esas personas sí que lo vieron.
“Quizás esta analogía nos ayuda a entender de manera emocional algunas cosas que tienen que ver con el presente de nuestro planeta. Pero podemos solo acercarnos de manera imperfecta porque cuando empezamos a hablar de la crisis climática de manera frontal y directa, inmediatamente pasa algo que nos aleja. Esto lo sabemos todos. Es algo que todos hemos conocido. Ni siquiera hace falta explicarlo”.
Giordano dijo que en el pasado podíamos olvidarnos del mundo lejano durante unas horas y solo de vez en cuando volver a contactar con él “pero ahora siempre está presente. Entonces, ¿cuál es el efecto de este mundo? Es posible que la sugestión que estos tiempos nos provocan puedan tener un efecto en nuestras relaciones más íntimas, en nuestra capacidad de abandonarnos a los sentimientos”.
Por eso se pregunta cuál es la relación entre la esperanza y el amor. “Son dos cosas que parecen diferentes pero que realmente están muy vinculadas. Es también una especie de privilegio que hoy quizás vemos amenazado de alguna manera. En el libro esto también se percibe, aunque finalmente la verdadera Tasmania de este narrador, este lugar seguro donde salvarse, está muy vinculada con la relación que tiene con su mujer: el amor como relación de refugio”.
Al final, Giordano se refirió a un personaje en especial:
“Estamos viendo que la religión puede ser una fuente de grandes malentendidos o de conflictos. Todavía hoy, pero seguramente los años del terrorismo de los que hablo en Tasmania fueron años donde en Europa se hablaba mucho de un nuevo conflicto entre religiones. En Tasmania la fe viene con un personaje específico, que es el cura, que realmente atraviesa una crisis personal y es uno de los recorridos más difíciles que definir”.
caov