Se dice que, durante aproximadamente diez años, Miguel Hidalgo fungió como cura en la Parroquia de San Felipe Apóstol, localizada en el estado de Guanajuato, hecho que ha convertido a la misma en un lugar emblemático del municipio.
Miguel Hidalgo vivió en el municipio de San Felipe desde el año de 1793 hasta 1801, donde, además de realizar sus famosas tertulias, fiestas en las que incluso se hablaba de cambiar el régimen monárquico, fue cura y juez eclesiástico en la iglesia municipal.
La Parroquia de San Felipe Apóstol es un lugar lleno de historia, comenzando por el hecho de que, según las leyendas que se han propagado, conserva la sangre de los líderes franciscanos que, hace muchos años, murieron abrazados al llamado ‘Señor de la Conquista’ que ahí se encuentra. Pero también a que fue uno de los diversos templos donde Miguel Hidalgo fue cura.
- Te recomendamos San Felipe, Guanajuato; lugar donde floreció el espíritu del movimiento de Independencia Cultura
Documentos históricos relatan que fue un 23 de enero de 1973 cuando, a la edad de 40 años, Hidalgo llegó a San Felipe después de vivir un tiempo en Colima, y, tan solo un día después, tomó posesión de cargo en presencia de Br. Diego de Bear y Celis; hecho que fue tan trascendental, que hasta el día de hoy se conserva el documento que lo acredita.
“Él oficiaba misa, participaba en impartir los sacramentos, era confesor pero también era juez eclesiástico. O sea, él casaba y bautizaba; todas las actividades propias”, relató Rigoberto Hernández, cronista del municipio.
Al respecto, libros como ‘San Felipe, crisol de la Independencia’, mencionan que, en medio de su labor como cura, delegó gran parte de sus funciones a los vicarios Gaspar Calvillo, José María Olvera, José Antonio Lecuona y Rafael Larréategui; y que estos, a su vez, llevaban a cabo la administración de bautizos y casamientos.
- Te recomendamos ¿Listo para las fiestas patrias? Estos son los comercios con más quejas en septiembre Negocios
Así mismo, se dice que Hidalgo solía deambular por los pasillos del edificio, que desde luego celebraba misas en el altar principal, y que además solía sentarse en el jardín principal, debajo de un árbol, lugar donde también platicaba con los feligreses.
Dichos registros también hacen mención de que fue hasta el año de 1801 cuando Miguel Hidalgo, a causa de varias deudas que lo aquejaban, se vio en la necesidad de abandonar su cargo, pidiendo al obispo de Michoacán que le permitiera separarse temporalmente del mismo.
PCQG