Patrimonio religioso novohispano, revalorado tras sismos y pandemias

Covid-19

La doctora Consuelo Maquívar, investigadora emérita del INAH, comparte en línea las primeras clases de su curso “Iconografía religiosa novohispana”.

Consuelo Maquívar, investigadora emérita del INAH (Especial).
Ciudad de México /

El confinamiento social causado de la propagación del covid-19 ha obligado a los fieles cristianos a conmemorar la Semana Santa fuera de sus lugares de culto. Esta alerta sanitaria, junto con los daños a cientos de capillas, templos e incluso basílicas en 11 estados del país por los sismos de 2017, ha motivado en los mexicanos la revaloración de estos espacios históricos no solo desde la religiosidad, sino desde el goce estético.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) comparte que la doctora Consuelo Maquívar, investigadora emérita del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), siempre ha estado en la trinchera del estudio y la defensa del patrimonio religioso novohispano, el cual representa un discurso donde se encuentran semillas de la identidad mexicana, por ejemplo, la veneración a la Virgen de Guadalupe.

Debido a la emergencia sanitaria, la doctora en Historia del Arte decidió reprogramar el curso “Iconografía religiosa novohispana”, el cual impartía a un centenar de participantes en su centro de trabajo la Dirección de Estudios Históricos (DEH), más quienes veían la transmisión en vivo. La sesión del pasado 4 de marzo se puede visualizar aquí:

A la espera de una vuelta a la normalidad, la investigadora reflexiona sobre lo que ha tomado como una misión: divulgar la riqueza —de forma y fondo— que se encuentra en las edificaciones, escultura, pintura, entre otros bienes de este periodo. Ese desconocimiento colectivo sobre el patrimonio virreinal, dice, “es lo que más me ha preocupado, pero motivado por dar a conocer”.

Gracias a estos cursos, junto con el titulado “Historia virreinal” que ofreció el año pasado, se va despertando el interés de las personas, no necesariamente especialistas o estudiantes universitarios.

El punto de partida para comprender el significado de portadas barrocas, retablos churriguerescos, etcétera, es la historia misma “porque hay que saber desde cuándo y por qué, la Iglesia pretendió enseñar a los fieles la doctrina a través de las imágenes.

Como antecedente se tienen los tratados de iconografía para que se entienda a partir de qué se representa a Cristo, a la Virgen, a los santos, de la manera en que lo vemos”, refiere la investigadora al abundar en los tratados tridentinos, de mediados del siglo XVI, y la política eclesiástica de Felipe II, que retomarían los artistas novohispanos.

Arte sacro (Especial).

​La simbología católica se halla en la profusa iconografía de las fachadas de templos y claustros de ex conventos, sin embargo, Consuelo Maquívar aprovecha para rectificar que mucha de ésta se debe a la mano de obra ya no de indígenas “puros” (cuya población fue severamente diezmada), sino de personas que ya tenían un grado de mestizaje: “no podemos insistir en que las imágenes de los siglos XVII y XVIII las hicieron los indios.

“La Iglesia propició todo esto a través de la enseñanza de sacerdotes, clérigos, frailes, etcétera, y la mano de obra, de alguna manera, fue inculcada por los frailes desde el siglo XVI, pero dos centurias después ya estamos hablando de mestizos, criollos y la serie de castas que tenían alguna participación en los gremios y en la ejecución de estas obras”.

La iconografía religiosa novohispana se nutriría con los grabados europeos de esta temática que llegaban a las “nuevas tierras”, como lo deja ver la obra de reconocidos escultores y pintores como Miguel Cabrera o Cristóbal de Villalpando, entre otros, siendo base de la enseñanza en los propios talleres, tal como se hacía en el Viejo Continente:

“Hubo copias, porque así tenía que hacerse, pero también hubo aportaciones novohispanas. No es que nosotros no fuéramos creativos. En el siglo XVIII, en particular, tenemos iconografías muy propias, creadas a partir de las advocaciones por las que se tenía gran devoción en esta colonia, hablamos, por ejemplo, de la Virgen de Guadalupe”.

Asimismo, “dentro de la pintura virreinal, al igual que la europea, se tomaron muy en cuenta pasajes como la "Infancia de Jesús" —la cual no consta en los Evangelios—, son realmente narraciones de vida cotidiana, pero que los artistas las representaron basándose en los evangelios apócrifos”.

El propósito de este curso que será reprogramado, es que, una vez concluido, los participantes, “al entrar a cualquier iglesia mexicana de la época colonial, puedan entender más el significado, el mensaje que tienen estos templos y, a partir de eso, hacer una revaloración de ese pasado artístico, además de que tendrán mayores elementos para su defensa como patrimonio cultural”, concluye la exdirectora del Museo Nacional del Virreinato.

vmb

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