Engrudo, periódico, cartón, papel de colores y mucha pintura son parte de la materia prima que desde hace 15 años “Fiarte Piñatas Molina” utiliza para dar vida a más de 300 piezas a la semana. Aunque por la demanda, en diciembre duplican su producción con piñatas de estrella para las posadas y en su mayoría para decoración.
Con el apoyo de 35 familias de Xonacatlán, de Temixco en Cuernavaca, donde se concentra 60 por ciento de la producción; Villa Cuauhtémoc en Otzolotepec, y Temoaya, desde hace 15 años Martín Molina García se dedica a dar vida a las tradicionales piñas de fiesta.
“Tenemos un gran variedad tanto para niños, adolescentes y se ha ido ampliando a los adultos para las despedidas de solteras o solteros. Los más demandados o los que no pasan de moda son Mickey Mouse, el Hombre Araña, los toros y las tradicionales vacas”.
Aunque sus principales puntos de venta en el país están en la Ciudad de México, Querétaro, Monterrey, Puebla, Michoacán, Cuernavaca y Guadalajara, así como San Antonio Texas en Estados Unidos, donde hacen envíos cada dos meses; el mercado local en el Valle de Toluca, es su principal cliente.
“En México se consumen más los diseños extranjeros, pero en Estados Unidos los connacionales buscan más lo tradicional”.
Negocio familiar
Martín retomó el negocio familiar, el cual solo funcionaba en diciembre con la venta de piñatas de estrella, que en un inicio eran de barro, pero con los años evolucionaron y optaron por el periódico. Hoy por la demanda consume cerca de 800 kilos de papel a la semana para su producción que incluye al menos 400 modelos de base de fibra de vidrio o cartón reciclado.
“Antes solo hacíamos las de pico, pero con el tiempo la gente empezó a pedir otros diseños como toros, carritos, chavos del ocho, princesas de Walt Disney, hasta hoy con las películas de moda. Tienen que estar a la vanguardia para cautivar a los clientes, por ejemplo, con Paw Patrol hacemos todos los cachorros para darle gusto a los niños”.
Actualmente tienen piñatas desde 40 hasta 1.80 centímetros, aunque las más vendibles son las de un metro, que se llenan con 5 kilos de dulces y algunas pelotas. El precio promedio al mayoreo va de 200 hasta 350 pesos, según el tamaño y el número de unidades, por menudeo pueden costar 50 pesos más.
Proceso
Para entrar a su taller principal, ubicado en la calle Independencia de la cabecera municipal, el pasillo es algo estrecho, pero una vez dentro ni los dos patios y los tres pisos de dos viviendas, así como una bodega, son suficientes la infinidad de piñatas que en promedio tardan dos días y medio en pasar por todo el proceso, que da empleo a 45 personas, en su mayoría madres solteras que laboran desde casa y personas con discapacidad.
En una pequeña habitación una de las trabajadoras es la encargada de sellar completamente la figura de un videojuego, hecha de cartón reciclado que necesita varias capas de engrudo y periódico para quedar resistente y aguantar los “palazos”. Después de un día y medio de secado en el sol, está lista para sacarla del molde, sellarla y colocarle hojas blancas, para decorar o pintar.
Sobreviviendo a covid-19
Como la mayoría de los negocios, tuvieron que hacer frente a la pandemia, ya que estuvieron parados dos meses, redujeron 50 por ciento el consumo de papel y las ventas cayeron 90 por ciento, ya que la mayoría de las fiestas se suspendieron.
KVS