Las piñatas ocupan un lugar central en las posadas, es el mal y los siete pecados capitales representados en cada uno de los picos de la estrella derribada a golpes por las familias, reunidas para celebrar las fiestas de diciembre, afirmó Juan Arzate Juan Arzate, artesano de San Cristóbal Huichochitlán.
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Desde hace siete años empezó a fabricarlas para generar ingresos y actualmente en esta época navideña vende hasta 4 mil 500 piñatas de entre 20 centímetros y 3 metros y medio, de materiales como papel, engrudo, periódico, cartón, lazo y silicón.
“No tenía ni para la comida, pero tenía un poco de papel, así que con un poco de curiosidad empecé; los primeros cuatro años hacía algunas solo para esta temporada y después fui haciendo un poquito más, para Reyes, días del niño, cumpleaños, etc., hoy ya me hacen pedidos e incluso tengo trabajos que se fueron a Nueva York, Texas y España”.
Reconoció que los colores y formas son características que las vuelve inconfundibles y parte de la tradición, pero señaló que más allá de lo estético su principal función es fortalecer la convivencia y unir a las personas.
“Es un buen pretexto para acabar con los malos entendidos”.
En su comunidad, dijo, muchas familias se dedican a fabricar piñatas y cada año reciben a compradores que se preparan para sus fiestas; a pesar de ello, puntualizó que falta unión por parte del sector para volverse un referente importante en el tema tanto a nivel estatal como nacional.
“Hay quienes pueden pensar que es competencia, pero creo que yo tengo una forma de trabajar, mis compañeros tienen otra, entonces la gente es libre de consumir donde quieran y que se lleven algo a su gusto, si hay más artesanos vendría más gente de otros lados, quizá hoy me compren a mí y mañana a otro”.
Por último, mencionó que se trata de un elemento fundamental en la celebración decembrina, por lo que instó a la sociedad a reconocer su valor y fomentar en las nuevas generaciones el gusto por romper la piñata.
“Algunos adultos están alejándose de las tradiciones, pero hay que conservarlo, principalmente por los niños que son quienes tienen más ilusión, dejar esto de lado es romper ilusiones infantiles y no fomentar la unión familiar; muchos crecen sin eso, poco a poco vamos interrumpiendo la tradiciones”.
LC