Hablar de Tampico como capital de las Huastecas es actualmente entendible, porque aquí confluyen personas de los estados que la conforman para realizar actividades comerciales, de turismo y negocios. Sin embargo para llegar a ser llamada así, tendríamos que remontarnos 132 años en la historia, para saber como surge este término para Tampico.
Todo inicia con el casamiento en 1881 del Presidente de México, el general Porfirio Díaz, en aquel entonces de 51 años de edad, con la tamaulipeca Carmen Romero Rubio de apenas 17, quien había nacido en Tula, pero radicaba en Tampico junto a su familia la cual contaba con buena posición económica y era fundadora de la ciudad.
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Hija del matrimonio conformado por Manuel Romero Rubio y doña Agustina Castelló, quien le pidió al Presidente Díaz apoyara a la ciudad con el desarrollo del puerto, lo que significó el inicio de un par de décadas de desarrollo arquitectónico, industrial y comercial de la ciudad, que lo llevó a ser considerado en 1890 como “La capital de las Huastecas”, al grado de ser comparado por periodistas extranjeros de la época como el Nueva York o el Chicago de México.
De acuerdo con el historiador José Antonio Cruz, refiere que: “Doña Carmelita y doña Agustina, le piden a Porfirio Díaz, cuando llega a la Presidencia que apoye al puerto para su industrialización, su canalización y su ascensión como primer puerto mercantil después de Veracruz “.
Derivado de esta solicitud, inicia un importante desarrollo comercial marítimo mercantil que provocó la construcción de bodegas, edificios, fábricas como la Harinera del Golfo ubicada en la colonia Tamaulipas, propiedad de la familia de Francisco I. Madero.
Lo que sin lugar a dudas vino a consolidar a Tampico como capital de las Huastecas fue la llegada del tren que conectó a Tampico con San Luis Potosí y Monterrey, provocando la llegada de personas en busca de empleo por el auge petrolero, generando así crecimiento poblacional que en 1876 era de 5 mil personas a 120 mil en 1911.
Durante dos décadas, se construirán en Tampico el edificio de la Aduana, correos, telégrafos, el canal de navegación en el río Pánuco y el canal del Chijol que conectaría con el río Tuxpan a través de la laguna de Tamiahua, obras desarrolladas durante el porfiriato y que perduran hasta nuestros días.
Surge el Casino Tampiqueño
Justo en esta época de auge comercial y bonanza económica se funda el Casino Tampiqueño, sitio que reuniría al grupo de los científicos que contaban con capacidad económica y contactos políticos, al grado que en dos ocasiones recibió en lo que hoy se conoce como Antiguo Casino Tampiqueño al Presidente Díaz, en la casona que aún se ubica frente a la Plaza de Armas, en la esquina de Carranza y Olmos recibiendo en obsequio de parte de Carmelita Romero un reloj que aún se conserva y unos candiles por parte del general.
Con el exilio a Francia de Porfirio Díaz y su esposa tras la Revolución, además del desarrollo de la Primera Guerra Mundial y el abandono de los pozos petroleros que se inundaron vino la debacle para Tampico que es afectado en su desarrollo económico mismo que resurgirá después de 1940 en plena segunda guerra mundial al vender petróleo a los Estados Unidos y la llegada de las agencias aduanales.
En la actualidad se realiza el revisionismo histórico a la vida y obra de Porfirio Díaz, quien la historia oficial se ha encargado de señalarlo por la dictadura que ejerció y donde reprimió al pueblo, sin analizar a fondo el desarrollo económico alcanzado en los 35 años del porfiriato, bajo la teoría positivista del “orden y progreso” donde la industrialización y las comunicaciones tuvieron un auge importante.
El patriota que se perpetuó en el poder
Este 2 de julio se conmemora el 107 aniversario luctuoso del ex Presidente de México Porfirio Díaz, quien falleciera en Francia en 1915.
De acuerdo con el doctor e investigador histórico Raúl Izaguirre Ávila, el general Díaz fue un personaje que defendió a México, que amo al país, al grado de participar en la Batalla de Puebla del 5 de mayo de 1862.
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Sin embargo, lo que parece ser el grave error fue que durante su segundo periodo de mandato en 1896 decidió perpetuarse en el poder e iniciar su dictadura, lo que generó la molestia de la clase política y del pueblo y que derivó en el inicio de la Revolución Mexicana.
“No fue un villano, fue un patriota que tuvo grandes secretarios de Educación, que le apostó mucho a la educación”, detalló Izaguirre Ávila.
Destacó la conexión que existe entre Porfirio Díaz y Tampico de la que dijo no ha sido bien estudiada: “Los tampiqueños vemos de una forma muy particular su mandato porque nos benefició mucho, pero hay que tener una imagen más grande porque benefició a México de manera general”.
Recordó el impacto que tuvo el incendio que se registró el domingo 20 de febrero de 1898, en el muelle de madera que se construía junto al río Pánuco y que amenazaba con extenderse y afectar la estación del ferrocarril construida también de madera, el mercado y algunas casas, incidente que fue informado por medio de telegrama al Presidente Díaz, que un mes antes había desembarcado en este sitio procedente del puerto de Veracruz desde donde navegó a bordo del corbeta “Zaragoza”, noticia que lo conmovió y ordenó seguir enterado de la situación, al grado de enviar al Ministro de Hacienda José Yves Limantour al que le presentaron proyectos para el nuevo muelle, el cual sería construido ahora de metal.
El historiador radicado en la Ciudad de México y quien cuenta con una colección de más de 5 mil tarjetas postales, que retratan la evolución histórica de Tampico de 1889 a 1970, lamentó que no exista material en el archivo histórico de la ciudad de la etapa del porfiriato, lo cual representa un reto importante, el de recuperar documentos de esa época. Raúl Izaguirre hace la referencia del escritor Carlos González Salas, que en uno de sus libros indica que acudió al archivo histórico de Tampico y no encontró tal documento que ahí estaba 20 años antes, experiencia que escribió en los años 90.
También explicó que el clima de Tampico, el calor y la humedad han destruido muchos documentos, por lo que la digitalización es la única forma de conservarlos y no se pierda para siempre, por lo que es necesario invertir a través de un fideicomiso para su preservación ya que el material físico se va a destruir y sería una pena que desaparezca.