Preservo la magia del ballet ruso: Medvédev

Especialista en la obra clásica de Marius Petipa, el coreógrafo considera que la técnica desarrollada en su país “es casi un don que viene de Dios”.

El egresado del Teatro Bolshói cumple con una visita de trabajo en México.
Abraham Flores
México /

Si hay un experto en el estilo ruso de ballet y en Marius Petipa —su máximo representante, quien introdujo la técnica del pas de deux, adagio, variaciones, coda y que llenó de arte sus coreografías— es Vasily Medvédev, quien está en Ciudad de México impartiendo un diplomado sobre danza clásica.

“Nunca olvidaré mi primer día en la Academia Vagánova de San Petersburgo, en Rusia. Las paredes, las barras, los espejos… Estar en ese lugar tan famoso y antiguo donde estudiaron los más grandes del ballet como Mathilde Kschessínskaya, Michel Fokine y Petipa fue una experiencia asombrosa que aún me pone la piel de gallina”, evoca el bailarín y coreógrafo.

“Las historias y costumbres de una de las instituciones más afamadas e influyentes, donde Petipa evolucionó la técnica clásica y preparó a solistas y cuerpos de baile de primer nivel, me atrajeron y me impulsaron a transmitirlas. Son parte de la gloria del ballet ruso”, cuenta en entrevista, antes de empezar una clase en la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, en el Cenart.

Tras graduarse de la academia, Medvédev estudió en el Conservatorio de Rimsky-Korsakov, donde hizo un posgrado como coreógrafo y maestro. Comenzó su carrera en el Teatro Mikhailovsky, y después ingresó al Teatro Bolshói, “que es la gran meta de un coreógrafo. Todo lo vivido trato de compartirlo con los alumnos, bailarines y maestros de diferentes países”, destaca.

Rusia es un país lleno de cosas especiales y una de ellas es precisamente el ballet...

Es algo imposible de detener. Tanto su técnica como sus coreografías son como un don que viene de Dios. Para mí, transmitir cómo ha pasado ese talento de mano en mano, de pierna en pierna, se ha convertido en un propósito de vida.

Usted es un experto en Petipa.

No hay una gran compañía clásica en el mundo que no tenga un número de él. Creó coreografías que aún se bailan: La hija del faraón, El lago de los cisnes, La bella durmiente, Raymonda, Don Quijote. Fue un boom para el mundo del ballet, y yo trato de seguir resaltando la grandeza de esas obras. Petipa es un parámetro que hay que seguir respetando: si alguien va a trabajar con sus piezas, que sea de la forma más pura.

¿Cómo ha sido la experiencia en México?

Muy satisfactoria porque hay mucho interés por lo que nosotros podemos transmitir. A los mexicanos les brillan los ojos durante las clases, tienen una energía especial, preguntan, proponen… Esta actividad, parte del Festival Danzatlán, es una excelente iniciativa que ayuda a sensibilizar a los bailarines y maestros. Elisa Carrillo es una estrella que ha apoyado mucho a la danza en México.

¿Qué características del ballet ruso enseña a los coreógrafos mexicanos?

Hay mucha información incorrecta; por ejemplo, hay muchos bailarines que se meten a internet y se van guiado por lo que ven. Yo, al igual que mis compañeros, vengo a transmitir lo que es correcto, el alto nivel técnico del ballet ruso. Pero no solo se trata de buenos pasos, sino del sentimiento dramático. Busco que se conserve ese patrimonio como debe ser, protegerlo, pero no en el sentido de que es un trapo que hay que sacar del baúl y sacudirle el polvo, no. El ballet clásico es algo vivo que hay que pasarlo de generación en generación.

¿Qué tipo de bailarín demanda el escenario internacional?

Debe ser universal en todos los aspectos para representar cualquier coreografía y tener una excelente escuela clásica. Así puede bailar todo. No han surgido tan brillantes como Agrippina Vagánova, Mijaíl Barýshnikov y Rudolf Nureyev, pero hay que formarlos y apoyarlos con la ayuda de los empresarios y que los empiecen a lanzar.



Medvédev estará en nuestro país hasta el 4 de agosto, y aunque no adelanta nada sobre sus proyectos, expresa estar muy atraído por la cultura mexicana, principalmente por su arqueología y murales, que le generan ideas para sus próximos trabajos.

El Diplomado Pedagogía de la Danza Clásica, que convoca a siete especialistas de las academias Vagánova de San Petersburgo y Estatal de Coreografía de Moscú, es una iniciativa de la Fundación Elisa Carrillo, con el apoyo de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados y del INBA.

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