A diez años de distancia cuando surgieron bandas por el compañerismo en los colegios, en las calles de una ciudad en constante crecimiento como lo es Puebla, The Torcido Monkey Dream habla sobre cómo en el recorrido la agrupación ha tenido diversas influencias y un trabajo continuo respecto a la experimentación de sonidos, lo cual ha generado que su propuesta sea reconocida en otras latitudes del país y de Europa; sin embargo, en dicho camino de experimentación, la banda comentó que se ha tratado de un esfuerzo de autogestión donde no han sido los únicos, no obstante, la escena local cuenta con una amplia gama de artistas cuyas propuestas han colocado a la capital como un semillero de músicos de diversos géneros, que están a la altura de escenarios internacionales.
En entrevista con Milenio Puebla, Elías Suárez, vocalista de The Torcido Monkey Dream, señaló que la agrupación cuenta con más de 10 años de trayectoria, en el cual el motor ha sido la experimentación de sonidos teniendo como base el rock, sin embargo, también está abierta al metal, groove, punk y bases del jazz, pues aseguró que no se puede encasillar a un solo género. De esta forma, la constante búsqueda e investigación de proyectos musicales permitió que la banda quedara integrada por Ricardo Rugerio, Ramsés González y Alejandro Tort, quienes en las últimas semanas lanzaron el sencillo “Sandwich love”, disponible en plataformas digitales.
“Empezamos a compartirnos música y a la hora de componer nunca nos limitamos, por la cuestión de que todo encajara y nos gustara de las cuatro ideas que cada uno tiene. Había bandas que influyeron, en mezclar sonidos y siempre experimentamos, pero las canciones siempre tienen rock, el cual es nuestra base, identidad”, expuso Ricardo Rugerio.
Al ser cuestionados sobre un antes y después de los escenarios poblanos durante una década, Elías Suárez resaltó el aspecto generacional, en el cual los esfuerzos de las agrupaciones determinan su continuidad, pues el terreno independiente si bien ha permitido que los artistas puedan crear su propia identidad, el área comercial crece a niveles exponenciales y desplaza a jóvenes músicos.
“Jóvenes están saliendo de las universidades, hay festivales amateurs, donde muchas veces existe la queja de lo difícil que es la escena independiente, sin embargo, vemos que hay que seguir. Creo que entre generaciones debemos estrecharnos las manos para seguir creando, que esto se haga profesional”, dijo.
Respecto a cómo se logra la conexión entre los artistas, Suárez resaltó que, en muchas ocasiones, esto se debe a los vínculos que se crean entre los propios músicos que comparten espacios, en este caso, barrios, colonias, escuelas de la ciudad de Puebla.
“Muchas bandas surgen de las colonias, de que hay músicos en tu zona y con quien compartes experiencias sobre el lugar donde vives. Muchas bandas se crean de esta forma y entonces, estamos hablando de que son talento poblano. Al final, las colonias son las que dan las bandas y cada una tiene una identidad única”, dijo.
Ricardo Rugerio explicó la importancia de la atmósfera y recepción de la música, así como el conocimiento de los públicos, pues “en la Ciudad de México, donde hay mucha población, lugares, hay un conglomerado de músicos y talento. A nosotros, desde hace muchos años nos ha tocado crecer, y muchas bandas se han ido y otras nos hemos quedado, y los que estamos aquí tratamos de entender cómo sigue la escena”.
Aunado a lo anterior, explicaron la diversificación de los procesos de creación que al paso del tiempo se han modificado, sumado a la difusión de proyectos mediante las redes sociales, plataformas digitales y canales de internet. “Los procesos son más rápidos, pero las bandas se activan a cada rato, empiezan a surgir comunidades, esto nunca se detiene”.
En este tenor, Alejandro Tort resaltó el trabajo colaborativo y redes de apoyo entre los integrantes, así como entre otras bandas, con el fin de continuar con la consolidación de una identidad musical que pueda denominarse poblana: “Hay autogestión, todo es circular y se requiere a las personas necesarias para determinada tarea. Se hacen equipos y eso es importante, pues pocas bandas lo llegan a tener circuitos (...) Las primeras soluciones deben venir de adentro y luego vamos afuera”.
“Entre los principales retos está el poder organizarse, incluso con otras bandas, el poder ser relevante afuera con tu trabajo, seguir creciendo”, dijo Suárez. Por su parte, Rugerio destacó el desplazamiento de las compañías disqueras ante las plataformas digitales, lo que conlleva a que las bandas independiente cuenten con una sólida organización de trabajo, pues esto detona en su capacidad de crecer y crear.
Por último, los integrantes destacaron cómo las bandas poblanas han tenido un constante crecimiento y evolución creativa, lo cual coloca a la capital como un semillero y punto de reunión de diversas propuestas que buscan consolidar una identidad: “Esa identidad permite que la música poblana se exporte, pues muchas bandas de Puebla ya están ubicadas en otros estados, incluso, hay públicos que consumen la música poblana sin saber que son de aquí, eso da mucho gusto, pues es algo hecho con calidad, la ciudad es el punto de reunión de músicos”, finalizó Suárez.
MITM