Previo a las palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador, el poeta español Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, recordó las palabras de Carlos Monsiváis, quien aseguró que Ramón López Velarde "pertenece a la educación sentimental mexicana”.
“Me aficioné desde muy joven a la poesía de López Velarde porque la verdad de sus sentimientos y sus recuerdos siempre estuvo vigilada por una consciencia crítica. El poeta dice su duda al decir su verdad y su lealtad. Evitaba convertir la sencillez en simpleza".
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En su primer libro, La sangre devota, me deslumbraron unos versos: ‘en abono de mi sinceridad séame permitido un alegato, entonces era yo seminarista sin Baudelaire, sin rima y sin olfato’”.
En la tierra natal de Ramón López Velarde, en el centenario de su muerte, el escritor español aseguró que la riqueza, los juegos con el lenguaje popular y culto, en la poesía del jerezano, sirvieron para encarnar en palabra una verdad tan sentida como organizada desde la conciencia.
“La poesía busca algo más allá de la poesía. Quien toca, por ejemplo, la poesía de López Velarde, toca una poesía que quiso hacerse patria y hacerse México".
La poesía sabe mirarse a sí misma, persigue una necesaria verdad vigilada por la propia consciencia, se dice con lealtad al decir sus dudas, porque no es lo mismo con prometerse a no mentir que creerse en posesión de la verdad".
Para el autor de títulos como El jardín extranjero, Las flores del frío, Balada en la muerte de la poesía, Las palabras rotas o Alguien dice tu nombre, resultó un honor participar en el homenaje nacional a López Velarde, por ser “tan oficial como popular, tan de Estado como de sociedad. Es el mejor recuerdo a un poeta que sigue vivo entre nosotros”.
En la ceremonia, Luis García Montero adelantó que, en el contexto de las celebraciones por el 30 aniversario del Instituto Cervantes, a festejarse el 5 de julio, en colaboración con las autoridades de Zacatecas y con la UNAM se celebrará un gran homenaje a López Velarde, “como cimiento de nuestra cultura y nuestra lengua”.
Para la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, Ramón López Velarde fue el poeta que anhelaba expulsar de sí cualquier palabra, cuál sílaba que naciera de la combustión de sus huesos, el poeta en el que cabe todo México: “amó su tierra, su gente, su cultura y con gran sensibilidad e intuición sedujo a través del lenguaje a generaciones eternas de mexicanos que con amor lo hemos colocado entre sus más grandes creadores”.
Luego de asegurar que ahora la cultura es un eje de transformación y no un elegante accesorio para unos cuantos, es uno de los caminos para encontrar la igualdad y la justicia, la paz y la armonía, “una fuerza poderosa para recuperar la diamantina y diversa patria”, la funcionaria federal destacó que, para López Velarde, la poesía fue su refugio ante la desolación y lo imposible del amor, pero también la manifestación más profunda de la resistencia.
“Una resistencia que en el caso de López Velarde se tradujo en su contundente apoyo a Francisco I. Madero y a Venustiano Carranza, y a su proyecto de nación democrática. La poesía también puede ser la mejor posibilidad de penetrar las fisuras y hacer brotar la semilla del cambio, porque la cultura es transformación. Una revolución cultural, una revolución de conciencias, una revolución que acaba con el clasismo, con el racismo y con la exclusión es lo que en esta época se construye en el país”.
caov