La Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara y el Hay Festival coinciden en el diálogo, la reflexión, la palabra y el libro como vehículos para la transmisión del conocimiento. El primero es considerado como el encuentro editorial más importante en lengua española; el segundo ha logrado despertar el interés de territorios como Croacia o los Emiratos Árabes Unidos.
“Interpretamos el Premio Princesa de Asturias como un recordatorio del valor social de la educación y de la ciencia, como una confirmación de que, solo ampliando las oportunidades educativas, invirtiendo más en ciencia, redefiniendo nuestros valores sociales, podremos tener esperanza no solo de evitar una nueva pandemia, sino de construir una sociedad más justa, igualitaria y solidaria”, aseguró Raúl Padilla López, presidente del comité organizador de la FIL Guadalajara.
“Es uno de los mejores premios para recibir en el mundo hispánico y en el mundo, sobre todo en estos momentos en que la cultura ha sido tan duramente castigada por el virus, en el sentido de la cancelación de actividades y, con ello, el sector del libro: el premio es también una reivindicación de los espacios para conversar, para promover la literatura, para dialogar”, resaltó, por su parte, la directora internacional del Hay Festival, Cristina Fuentes La Roche.
En ambos casos, se reconoció la trascendencia de obtener un galardón como el Princesa de Asturias en Comunicación y Humanidades en un año tan complejo, porque permite revalorar la importancia del pensamiento y del libro para enfrentar a la pandemia en todo el mundo.
Para Marisol Schulz, directora de la FIL Guadalajara, en este mar de incertidumbre en el que ha estado inmersa la humanidad, la feria “es una orilla a la que vamos a llegar: una certeza es que se va a realizar, lo que no se sabe aún es cómo.
“El tener una certeza, que es la FIL, a todos nos da un ánimo, una esperanza: es una luz al final del túnel. Se premia, junto con el Hay Festival, a un espacio para que los lectores y los autores se encuentren alrededor del libro y la lectura, pero eso me da pie para pensar en muchas de las ferias que se han ido cancelando a lo largo del año: es una manera de que la humanidad regrese y voltee los ojos a ver por qué es importante tener este tipo de encuentros”.
Al haberse cancelado tantas ferias, produce en los organizadores de la FIL mayor responsabilidad con los demás espacios culturales, en especial porque los coloca mucho más a la vista de la gente y de escenarios culturales que, a lo mejor, no sabía que la feria existía.
Y eso es una manera de asumir el reto ante la pandemia, en palabras de Cristina Fuentes La Roche: es importante la conversación en un lugar y en un tiempo, porque no es lo mismo hablar de desigualdad en Gales que en Cartagena de Indias.
“El encuentro físico, real, no se puede perder, aunque este sea un momento en el que nos tenemos que confinar y tenemos que desarrollar otra forma de comunicarnos”.
De acuerdo con el acta del jurado del Premio Princesa de Asturias, ambas instituciones contribuyen “a fortalecer las industrias culturales y a hacerlas sostenibles”.
Una feria que conlleve cambios
Una de las cosas que podrían cambiar en la FIL Guadalajara es que se desarrolle en varias sedes, pero todo dependerá de lo que digan las autoridades sanitarias, enfatizó Marisol Schulz, quien ya ha tenido varias reuniones con editores.“Tal vez algunos países no manden a sus grandes delegaciones por un tema económico. Dimos un plazo a todos los expositores para el 30 de junio para que nos dijeran y nos ofrezcan un panorama de quienes vienen y a partir de ahí organizarnos como lo que ya planteó la Feria de Fráncfort”.