Se va Alejandro Luna. A los 83 años, deja el mundo de los reflectores. “Uno de los más grandes escenógrafos del teatro mundial de la segunda mitad del siglo XX”, dice el dramaturgo Luis de Tavira.
“Alejandro Luna es el gran maestro de la luz, convencido de que ahí empieza el teatro y de esa manera el teatro es la metáfora perfecta de lo que es el mundo, ya que el mundo es aquello que inventa la luz”.
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De Tavira sostiene que en este doloroso momento de la partida de Luna, corresponde celebrar la importancia y la grandeza de su obra, que es una de las cúspides del arte mexicano.
La Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes, organizará el homenaje póstumo al maestro Luna, este viernes 16 a las 12:00 horas en el Palacio de Bellas Artes.
El maestro de la Luz
La obra de Alejandro Luna es ejemplar precisamente por la integración de todos los lenguajes artísticos de la creación del escenario, de nuestra modernidad, “y su obra transforma de manera irreversible el ejercicio teatral mexicano, tanto como lo lleva a una consolidación estética de relevancia internacional. Es un creador pródigo”, asegura el director de teatro Luis de Tavira.
El escenógrafo e iluminador Félix Arroyo, discípulo del maestro Luna, dice que se siente muy satisfecho y orgulloso de haber sido su alumno y uno de sus últimos asistentes.
“La noticia de su fallecimiento me conmovió mucho. Lo supe desde el primer momento en la madrugada, pero por fortuna estoy muy tranquilo de haber sido alumno del maestro Alejandro Luna, quien deja un legado muy memorable para el teatro mexicano y para la historia del teatro contemporáneo en general”.
Luna dejó en el tintero un proyecto que tenía en puerta en 2020 pero que no se realizó debido a la pandemia y también, en parte, porque su salud se complicó. Esa obra que dirigiría Martín Zapata ya no pudo concretarse.
“Es algo que tengo que platicar con el maestro Zapata, porque sería un privilegio hacer un homenaje post mortem”, comenta Arroyo.
En agosto, el maestro Luna asistió al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, recuerda Ángel Ancona, escenógrafo y director del Sistema de Teatros de la Ciudad de México: “Fue la última vez que estuvo con nosotros, gracias a David Gaitán, con el estreno de Edipo, y le hicimos un homenaje a Alejandro. Estaba muy contento, de hecho estuvo en las dos funciones y al día siguiente volvió porque estaba muy feliz, subió al escenario. Así lo recuerdo, con esa sonrisa, también con un dejo sarcástico, siempre con un buen consejo y con un buen regaño”.
Ancona comparte que tuvo la fortuna de trabajar con Alejandro Luna en la última noche de 1999 en el espectáculo del Milenio para recibir el año 2000.
“Ahí compartimos la iluminación del Zócalo, para ello trabajamos todo un año diseñando el espectáculo. En otras ocasiones compartimos en los teatros, en presentaciones de libros y en el Festival Internacional Cervantino”.
Buen camino para Alejandro Luna, el más grande escenógrafo del México contemporáneo.
hc