La zona centro de Tampico cuenta con edificios y casonas que datan de hace más de un siglo, algunos considerados como patrimonio histórico, pero que con el paso del tiempo presentan en su mayoría un deterioro importante al grado de representar un riesgo para los transeúntes.
Sin embargo, los propietarios de estos inmuebles enfrentan una serie de complicaciones para poder intervenirlos, al estar protegidas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el cual establece las normas para poder realizar los trabajos de restauración.
Carmen Sofía Gándara González, actual dueña de Casa Gándara, explica: “No es una casa en la que nada más le vas a dar una manita de pintura, tienes que hacer una restauración, tiene que ser bajo los oficios y los reglamentos del INAH y tiene que ser el personal que ellos dicen, con los materiales que ellos dicen y con los curadores que ellos dicen”
Ante este daño que, señala, no es tan grave, Carmen Sofía Gándara indica que se requiere de mucho dinero para poder repararla, además de permisos y trámites que le resultan sumamente complicados, tan es así que hace 18 años metió la documentación para restaurar la fachada y a la fecha no ha habido respuesta.
Explica además que el INAH complica el poder intervenir la casa para conservarla; citó la negativa para poder impermeabilizar el techado aún cuando había un patrocinador para este trabajo y solo se autorizó realizarlo con piedra alumbre, una técnica que data de principios del siglo XIX.
Respecto a los costos de los trabajos en general, detalla que estos se triplican pues debe contratar a especialistas y utilizar los materiales que le especifique el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
“Si yo llegase a brincarme esa autorización, me va a llegar un requerimiento por parte de ellos; probablemente, como es una propiedad que supuestamente es patrimonio de la Nación y mi obligación es mantenerla para futuras generaciones, podrían decirme que estoy dañando patrimonio de la Nación, aunque sea mi casa”.
Insiste en que el Gobierno de México, a través del INAH, no invierte ni un solo peso en la restauración.
Casa Jáuregui: Pudo haber sido un museo
Ubicada sobre la calle Colón a una cuadra del Palacio Municipal de Tampico se encuentra la Casa Jáuregui, propiedad que en un inicio fue de don Amado Nicasio Jáuregui, hombre de familia prominente y que años más tarde sería alcalde de Tampico.
Posteriormente la propiedad es vendida a la familia Pérez Guzmán que procedía de Altamira, Tamaulipas, la cual vivió ahí hasta hace 22 años en que la casa queda sola, siendo hasta ahora y con apoyo de la familia Rosales, actuales dueños de la propiedad cuyas puertas se abren para conocer su interior que ha estado inmóvil por casi un cuarto de siglo.
Pero, al igual que Casa Gándara, los poseedores de la también conocida como “Casa Roja” señalan el elevado costo de las reparaciones que consideran hacer, a pesar de que la construcción, a diferencia de otras, está en mejores condiciones.
María Eugenia Rosales García explica que en su momento quisieron hacer el cambio de las ventanas que se encuentran en la parte superior, mismas que por el paso del tiempo se encontraban deterioradas; sin embargo, al contactarse con el INAH para informarles de su intención, no se les permitió hacer la modificación.
En respuesta, el Instituto Nacional de Antropología e Historia envió a un herrero especialista para que realizara las reparaciones, lo cual hizo que el trabajo económicamente hablando fuera más elevado a comparación con las ventanas nuevas que se habían considerado en un principio.
La familia confirma que la casa está catalogada como patrimonio histórico y, al mantener este estatus, no les está permitido hacer ninguna modificación a la construcción y, en caso de ser necesario, se tienen que comunicar con el INAH para que les brinden asesoría y les den indicaciones.
Refieren que en fecha reciente el inmueble había sido considerado por el municipio de Tampico para establecer el museo de la ciudad, siendo visitada la casa por varios historiadores que se sorprendieron por los muebles de más de 100 años que se hallan en su interior; sin embargo, no se concretó el proyecto.
Dentro de las anécdotas vividas en este lugar destaca que se filmó una pequeña escena de la película “Muelle Rojo” en la que participaron el primer actor Erik del Castillo y el recién fallecido Manuel Ojeda.
De igual manera desmienten una historia que cuentan al turismo que en una de las habitaciones de esta casa durmiera el ex presidente Porfirio Díaz, lo cual, afirman, es una mentira.
Quinta Rosarito: Atractivo para inversionistas turísticos
En la actualidad, la restauración de casas antiguas es un atractivo para un pequeño grupo de inversionistas, que cuentan con el capital para poder recuperarlas y convertirlas en hotel boutique, museos o centros culturales. Argia García Garibay forma parte del despacho Central de Arquitectura que tendrá a su cargo intervenir la Quinta Rosarito, recientemente anunciado su rescate para convertirla en hotel boutique.
La construcción que data de 1913 muestra un daño importante pero, indica, cuenta con fuerza estructural que hace viable su restauración.
El despacho está conformado por especialistas con vasta experiencia en este tipo de trabajos y reconocen que requerirá una inversión fuerte, con la que buscarán mantener el estilo original del inmueble, conservando la mayoría de las losetas, ventanales, maderas, así como pinturas que se encuentran en la cúpula, pues son importantes estos elementos en el concepto de hotel boutique; aunque adelantaron, tendrá un toque de modernidad pues se instalará un elevador que será acorde con el estilo.
Respecto a la figura que tiene el INAH en torno a los permisos para poder intervenir el inmueble, la especialista en restauración manifiesta que, gracias al apoyo e interés del alcalde de Tampico Jesús Nader, se han facilitado los trámites para poder trabajar en el proyecto, pero sin dejar pasar por alto las reglas que establece el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
“El INAH la tiene protegida, por eso finalmente a la hora de la restauración sí tenemos que respetar completamente los arcos, la madera; hay piezas que las podemos rescatar, van a ser las mismas, otras que tenemos que suplir, pero el INAH nos pide y exige que se cuide los años de esta casa”, expresa Argia García.
El proyecto contempla habilitar de 10 a 12 habitaciones, además contará con bar, roof garden con restaurante y spa, trabajos que podría demorar hasta un año en concluirse.
“No es el primer proyecto que hacemos, ya hemos hecho un par de proyectos aquí en Tampico así de casas; acabamos de terminar una de una persona particular, la casa era de 120 años, la restauramos completamente… Aquí no vamos a hacer lo mismo porque esta estructura es mucho más fuerte, pero la idea es dejarla exactamente igual que como está en las fotos de cuando inició la Quinta Rosarito”, adelanta la restauradora.
Cabe señalar que MILENIO tuvo acceso a la casa y se puede constatar el daño que presenta tras el paso de los años: los pisos de la planta baja están colapsados, lo mismo que la escalera que lleva a la terraza. Sin embargo, se conservan algunas piezas de madera en las paredes y puertas, una gran campana de ladrillo en la cocina y parte de la pintura de unos ángeles en el techo.
En la parte del sótano aún se conservan los pequeños cuartos tipo mazmorras con rejas, lugar donde mantenían encerradas a las mujeres que quedaban embarazadas, cuando fungió como casa de citas.