Bailarina, cantante y actriz, así era la multifacética Josephine Baker, “una mujer negra que fue olvidada por la historia, como muchas mujeres ilustres de la humanidad”. Su vida y trayectoria artística es rescatada en Voilà, Paris, comenta en entrevista Fanny Sarfati, directora de la puesta en escena.
Es la actriz Sandra Galeano quien da vida a Freda Josephine McDonald (Saint Louis, Missouri, 1906), una mujer que contrajo matrimonio con William Baker, de quien conservaría el apellido para su nombre artístico, cuando tenía 14 años.
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“Josephine Baker nació en Estados Unidos cuando había esclavitud, el Ku Klux Klan y mucho racismo, y esta mujer vivió todo eso, pero tenía una gran gracia para bailar, para cantar, y lo hacía en las calles. Cuando la descubrieron se la llevaron a París y ahí la hicieron grande, grande, como primera bailarina del Folies Bergère. Fue la primera mujer de color que fue multimillonaria y tuvo dos castillos”, dice Fanny Sarfati.
La dramaturgia y producción es realizada por Gilda Salinas y será escenificada en el Círculo Teatral el 1, 8, 15, 22 y 29 de junio.
Del glamour a la resistencia
Gran parte de la vida de Josephine Baker fue glamour, pero no solo eso, pues existió una parte social, “una parte de valentía que es maravillosa porque en la Segunda Guerra Mundial fue espía de los franceses, estuvo en la resistencia francesa, salvó a judíos, gente de la resistencia, escondiéndolos en su castillos para que no los asesinaran los nazis; fue parte de la Cruz Roja, fue la única mujer que habló en aquel legendario discurso de Martin Luther King”.
En este monólogo, Sandra Galeano interpreta también a otros personajes alrededor de esta artista, pues cabe resaltar que ella adoptó a 12 niños de diferentes razas para mostrarle a la humanidad la existencia del amor interracial.
“Sandra lo hace muy bonito porque tiene la gracia y los movimientos de la Baker. Ella es mimo clásico, lo que ayuda muchísimo a un personaje como este, porque tenía movimientos muy propios. Tuvimos que meternos en las entrañas de una mujer como Josephine Baker, que vive a pesar de todos los maltratos y racismos, que logra hacerse cancha en ese mundo tan intolerante con un racismo feroz y abierto”.
Sobre el montaje, Fanny Sarfati reconoce que tiene un manejo de muchas técnicas teatrales porque hay varios personajes. “Tuvimos que estudiar mucho y nos pasamos muchos meses matizando a los personajes porque cada uno tiene un acento diferente, es de un origen diferente: hay hijos de Josephine, además el amante, el manager, la propia Josephine en dos etapas de su vida, y eso hace que sean personajes tan diferentes. Tuvimos que bordar a mano a cada uno de ellos y vestirlos por fuera pero también por dentro”.
En esos contrastes, la artista que había llegado a ser la mujer negra más rica del mundo terminó en la bancarrota y pasó sus últimos años en Mónaco gracias al apoyo que recibió de otra estrella estadunidense, Grace Kelly, princesa de Mónaco.
Josephine Baker falleció en 1975 a causa de un derrame cerebral y “terminó perdiendo sus castillos y su dinero por mal administradora y porque apoyaba muchas causas”. Sin embargo, concluye la directora, “hay que sacar a la luz el éxito de mujeres contemporáneas pero también hay que recordar a las mujeres de la historia y que hicieron la diferencia”.
Tras divorciarse de Baker, Josephine migró a Broadway. Trabajaba en un club, cuando conoció a la esposa del agregado comercial de la embajada de Estados Unidos en París, quien vio su talento como bailarina y la contrató como protagonista de un show que planeaba montar en la Ciudad Luz. El espectáculo se llamó La Revue Nègre.
PCL