Tras el inicio de los trabajos de rehabilitación en la Escalinata del Pocito –cuyo nombre deriva de una capilla que, según la tradición, fue erigida sobre una fuente de agua milagrosa– el pasado mes de diciembre por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se han dado relevantes hallazgos arqueológicos.
La coordinadora de los trabajos de rehabilitación, Catalina Castilla Morales y la arqueóloga encargada de la supervisión de estos, Mariana Toledo Mendieta, han explicado un poco de lo encontrado.
Entre los descubrimientos, se dio a conocer que el primero de la escalinata, -la cual se ubica al oriente de la Gran Pirámide de Cholula-, es un núcleo de adobe, mismo que correspondería al relleno de la quinta etapa del basamento, o sea, a finales del periodo Clásico en esta región, entre los años 100-600 d.C. Las expertas, refirieron que este hallazgo evidencia el proceso constructivo usado para expandir el monumento de los antiguos cholultecas. “A pesar de que ya no tenemos la fachada ni el enlucido de la sexta etapa de la pirámide, estos núcleos insinúan la forma que el edificio habría tenido”, explicó Toledo Mendieta.
También, se localizó una acumulación inusual de material cerámico, que luego de ser analizado se probó que correspondía a restos de braseros prehispánicos; al que la arqueóloga mencionó que “aún no se ha determinado su antigüedad y si tenían una función ritual o se trataba de luminarias de la pirámide, pero es claro que hubo un uso sostenido del fuego en este sitio y que, al momento en que uno de los braseros se quebraba, en vez de retirarlo, colocaban otro encima de él.”
Estos restos se localizaron en lo que se propone que fue un descanso en el talud del Tlachihualtépetl o “Cerro hecho a mano”, en náhuatl.
Otro de los descubrimientos importantes fue el de la preforma de una escultura cilíndrica en piedra blanca de 30 centímetros de altura que por sus características anteojeras y el diseño de sus colmillos, representa al dios de la lluvia, Tláloc.
Por ello, los fragmentos de los braseros y la escultura se resguardan en un laboratorio temporal, una vez que se culmine con el proyecto, estos hallazgos serán entregados al Centro INAH Puebla.
Trabajos de conservación
Como parte de los cuidados a la zona y previo a su intervención, hubo personal especializado que se encargó de realizar sondeos arqueológicos en la superficie , así como estudios a nivel subterráneo y limpieza en los 24 túneles que se encuentran debajo de la Escalinata del Pocito, misma, que de acuerdo con la arquitecta Catalina Castilla, reporta 70% de avance en su rehabilitación, misma que tuvo como objetivo atender los daños derivados del sismo de 2017 y por el paso del tiempo. “Ha sido una obra compleja ya que el acarreo de los materiales es manual. Recordemos que, como medida de protección al monumento, no podemos usar maquinaria pesada”, comentó.
Además, se determinó que los túneles no están deformados y no presentan daños graves. “La principal afectación, causada por los sismos de 2017, fue la separación de una junta constructiva que afectó una porción de la escalinata, pero que ya ha sido atendida”, señaló la arquitecta Castilla.
Se proyecta que los trabajos culminen a inicios de marzo de 2023, donde aún se trabaja en los acabados de la escalinata y consolidaciones en los sitios donde el núcleo piramidal había quedado expuesto.
Es importante mencionar que de acuerdo con el INAH, los núcleos serán protegidos con una geomalla y cubiertos por una flora compuesta por suculentas, especie de raíces cortas que requiere poca agua y mantenimiento menor para su subsistencia.
CHM