El actor Adrián Ladrón apoya la necesidad de seguir montando el teatro clásico, como las tragedias de Sófocles, porque a su juicio sigue abordando temas fundamentales para la humanidad que trascienden.
Ladrón vuelve a interpretar a Creonte en Edipo: nadie es ateo, la versión de David Gaitán de la tragedia de Edipo rey, ahora las dos funciones especiales que tendrá en su nueva temporada en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, el sábado 13 y el domingo 14 de agosto, y que servirá de escenario para rendir también un homenaje a Alejandro Luna, quien diseñó la escenografía y la iluminación de la obra.
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“El Teatro de la Ciudad es el marco inmejorable para rendir homenaje obligado a la trayectoria de Alejandro Luna, nos enorgullece mucho llevar la obra ahí”, dice sobre el padre del actor Diego Luna.
El antagonista de Edipo, que en estas dos funciones será interpretado por el mismo director de escena, ya había también participado en el rol del mismo personaje de Creonte en la adaptación de Gaitán de otra de las tragedias del ciclo tebano de Sófocles, Antígona, y en entrevista aborda cómo lleva el papel.
Ladrón se reconoce muy sorprendido por las conexiones que pueden tener la ficción con la realidad, al recordar que en la temporada anterior de Edipo: Nadie es ateo en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario de la UNAM en 2018, ya se planteaba en la obra el uso de cubrebocas.
De hecho, la versión de Gaitán igual que la de Sófocles parte de la plaga de peste que azota Tebas, para desarrollar el drama del hombre enfrentado a su destino, que mata a su padre y copula con la madre.
Conexión
“La pandemia me cambió en lo personal y como actor, y por supuesto también repercutió en los cambios en la construcción de mi personaje de Creonte”, explica el ganador de los premios Ariel y el Mayahuel a Mejor Actor en el Festival de Cine de Guadalajara por la película La 4a Compañía.
“Estoy muy sorprendido con las conexiones que de pronto tiene la ficción con la realidad. Ya se planteaba en la obra en 2018 el uso del cubrebocas, cosa que con la pandemia hemos tenido que experimentar los dos últimos años. Las obras de teatro clásico siempre están vigentes, por eso hay que seguir revisitando el teatro clásico porque nos habla de cosas fundamentales, que trascienden”, indicó.
En la versión de Gaitán, la práctica de la verdad es el leit motiv en tragedia clásica en la que ante la desesperanza de los tebanos por la peste, recurren al ciego Tiresias, quien les advierte sobre el causante.
Creonte, hermano de Yocasta –madre y esposa de Edipo con quien procrea hijos–, pasa de la venganza a la tiranía entre las dos obras de Sófocles y las versiones de Gaitán.
“Para mí, Creonte es ya muchas cosas. Pienso en la construcción del personaje que hice con Antígona y ahora con el que vuelvo a hacer en Edipo: Nadie es ateo; está mezclado, aunque el abordaje es muy distinto. Es otro Creonte, aunque inevitablemente la experiencia con Antígona permee este otro universo que abordamos ahora, por ser obras del mismo universo escritas y dirigidas por la misma persona”, expone el actor que ha trabajando en al menos 40 puestas en escena y en cine y televisión.
“Creonte es un hombre que tiene un pasado oscuro, de debilidad, de fragilidad, con el que se tiene que confrontar con la tragedia. Tiene una historia de vida oscura que lo lleva a tomar decisiones muy contundentes cuando tiene oportunidad de estar en el poder, lo que lo lleva paulatinamente a convertirse en dictador, y eso lo lleva a su destrucción”; agrega Ladrón sobre esta puesta en escena en la que comparte escenario con Carolina Politi, Diana Sedano, Ramón Morales y David Gaitán.
DAG